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Rubalcaba descarta retirarse el 20-N si pierde las elecciones

Promete prohibir pagos en metálico de más de 3.000 euros y aumentar a diez años la vigencia de los delitos fiscales

GONZALO LÓPEZ ALBA

Rubalcaba hizo ayer un gesto de autoafirmación con la mirada puesta en el día después de las elecciones. Al cruzar el ecuador de la campaña, cuando se siente en condiciones de afirmar que está 'recortando terreno' a Rajoy, levantó el velo de sus intenciones sobre lo que hasta ahora había establecido como un tabú. Sea cual sea el resultado del 20-N, 'esa noche no me iré', aseguró durante un encuentro TwitCam (tuiteo con vídeo) celebrado en la sede del PSOE.

'Si pierde, ¿dimitirá como hizo Almunia?', fue una de las cerca de 50 preguntas a las que contestó en directo. 'No. Eso no', respondió sin dudar. Argumentó que es una persona 'reflexiva' y habrá 'tiempo de hablar' sobre cómo abordar el futuro del PSOE.

En 2000, cuando el PSOE se desplomó hasta ver reducida su representación parlamentaria a 125 diputados, Joaquín Almunia dimitió como secretario general en la misma noche de las elecciones. Rubalcaba, como él mismo recordó, no podría hacerlo porque no ostenta ese cargo, que corresponde a Zapatero. Sí podría renunciar a recoger su acta de diputado o a asumir el liderazgo parlamentario de la oposición. En aquella ocasión, en el debate de investidura de Aznar intervino Luis Martínez Noval.

Pero entonces el PSOE ya había cumplido una legislatura fuera del poder. Y ahora, la vieja guardia, en la que se encuadra el candidato, quiere mantener bajo control el proceso de sucesión de Zapatero, algo que resultaría inviable con una actitud como la de Almunia, que con su aldabonazo quiso acelerar la catarsis y allanar el camino para la renovación generacional.

La doctrina oficial del PSOE sostiene que los indecisos 'se están moviendo algo' y en el equipo del candidato se confía en superar el fatídico listón de los 125, una tendencia que se espera consolidar con el temor a que el PP acapare todo el poder. Para mantener la moral de victoria, Rubalcaba se quitó ayer la chaqueta en el sentido real y también en el figurado durante el mitin que protagonizó en Gijón y, por primera vez, apuntó el nombre de un ministrable, si bien condicionó el compromiso con un 'quizás'. El señalado fue Vicente Álvarez-Areces, expresidente de Asturias y ahora candidato al Senado.

Pero dirigentes territoriales consultados por Público ponen en duda que pueda evitarse el hundimiento. El propio Rubalcaba ha puesto altavoz a un lamento que recorre todo el partido: 'La gente no se nos acerca'.

El remedio que propone es 'ir a la gente' y pelear el voto casa por casa. Aplicándose su propia receta, Rubalcaba llama a todas las puertas. El lunes acudirá a la sede de UGT para reunirse con una delegación de su ejecutiva, encabezada por Cándido Méndez. El martes lo hará con empresarios.

Además, enfilada ya la recta final, empezó a sacar la munición de reserva. Durante el encuentro virtual moderado por el consultor político Antonio Gutiérrez-Rubí, lanzó dos nuevos compromisos dirigidos claramente a los votantes de izquierdas. Si gobierna, prohibirá el pago en metálico de facturas superiores a 3.000 euros y elevará de cinco a diez años el plazo de prescripción de los delitos fiscales.

No fue la única novedad. También se comprometió a reformar la Ley de Libertad Religiosa, que el Gobierno ha dejado en el cajón, si bien aclaró que en ningún caso se plantea derogar los acuerdos con la Iglesia católica. Asimismo, se comprometió a aprobar la ley de transparencia, que igualmente se ha quedado en el cajón. Por el contrario, descartó suavizar la prohibición del consumo de tabaco en lugares públicos. También se mostró a favor de revisar el tamaño de las Fuerzas Armadas para recortar el gasto en Defensa. Y en cuanto a la posibilidad de crear una renta social básica, opinó que es 'difícil', porque entraría dentro de las competencias autonómicas.

El candidato del PSOE se reafirmó, por otra parte, en la tesis de que, de la crisis, 'sin ajuste, no salimos; pero sólo con ajuste, no llegamos'. Para reforzar lo acertado de este planteamiento, esgrimió las últimas previsiones que apuntan al estancamiento de las economías de todos los países de la Unión Europea, incluido Alemania. ¿Y si de-saparece el euro? Rubalcaba no cree que se llegue a ese extremo, que sería 'una tragedia'. A su juicio, para hacer frente a esta crisis 'de las mil caras', Europa 'es lo mejor'.

Las últimas noticias llegadas de Bruselas le permitieron incluso hacer su hasta ahora más clara reivindicación de la gestión de Zapatero y, también, de su propio paso por el Gobierno. ¿Por qué nos habéis traicionado? 'Gobernar es, a veces, hacer cosas muy duras. Quizás hoy, cuando vemos lo de Italia, se entienda mejor'.

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