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Las prostitutas esquivan la presión policial en el Raval barcelonés

Los vecinos piden a la Administración que vaya 'a la raíz del problema'

L. D. P.

Las prostitutas están enfadadas: hay más Guardia Urbana que de costumbre en el barrio barcelonés del Raval y los periodistas van y vienen con preguntas y cámaras. El Ayuntamiento de Barcelona ha reforzado las patrullas policiales desde que el diario El País publicó unas fotos en las que se podía ver a varias prostitutas practicando sexo en las calles aledañas al mercado de la Boquería. Y con las fotos empezó la vorágine: redadas, detenciones y poco trabajo.

'No hay derecho, que vayan a detener a los que venden droga', se quejaba ayer Elena mientras esperaba la llegada de algún cliente, apoyada en un pivote de la calle Robador.

No era la única. Estos días las prostitutas no lo tienen fácil para trabajar. Los coches de la Guardia Urbana vigilan las 24 horas, las órdenes son claras: tolerancia cero con las transacciones sexuales.

'No hay derecho, que vayan a detener a los que venden droga'

El sábado pasado un centenar de agentes de policía detuvieron a 16 personas e identificaron a 230. Pero este alarde de fuerza policial no acaba de convencer a los vecinos. Tampoco a las prostitutas, que esperan a que los agentes se despisten para captar clientes.

'La presencia policial no lleva a ningún lado; lo que hay que hacer es trabajar para buscar una solución que vaya a la raíz del problema', afirma Lluís Nicolau que, junto a otros vecinos del barrio, ha creado la Plataforma Raval Para Vivir, una iniciativa que está llenando la zona de pancartas con el lema: 'Queremos un barrio digno'. De hecho, la demanda de pancartas ha sido tan numerosa que la Plataforma está pensando en comprar 2.000 carteles más.

Los vecinos del Raval exigen a la Administración que afronte, sin ambages ni trampas, que la prostitución es una realidad. 'No existe un tipo de prostitución, hay muchas prostituciones y hay que abordar cada una de ellas de manera adecuada', señala Eva Fernández, de la Federación de Asociaciones de Vecinos (FAVB).

'No existe un tipo de prostitución, hay muchas prostituciones

Nicolau afirma que en el Raval 'ha habido prostitución toda la vida', algo tolerado por los vecinos porque las chicas estaban 'en bares y locales'. Sin embargo, desde los Juegos Olímpicos del 92, la política del Consistorio barcelonés ha consistido en cerrar los pisos donde se establecen los contactos.

Las meretrices cada vez están más presentes en la calle, hasta llegar al último escalafón de la cadena, aquellas que no pagan los 10 euros que cuesta una pensión y practican el sexo en los portales o detrás de las columnas del mercado de la Boquería.

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