El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, acudió ayer en una visita relámpago a la residencia que el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, tiene en Sochi, a orillas del Mar Negro, un lugar por el que este mismo año ya han pasado la canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro italiano, Romano Prodi. La visita se produce cuando se cumple el 30 aniversario del restablecimiento de los contactos diplomáticos entre ambos países, en un momento de “muy buen intercambio en materia política y económica”, como destacó el mandatario ruso.

Entre los temas que abordaron los dos mandatarios se encontraban las relaciones comerciales entre ambos países; las relaciones entre Rusia y la Unión Europea, y la situación actual de Kosovo. Putin destacó el incremento de la cooperación entre ambos países en el ámbito de la seguridad, en concreto, en la lucha contra el crimen organizado, el lavado de dinero y el narcotráfico. Por su parte, Zapatero aprovechó la reunión para pedirle al presidente ruso una “relación cada vez más intensa de Rusia con la Unión Europea”.

El tema más delicado de la tarde se planteó desde España, cuando una periodista preguntó sobre la posibilidad de sancionar al régimen de Birmania, cuyos militares han provocado ya la muerte de once personas al reprimir las manifestaciones de protesta y que tanto Rusia como China se han negado a sancionar.

Discrepancias asiáticas

Putin mantuvo su postura y entendió que “es prematuro, pues es un tema de larga discusión en el seno de la ONU”, aunque lamentó profundamente las víctimas. El presidente ruso cree que, antes de alentar las sanciones al régimen birmano, se debe analizar si la violencia en el país “repercutiría en el orden internacional”. Zapatero fue más tajante en ese aspecto y aseguró que los regímenes que gozan de su “confianza” son los de libertades democráticas. “Es lo que espero de Birmania y de todos los países que no la tienen”, concluyó.

Mensaje velado

El presidente se refirió, por último, a la polémica suscitada por la quema de fotografías del Rey y por la enmienda de ERC a la Ley de la Carrera Militar en la que pide que el monarca deje de ser el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas. Zapatero envió un mensaje velado a quienes alientan este debate: “La enmienda de ERC es un absurdo en sí misma, no tiene apoyo ni lo tendrá y no merece comentario porque no tiene trascendencia política”. En cuanto a las actuaciones contra el Rey, el presidente aseguró que merecen la “repulsa, la condena y, en su caso, la aplicación de las leyes”.