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"Llevo 20 años enterrada en vida"

Una gallega denuncia que cuida de cinco dependientes

MARIOLA MORENO

Hace 20 años que estoy muerta en vida, pero no pido dinero, sólo que los míos reciban lo que les corresponde por ley'. Josefina Iglesias, de 62 años, habla con voz cansada, aunque se muestra enérgica cuando relata cómo saca adelante a los cinco dependientes que tiene a su cargo: sus padres, un hijo y dos nietos. Esta mujer residente en Cambre (A Coruña), harta de las 'mentiras de los políticos', rompió ayer su silencio y se plantó frente a la sede de la Xunta, en Santiago. Amenaza con llevar su caso ante la Fiscalía y acusa al Gobierno de Alberto Núñez Feijóo (PP) de abandonar a su familia. 'No estoy dispuesta a que se sigan riendo de nosotros', recalca.

Josefina vive con su hijo de 44 años con una invalidez del 90% consecuencia de un accidente y el hijo de este, Luis Miguel, de 21 años, con una discapacidad del 54%. 'Tiene problemas para estudiar, se desorienta, no sabe manejar el dinero, no puede estar solo', resume Josefina, que también cuida de otra nieta, con una minusvalía del 85%.

Hace un año, la situación de Josefina se tornó aún más trágica cuando a su padre, de 86 años, le amputaron las dos piernas. 'Tuve que pedir en el hospital que le retrasaran el alta hasta que encontré una residencia donde ingresarlo, ya que mi madre está sorda, ciega, padece diabetes y no puede ocuparse de él', explica. A los pocos meses de la operación, tras pagar 'más de 2.000 al mes' a una residencia, el padre de Josefina accedió a una plaza subvencionada. 'Me prometieron que a mi madre le concederían otra en el mismo centro, hasta hoy', denuncia.

'Sólo quiero que se haga justicia y no voy a parar hasta conseguirla'

Un portavoz de la Xunta de Galicia negó a Público la situación de 'abandono' que denuncia Josefina. 'Moralmente sí tiene cinco personas a su cargo, pero en la práctica, no. A la familia desde 2009 se le ha proporcionado atención continuada que, en ocasiones han rechazado, y tanto el hijo como el nieto acuden a centros concertados adaptados a sus necesidades. En todo momento ha habido coordinación y atención', zanja.

A Josefina, que va todos los días a rehabilitación porque tiene cinco hernias discales, las explicaciones no le satisfacen. Los escasos mil euros que cobra de jubilación esta enfermera prejubilada 'cuando mi hijo sufrió el accidente tuve que elegir entre él o mi trabajo, por lo que me ha quedado la mitad de la pensión' son también los únicos ingresos que entran en casa, ya que su marido está en paro y en breve dejará de percibir la prestación estatal de 426 euros. 'Sólo quiero que mis padres estén atendidos y que mi nieto vaya a una escuela pública a la que le niegan el acceso porque su padre recibe una pensión'. Y advierte: 'Sólo quiero que se haga justicia y no voy a parar hasta conseguirla'.

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