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Sancionado el fiscal Rubira por desprecio a sus escoltas

'Me la mamáis, me la mama mi jefe, su jefe, me la mamáis todos', dijo a los policías que lo protegen

PEDRO ÁGUEDA

El fiscal de la Audiencia Nacional Pedro Rubira ha sido sancionado con una falta grave por desconsideración hacia sus escoltas, dos funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía que soportaron los insultos de su protegido, según considera probado el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido. 'Me la mamáis, me la mama mi jefe, me la mama su jefe, me la mamáis todos', profirió Rubira, según la resolución del fiscal general, a la que tuvo acceso Público.

Los hechos se remontan al 26 de julio de 2010. Ese día, el fiscal Rubira quedó para comer con un amigo suyo, José Aníbal Álvarez, en un restaurante del centro de Madrid. Posteriormente, y ya en compañía de un socio de Álvarez, se dirigieron a un pub cercano. Los escoltas fueron invitados por Rubira a una consumición y después esperaron fuera las tres horas que pasó dentro el fiscal con los citados amigos y un tercero que se incorporó, el ex consejero de Justicia de Madrid Alfredo Prada.

Cuando el policía más veterano entró a preguntar a Rubira por su planes, con vistas a organizar su cena y la de su compañero, el fiscal respondió: 'Esto no me lo hagáis, joder, estoy aquí con mis amigos y no me vais a joder... imbécil, jilipollas (sic)'. Conde-Pumpido concluye que esta versión y la de los amigos de Rubira, acusando al policía de dirigirse al fiscal 'en actitud agresiva', son 'contradictorias'. En cualquier caso, añade, queda probado que fue lo que motivó el final de la cita, de 'casi tres horas, tiempo que supone una excesiva exposición pública ante un riesgo potencial'.

La segunda parte del incidente tuvo lugar en el interior del coche, donde el fiscal profirió las citadas alusiones al sexo oral. Además, el fiscal intentó bajarse del coche en marcha y se hizo una pequeña herida en la mano. El policía que conducía frenó el vehículo y Rubira se bajó. El otro agente, tras una breve discusión, le convenció para que evitara el espectáculo estaban colapsando la calle Lagasca y volviera a subirse al coche.

Los agentes declararon que el fiscal olía a alcohol, pero sus amigos afirmaron que todos bebieron coca-cola en el pub. Al llegar al domicilio, Pedro Rubira dio la mano a los agentes y les pidió que olvidaran el'malentendido'. Los policías, sin embargo, informaron a sus superiores, 'como es su obligación', dice la resolución de la Fiscalía General del Estado. Pedro Rubira ha recurrido la sanción de 900 euros al Ministerio de Justicia.

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