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El SPD alemán se hunde aún más por una pelea cainita

La expulsión de un ex ministro ahonda la división entre las dos alas

GUILLEM SANS MORA

Los socialdemócratas alemanes esperaban un verano tranquilo. Nada más  necesitaban después de un año catastrófico en el que apenas han logrado perfilarse como socio menor en la 'gran coalición' con los democristianos de la canciller Angela Merkel. Encima, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) casi ha perdido su condición de partido de masas.

Pero desde que una comisión de arbitraje del partido decidiera hace unos días expulsar del SPD a Wolfgang Clement, ex superministro de Economía y Trabajo del Gobierno de Gerhard Schröder, los socialdemócratas se han quedado sin calma estival.

La cúpula del SPD interrumpió ayer por videoconferencia sus vacaciones y acordó mediar en el proceso de expulsión de Clement, con el fin de evitarla en el último momento. Al fin y al cabo, el ex ministro, con carné del SPD desde 1970, había llegado a ser vicepresidente del partido.

Fue uno de los principales impulsores de la Agenda 2010, el programa de reformas sociales de Schröder que provocó en el partido una división de la que no se ha recuperado. Los que no estaban de acuerdo con esos recortes sociales abandonaron el SPD e integran hoy Die Linke (La Izquierda) junto con el PDS, el partido heredero de los comunistas del este alemán.

La solicitud de expulsión de Clement, presentada por varias agrupaciones locales del partido, tiene un motivo de peso. En febrero, el ministro retirado recomendó indirectamente no votar a la candidata socialdemócrata a las elecciones del land de Hesse, Andrea Ypsilanti, por sus planes energéticos.

Desde que abandonara su sillón de ministro, Clement es miembro del consejo de vigilancia del consorcio energético RWE Power, y se le ha tachado de 'lobbysta' nuclear. Ypsilanti quería desconectar la central de Biblis, explotada por RWE Power.

El presidente del SPD, Kurt Beck, dijo ayer que en el proceso contra Clement no sólo deberían considerarse 'aspectos de su comportamiento personal', sino su hoja de servicios en general en el partido. En otras palabras, que Clement ha hecho demasiado por el SPD como para quitárselo ahora de encima por una pequeña traición.

Además, Beck calificó de 'absoluta tontería' que el caso Clement sea una expresión de la división del partido, tal como ha sugerido el propio ministro díscolo y la prensa. Lo cierto es que el SPD de Beck ha tenido que retirar parte de las reformas de Schröder para frenar la sangría por su costado izquierdo.

Clement ha lamentado que quieran expulsarle y se niega a reconocer que cometió un error. Las agrupaciones que pidieron la expulsión señalaron en una carta a Beck que se hubieran dado por satisfechas con una regañina si Clement se comprometía a no volver a ponerle la traveta al partido. Ayer, el secretario general del partido, Hubertus Heil, dijo que la directiva quiere 'tender puentes', pero para ello 'ambas partes tienen que moverse'. Pero Clement se niega.

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