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CiU y ERC relativizan que Zapatero quiera prescindir de ellos

El líder socialista mostró su preferencia por el PNV e IU

FERRAN CASAS

CiU y Esquerra acogieron ayer con frialdad (pero no sin endurecer sus críticas) las intenciones de Zapatero de no contar con ellos como socios la próxima legislatura. El líder del PSOE afirmó en La Sexta que si después del 9-M necesita aliados buscará a IU-ICV y al PNV y no a los nacionalistas catalanes, que siempre han tenido un papel central en la política de alianzas. A CiU la descartó sabedor de que eso puede desestabilizar al gobierno de José Montilla, y a ERC la dejó fuera de juego por radical.

Unos y otros, con 10 y 8 escaños respectivamente, no dudaron en atribuir las palabras de Zapatero a una estrategia 'puramente electoral' para acercarse a la mayoría absoluta arañándoles voto. Incluso veían en sus palabras la mano del PSC en un intento 'de hurtar la bandera del voto útil al catalanismo'.

Convergentes e independentistas se mostraban serenos pese a que su cotización electoral -sobre todo la de CiU- tiene mucho que ver con aparecer ante el electorado con capacidad de condicionar la política española.

Así pues a la gran bipolarización, que esta vez también afecta a Catalunya, y a la dificultad para movilizar el electorado soberanista, a CiU y a Esquerra se les añade que Zapatero aleje sus opciones de seguirle condicionando.

Socios habituales

Esquerra, como IU-ICV, le votó a Zapatero la investudura y los dos primeros presupuestos. El recorte del Estatut acordado con CiU estropeó la relación. A partir de ahí Duran tuvo un papel más central pero, pese a algunos acuerdos en el segundo tramo de la legislatura, tampoco acabó como aliado estable. Sí lo hicieron IU-ICV y el PNV. En todo caso, de las 144 leyes de la legislatura IU pactó 95, CiU 94 y Esquerra 93.

Un alto dirigente de CiU consultado por Público avisó displicente que cuando el 10 de marzo 'Zapatero llame a nuestra puerta deberá esperar a que le demos turno'.

En Esquerra veían en las palabras de Zapatero la fase final de una 'deriva' que le ha llevado a 'enterrar su compromiso con la España plural'.

Zapatero ha comprobado en esta legislatura hasta qué punto es la dinámica política catalana (muy inestable en los últimos cuatro años) la que influye en la española y no al revés. Y es que CiU y Esquerra no han tenido inconveniente en trasladar sus debates catalanes a la Carrera de San Jerónimo poniendo, a menudo, en aprietos al PSOE y al PSC.

JOSEP A. DURAN (CIU)

Duran lo tomó por el lado positivo y afirmó que con su guiño a IU Zapatero 'aclara' las cosas alejándose del centro, que la federación 'puede ocupar'. Quizás condicionado por Zapatero enfrió la posibilidad de entrar en su Gobierno: 'Igual nos convenga influir desde fuera', afirmó. Artur Mas insistió en que el modelo de Estado de PSOE y PP 'es el mismo'.

JOAN RIDAO (ERC)

Ridao sacó la conclusión de que 'Catalunya molesta' y avisó que la actitud de Zapatero puede acabar en pactos de Estado con el PP. Indicó que la España federal 'es un espejismo' y señaló la contradicción de no querer a Esquerra ('que era independentista y de izquierdas cuando le invistió') y si con el PNV, 'que tiene convocado un referéndum para otoño'.

CARME CHACÓN (PSC)

La candidata pasó de puntillas sobre las palabras de Zapatero pero avisó de que no tiene sentido 'pensar en la alineación de la segunda eliminatoria sin ganar la primera'. Fuentes del PSC insistieron en que la política de alianzas del PSOE 'en nada' influirá en el tripartito y que Zapatero sólo busca 'los acuerdos que le puedan salir más baratos'.

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