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Chávez exhibe sus poderes para reivindicar la revolución

El presidente venezolano aprovecha los actos del Bicentenario para animar a las bases chavistas

DANIEL LOZANO

'Aquí estamos los hijos y las hijas de Bolívar, 200 años después en esta Caracas que es cuna de la América revolucionaria desde siempre y para siempre'. Hugo Chávez, ataviado con su uniforme militar de gala, dio inicio a la celebración del Bicentenario de la Independencia escoltado por tierra y por aire.

Junto a él, sus aliados del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), más la presidenta argentina Cristina Kirchner y el mandatario dominicano Leonel Fernández. Y surcando los cielos, los cazas rusos Sukhoi y los chinos K-8W, retando las leyes de la gravedad para deleite de los miles de caraqueños convocados a los fastos.

Chávez sitúa a su lado durante el desfile al presidente cubano, Raúl Castro

Y abajo, en la avenida de los Próceres, el desfile de '12.000 combatientes socialistas, antiimperialistas y revolucionarios, acompañados del glorioso pueblo revolucionario', proclamó el general Celso Canelones, que ejerció como maestro de ceremonias. Una demostración de fuerza en la que también participaron las milicias venezolanas juramentadas por Chávez la semana pasada.

La fiesta comenzó la noche del domingo con la inauguración del 'cohete ideológico de la revolución' (el monumento conmemorativo del 19-A, un obelisco en forma de misil donde manda el rojo), siguió ante la tumba de Simón Bolívar y se prolongaba al cierre de esta edición con la Cumbre del Alba.

Fiesta que se transformó en una exaltación de la revolución bolivariana con fuertes dosis de militarismo, pese a que la gesta emancipadora fue civil y política. Y como unas fechas llaman a otras, Chávez marcó la siguiente: Venezuela ha iniciado el ciclo 2010-2030 'en el que se afianzará la Revolución socialista, la independencia plena y la unidad de los pueblos de América'. Un discurso triunfalista, necesario para animar a sus partidarios tras varios meses de crisis eléctrica, inflación galopante y recesión económica y cuando restan cinco meses para las elecciones parlamentarias.

La fiesta consiste en una exaltación bolivariana con dosis militaristas

'Simón Bolívar, el padre, dijo un día que Venezuela nació en unidad y aquí estamos juntos y somos de nuevo una sola cosa: civiles y militares unidos, pueblo y milicia, garantizando la independencia de Venezuela'. Chávez situó a su lado al cubano Raúl Castro, con el que comentó constantemente los avatares del desfile militar. Evo Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega también vieron desfilar a unidades de élite de sus propios ejércitos. Decenas de altos cargos militares compartían con los mandatarios la tribuna de honor.

'Más nunca Venezuela será colonia yanqui ni colonia de nadie. Llegó la hora de nuestra verdadera independencia, 200 años después', clamó Chávez, que desde primeras horas de la mañana realizó constantes guiños a la unidad con sus aliados. 'Sólo unidos tendremos la patria grande', enfatizó. Otras grandes potencias de América Latina, como Brasil, México, Chile, Perú o Uruguay, participaron con delegaciones menores.

Y además de los ejércitos, 'que hacen temblar cielos, tierras y mares', según el speaker del acto, diversas manifestaciones del folklore y la música animaron una jornada en la que por fin salió el sol tras una semana de lluvias.

El desfile se abrió y cerró con el grito de siempre, entonado por el presidente venezolano y sus acompañantes: 'En honor a Simón Bolívar, a los padres libertadores, a la patria socialista, a la revolución bolivariana: ¡Patria socialista o muerte! ¡Venceremos!'.

La Gran Colombia soñada por Simón Bolívar está hoy más lejos que nunca. Sólo la senadora colombiana liberal Piedad Córdoba, muy cercana al presidente venezolano, Hugo Chávez, representó a su país en los fastos del 19-A. Una fiesta que debería ser común y que no sólo no fue así, sino que vino marcada por un nuevo enfrentamiento entre ambos gobiernos. Bogotá exigió a Caracas una “aclaración exhaustiva” por lo que califican como detención y agresión física a dos pescadores, padre e hijo, retenidos durante 12 horas en la frontera. Luz Mireya Fonseca, madre y esposa de los colombianos, relató a Efe que su hijo fue agredido: “Es sordomudo y no les podía responder. Le gritaban rata maldita, colombiano maldito y le pegaban coscorrones, cachetadas y patadas”. 

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