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ETA regresa al pasado con su llamada a la abstención

Usó la misma estrategia en 1979 por el Estatuto y en 2000

GUILLERMO MALAINA

El 16 de agosto de 1979, la Koordinadora Abertzale Sozialista (KAS) -integrada por HASI, LAIA y ETA- hizo público un comunicado para pedir la abstención en el referéndum del Estatuto de Gernika. 'El Estatuto', decía, 'no posibilita la amnistía, las libertades democráticas, la legalización de partidos, la autodeterminación, ni una mejora en las condiciones de vida de los trabajadores. Perpetúa las FOP y el Ejército fascista, las torturas, la represión, la central nuclear de Lemóniz y significa falta de libertades para el pueblo y privilegios para los capitalistas'.

Aquel discurso de KAS, el bloque más influyente entonces en Herri Batasuna, se escribió hace casi tres décadas, en otro contexto político, pero parece perpetuarse en el tiempo. Basta sólo con echar un vistazo al comunicado emitido este viernes por ETA para pedir también la abstención en las próximas elecciones generales. En su proclama ya en pleno siglo XXI, no aparece la lucha de clases -una reivindicación venida a menos ante la estrategia militar-, pero vuelve a
justificar su postura abstencionista por los 'encarcelamientos', las 'ilegalizaciones de partidos independentistas', las 'torturas' y el 'derecho
de autodeterminación'. 'El Estado español', llega a decir, 'pretende dar una nueva estabilidad y legitimidad a la maraña jurídico-política que impuso hace 30 años'.

Coyuntura delicada

Se ha especulado sobre qué razones han llevado a la izquierda abertzale a optar por la abstención el 9-M en lugar del voto nulo, rompiendo así la dinámica seguida desde las elecciones del año 2000, cuando, bajo la marca de Euskal Herritarrok, llamó a la ciudadanía a quedarse en casa. Pero, la declaración de ETA pone ahora de manifiesto que se han impuesto las tesis del sector más duro en la actual coyuntura, delicada para sus intereses.

Las constantes detenciones habidas desde el descabezamiento de la Mesa Nacional de Batasuna en octubre, han dejado a la izquierda abertzale en una especie de semiclandestinidad. Y una de las consecuencias ha sido, precisamente, la limitación de reuniones, donde las bases pudieran discutir qué hacer en estos comicios.

Ni qué decir tiene que la decisión anunciada, el pasado 21 de febrero, en Pamplona, por un grupo de dirigentes identificados como 'electos independentistas', en pos de la abstención, cogió por sorpresa a buena parte de la militancia, que ya se veía con las papeletas del voto nulo, según las fuentes consultadas por este diario.

Se repite, en cualquier caso, el escenario del año 2000. Rota la tregua, como entonces con el Gobierno de Aznar, la estrategia militar de ETA cobra protagonismo y, por contra, la izquierda abertzale política se resiente y pierde espacios de movimiento. A diferencia de entonces, hoy su margen de maniobra es aún mucho menor, desde la ilegalización de Batasuna en 2003.

Lo que resulta evidente es que la abstención es la opción menos arriesgada para la izquierda abertzale, ya que siempre le permitirá disimular más un resultado negativo que el voto nulo. Su capacidad de recabar un gran apoyo  está debilitada. El clima político, con los encarcelamientos y los procesos contra ANV y PCTV, favorece una movilización, pero, por contra, cada vez que ETA rompe una tregua y vuelve a la andadas sus votos en las urnas caen en picado (ver cuadro).

Por otra parte, la apuesta abstencionista le permitirá a el 9-M tener un mayor control sobre la población, especialmente en los pueblos más pequeños que han sido sus feudos, como Orexa o Lizarza. Así pues, de todo ello cabe extraer una última conclusión. Y es que la situación actual no es buena para la izquierda abertzale.

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