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El reparto de juego de Rajoy despierta recelos en el PP

Destacados dirigentes consideran que no se han puesto los mimbres para un partido de Gobierno

Y. GONZÁLEZ / M. J. GÜEMES

Alrededor de las 12 de la mañana de ayer, la estructura de poder de la tercera etapa de Rajoy al frente del PP ocupaba el escenario del plenario que durante este fin de semana ha acogido el 17º Congreso Nacional de los conservadores.

Independientemente de los análisis que se hacían desde cada una de las direcciones regionales sobre el peso que cada una de ellas había logrado en los órganos de partido, la acumulación de poder de María Dolores de Cospedal y el desplazamiento de otros cargos que ello ha conllevado estaba en boca de todos. Y preocupaba. Hasta el punto de que más de un dirigente vio contradictorio que Mariano Rajoy llevara todo el fin de semana proclamando la importancia del partido y decidiera, a su vez, entregar todo el control y la secretaría general, el cargo de la formación más importante después del suyo, a una presidenta autonómica.

'No hay partido', considera un diputado sobre la nueva estructura

'¿Dónde está el partido? No hay partido', se preguntaba y se respondía al mismo tiempo un diputado nacional que acababa de escuchar a Javier Arenas, vicesecretario de Política Autonómica y Local, hacer una defensa de las siglas en el transcurso de su intervención. 'Cuando se gana, el partido. Cuando se pierde, también. Siempre, el partido', proclamó.

La principal muestra del poder de la número dos de Rajoy en el PP es el hecho de que este no haya decidido fichar a nadie que lleve el día a día de la formación mientras Cospedal atiende sus tareas como presidenta regional. Tampoco nadie la hará sombra en los medios de comunicación después de que se borrara de un plumazo la vicesecretaría de Comunicación que hasta ayer había estado en manos de Esteban González Pons. 'Una injusticia', según coincidían varias fuentes al tiempo que ponían en cuarentena que este vaya a aguantar mucho tiempo como vicesecretario general de Estudios y Programas.

Floriano, sin experiencia electoral, se enfrenta a dos procesos en un mes

A lo largo de la etapa precongresual, el presidente del Gobierno ha escuchado cómo determinados sectores del partido le pedían que si se optaba por Cospedal como número dos debería recuperar la figura del coordinador. Esa de la que tiró el expresidente del Gobierno José María Aznar cuando Francisco Álvarez-Cascos compaginaba ser número dos del PP con sus responsabilidades en el Gobierno.

Cospedal se opuso a esta fórmula. En la última semana ya había dado muestras de su resistencia asegurando que la coordinación del partido la asumiría directamente la secretaría general. Es decir: ella misma.

Con todo el peso del partido en manos de Cospedal, que rige una comunidad autónoma muy compleja, entre los conservadores está extendida la opinión de que al PP le va a faltar fuelle y corre el riesgo de quedar relegado a un segundo plano. Quienes sostienen esta tesis recuerdan que durante muchos años el PSOE supo mantener con acierto la vida de partido independiente de la actividad del Ejecutivo. Y ponen como ejemplo que desde que ganaron las elecciones generales Cospedal sólo ha comparecido dos veces en la sede nacional.

Temor al desembarco de más afines a Cospedal en la sede nacional

Otra de las preocupaciones internas tiene que ver con el temor de que se visualice que el partido no tiene cantera y sabe premiar la dedicación de quienes mejor conocen su funcionamiento. Es el caso de Juan Carlos Vera, que sonaba con fuerza como coordinador y que, sin embargo, seguirá siendo secretario de área. Y que tiene por encima en el escalafón a Carlos Floriano, que asume la vicesecretaría de Organización, puesto que deja vacante Ana Mato. Su ascenso ha sido el más sonado, máxime ahora que habrá elecciones en Asturias y Andalucía en un mes y se estrena en un área para él desconocida.

'Nadie conoce mejor todas las direcciones regionales como Vera, nadie se relaciona con los cargos del partido como él. Es un error que Rajoy no le haya premiado con una mayor responsabilidad', apuntaba ayer un dirigente regional. Una tesis que está bastante extendida.

Determinados sectores del partido atribuyen a las presiones de Cospedal el frenazo en la carrera de Vera. Y consideran que, cuando Rajoy pronunció su discurso de candidatura el sábado y hacía una mención a que todos son igual de importantes en la formación, se refería a este diputado, que ha sido su sombra en todos los actos de partido.

Otro de los recelos que provoca el ensalzamiento de Cospedal es el miedo a que su equipo acabe controlando toda la actividad en el partido. De momento, ha logrado colocar a tres personas de su máxima confianza en el núcleo de poder. Los barones territoriales también temen que su posición en el partido le haga tener más influencia en el Gobierno a la hora de abordar asuntos que enfrentan a algunas comunidades, como las infraestructuras hídricas.

El futuro de los comités de dirección del PP, que antes se celebraban todos los lunes está también en el aire. Una muestra más de que Rajoy cerró ayer el 17º Congreso Nacional del partido con muchos flecos pendientes.

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