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"¿Hasta cuándo se propone imponer este calvario estéril?"

A los diputados conservadores les sorprendió ayer 'la agresividad' de Zapatero, contra el líder del PP, Mariano Rajoy

MARÍA JESÚS GÜEMES

A los diputados conservadores les sorprendió ayer 'la agresividad' del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, contra el líder del PP, Mariano Rajoy, en la réplica del Debate sobre el Estado de la Nación.

Muchos decían que había entrado como 'un toro', que su intención es 'morir matando' y que su jefe de filas le había ido 'bajando la mano hasta hacerle perder fuerza'. Pero algunos reconocían que Rajoy se había repetido mucho y que en el enfrentamiento habían visto al jefe del Ejecutivo como hace ocho años y no como a una persona que enfila la salida.

El presidente del PP ignora a Rubalcaba y también las propuestas del 15-M

En todo caso, la cúpula del PP quiso alejar las críticas y se conjuró para defender que Rajoy había ganado su último cara a cara con Zapatero porque este había pintado 'una España irreal' y su líder se había mostrado 'seguro'. Desde el Grupo Popular había quien daba, tras su actuación, por segura su victoria en las próximas generales. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que acudió a presenciar el debate, expresó en público lo que muchos de sus compañeros pensaban: que ayer se tenían que haber convocado las elecciones.

Pero como no ocurrió, Rajoy lo pidió hasta la saciedad, consumiendo buena parte de su tiempo de intervención. Según dijo, no por su interés personal, sino porque 'España lo demanda' para acabar con 'un calvario estéril' y 'una lenta agonía'. 'Yo no tengo prisa, esta la tienen los españoles', afirmó cuando Zapatero le afeó su insistencia.

El presidente del PP aseguró que no se puede perder más tiempo para recuperar la confianza. '¿Por qué va a realizar Zapatero en cuatro meses lo que no ha hecho en estos años?', dijo resaltando ese plazo tanto que se notó que le traicionaba el subsconsciente y ya daba por hecho que los comicios van a ser en noviembre. Además, indicó que el estado de la nación ha adquirido 'tal gravedad' que se hablaba de ello en todos los sitios. 'Hasta en las urnas', comentó presumiendo de los resultados del PP el 22-M.

'Lo he visto de los nervios y lo entiendo', se defiende Rajoy

El dirigente conservador hizo balance. Uno que viene realizando desde hace meses. Reprochó a Zapatero sus recortes sociales, cargó contra sus reformas y fue enumerando los datos del paro, de la deuda pública, de la prima de riesgo... 'Estas son las cifras sin adornos, sin retoques, sin disimulos', señaló incidiendo en que todo era consecuencia del 'desacierto' de Zapatero. Lo acusó de querer 'amortiguar la extensión de la calamidad' y de 'tratar de eludir su responsabilidad con excusas'. La estocada final se la dio a cuenta del desempleo: 'Mil nuevos parados que acumula cada día en este último año'. Tal y como expresó Rajoy, para él su política se caracteriza por una nueva versión 'del vuelva usted mañana' aplicada 'a los engorros y dificultades'.

Zapatero le acusó de falsear la información y criticó que el PP no hubiera arrimado el hombro en todos estos años. Rajoy argumentó que no piensa sumarse a sus 'errores'. 'Cada vez que le hemos dicho que no, le hemos dicho que sí. Ya está bien de echarle la culpa a los demás. Nunca en este Parlamento la oposición hizo tantas propuestas', exclamó. Se le retó a poner ejemplos y a anunciar alguna. Desde su escaño enarboló algunas de las proposiciones de ley que ha presentado su grupo. En el debate no aportó ni una idea.

El presidente del Gobierno le reprochó su falta de programa y le llamó 'perro del hortelano' que no presenta iniciativas ni deja que se pongan en marcha. Desde la bancada popular se oyó un grito: '¡El perro está muerto!'.

En el PP hubo quien vio repetitivo a su líder y a Zapatero como hace años

La derecha se frotó las manos presenciando el 'fin de ciclo' de la era Zapatero. 'Lo he visto de los nervios y lo entiendo', le dijo Rajoy tratando de recuperar el juego. Y es que hubo dos momentos en los que estuvo a punto de descarrilar. Cuando acusó al jefe de los socialistas de llevar escritos los insultos 'a máquina', lo que produjo risas, y cuando, a causa de estas, perdió por un momento la concentración.

Rajoy no hizo ni una referencia a su futuro adversario, Alfredo Pérez Rubalcaba, ni mandó un mensaje al 15-M. Pero si hizo un guiño a su electorado más duro, que siempre le reclama que hable sobre Bildu. En campaña lo había evitado y ayer lo incluyó con calzador. Dijo que se había vuelto 'a la intimidación, a la chulería y al desprecio a la ley y a las instituciones vascas' y exigió al Gobierno 'firmeza'.

'¡El perro está muerto!', gritan a Zapatero desde los bancos de la derecha

También recordó que con la reforma de la Ley Electoral existen los instrumentos para 'determinar la incompatibilidad sobrevenida' de aquellos representantes elegidos que incurran en conductas antidemocráticas. Algo que, en su opinión, estos días podía 'haber sucedido ya'.

Sólo en la despedida, Rajoy tuvo buenas palabras con Zapatero, mostrándole 'respeto y consideración'. Y aprovechó la ocasión para expresarle los 'mejores deseos para su futuro personal y familiar'. La frase figuraba en el primer texto. Se la había saltado. Los suyos mantienen que la quería utilizar para cerrar.

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