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Montilla dejará la dirección del partido tras sufrir su peor resultado

Los socialistas abren 'un proceso de cambio' para crear una alternativa al nuevo Gobierno de Mas

JORDI MUMBRÚ

Los ciudadanos enterraron ayer al Gobierno tripartito de izquierdas y se cebaron especialmente con ERC y también con el PSC, que ayer tuvo que digerir un fracaso sin precedentes. El experimento, que nació en 2003, ha costado un precio muy alto a los partidos progresistas y ha condenado al PSC a volver a la oposición. Los socialistas lograron ayer sus peores resultados. Hasta ahora, el suelo del partido estaba en los 33 escaños que consiguió en 1980, cinco más que los 28 de ayer. Desde 2006, el PSC ha perdido más de 225.000 sufragios y 8,5 puntos en porcentaje de voto (del 26,82% al 18,32%).

Cuando todavía bailaba algún escaño, el candidato y primer secretario del partido, José Montilla, compareció ante los militantes y los periodistas que esperaban en la sede de la calle de Nicaragua para anunciar la derrota, agradecer los votos recibidos y anunciar cambios en el PSC: 'Tenemos que reflexionar sobre los resultados y abrir un proceso de cambio para constituir una alternativa al nuevo Gobierno'.

Montilla anunció también que participará en este proceso, pero que en el próximo congreso del partido, previsto para 2012, ya no se presentará como primer secretario. Esta renuncia se suma a la que ya hizo a media campaña, adelantando que no volvería a presentarse como candidato pasara lo que pasara en estos comicios. Los militantes aplaudieron ayer cálidamente a Montilla, que convirtió el anuncio de unos resultados electorales en una despedida contenida.

El líder socialista, que aseguró que ya había llamado a Artur Mas para felicitarlo por su victoria, se despidió besando y abrazando a los líderes de su partido que lo acompañaron en su anuncio. A pesar del golpe que ayer tuvo que encajar el PSC, la dirección socialista, que ayer seguía atentamente los resultados desde su sede, respiró aliviada. A primera hora de la tarde, los sondeos a pie de urna pronosticaban la debacle del PSC, ya que le daban entre 24 y 27 escaños, mientras que los convergentes se quedaban a un paso de la mayoría absoluta, entre los 63 y los 66 escaños. Los ánimos estaban por los suelos y todavía empeoraron más cuando el portavoz del PSC, Miquel Iceta, compareció sobre las ocho para hablar ante los periodistas y los militantes y un espontáneo que se había colado en la sede del PSC le tiró un huevo y gritó '¡Arriba España!'.

La decisión de abandonar la dirección del PSC la tomó el mismo Montilla, ya que desde el partido no se cuestionaba su figura. Según fuentes del PSC, el todavía president ha trabajado muy duro y ha logrado cambios importantes. Sus problemas han sido 'coyunturales' y se deben a la crisis global y a tener que lidiar entre tres formaciones distintas para impulsar medidas de gobierno. Muchas de las discusiones internas del Tripartito han provocado situaciones esperpénticas, que incluso han llevado a los socios de Montilla a manifestarse contra alguna decisión del Gobierno.

A estos graves problemas, según fuentes del partido, hay que añadir la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) contra el Estatut. El fallo despertó la identidad catalana de muchos ciudadanos, que el pasado 10 de julio se movilizaron en una manifestación histórica en las calles de Barcelona. Desde la dirección socialista se apunta a que el auge nacionalista que provocó la sentencia del TC explicaría la victoria de CiU.

La caída de ayer no sólo afecta al PSC catalán. La crisis socialista es un aviso para José Luis Rodríguez Zapatero y también para el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, que buscará la reelección el próximo mes de mayo.

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