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Los gobiernos extranjeros sacan a su gente de Japón

Países como Estados Unidos, Francia, Reino Unido y España fletan aviones para rescatar a sus ciudadanos

DAVID BRUNAT

Todo en Japón es hoy un puro desconcierto. Hay tal esquizofrenia de informaciones respecto a la gravedad del escape nuclear de Fukushima que ésta termina traspasando los periódicos y las pantallas e instalándose en la cabeza de los japoneses. Para los adictos a su Gobierno, Fukushima es un accidente grave dentro del perímetro de 30 kilómetros a la redonda, pero nada más. El resto son invenciones de gobiernos interesados o de periodistas exagerados.

Para los más desconfiados, en cambio, Fukushima es una catástrofe de consecuencias impredecibles cuya gravedad está siendo censurada y de la que hay que escapar como sea.

Cada vez más países se están posicionando en el segundo escenario, el de la catástrofe total. Así se desprende de las alertas internacionales que han ido emitiendo en las últimas horas algunos Gobiernos. EEUU ha autorizado la salida de su personal, unas 600 personas, a los familiares de los militares desplegados en Japón. EEUU, Francia, Reino Unido, India, Colombia, México y España anunciaron que tienen listos aviones para sacar del país a todos los nacionales que teman por su salud.

El resultado es el éxodo masivo de extranjeros que viven en Japón. Es imposible ya encontrar un vuelo para salir de Tokio antes del 24 de marzo, y en Osaka, Kyoto o Fukuoka las plazas de avión para abandonar el archipiélago se agotan a un ritmo de vértigo. Tal es el estado de pánico, especialmente entre los extranjeros, que algunos no pestañean en pagar varios miles de euros por salir cuanto antes del país, dejándose todos los ahorros si es preciso. Junto a los extranjeros, las familias con niños pequeños también abundan en los vestíbulos de salidas de los aeropuertos. Algunos medios de comunicación ya han evacuado a sus enviados especiales, mientras otros se dirigen hacia el sur.

Reino Unido fletará vuelos para sus ciudadanos vía Hong Kong, Francia ha repatriado a unas 500 personas y mañana hará lo mismo con otras 700 en dos vuelos especiales de Air France. India, por su parte, ha invitado a sus ciudadanos a llenar un avión de regreso al subcontinente con 423 plazas disponibles. Alemania se limitó a recomendar a sus ciudadanos que viven en Tokio o más al norte que se desplacen al sur, hacia Osaka, o al extranjero.

Ante las 'grandes dificultades' que en este momento existen para conseguir plazas en vuelos comerciales, la ministra española de Asuntos Exteriores, de viaje oficial en Líbano, ha reiterado que el Gobierno pondrá a disposición de todos los españoles que deseen abandonar Japón 'todos los medios necesarios' para que puedan hacerlo cuanto antes.

Trinidad Jiménez anunció también que se había reforzado la embajada en Tokio con el envío de dos funcionarios de emergencias consulares desde Madrid, informa Carolina Martín. Sin embargo, fuentes de Moncloa se limitaron a decir este jueves que el dispositivo se aún se está poniendo 'en marcha'. No determinaron el número de plazas disponibles, cuántas solicitudes han recibido, en qué tipo de aviones se van a llevar a cabo las evacuaciones.

Al Gobierno japonés le está sentando mal la actitud de los gobiernos y periodistas occidentales desde que comenzó la crisis porque 'incitan al pánico'. La estrategia de comunicación de Tokio sigue inmutable una semana después del terremoto: todo es controlable y sólo se requiere tiempo.

Japón mantendrá el perímetro de aislamiento de la central en 20 kilómetros, aunque la televisión NHK ha anunciado que a una distancia de 30 kilómetros al noroeste de la central, el nivel de radiaciones era elevado. Según los expertos, la exposición a esos niveles durante seis horas implicaría la absorción del máximo nivel de radiactividad considerado seguro para un año.

La mayoría de los japoneses prefiere ocuparse de los problemas cotidianos a los que pueden poner solución, como abastecerse de comida y agua y prepararse para los cortes masivos de electricidad anunciados por el Gobierno. Anoche estaba planeado uno en el área metropolitana de Tokio [35 millones de habitantes] a causa de la fuerte demanda de energía que está provocando el frío extremo que ha llegado al país. Finalmente, los consumos se estabilizaron, en parte gracias a los apagones voluntarios de empresas y particulares y a los programados del tendido urbano, y se pudo evitar el corte.

Lejos de la polémica sobre la central de Fukushima, la búsqueda de víctimas del tsunami en el noreste del país se ha ido ampliando a más zonas gracias a las tareas de desescombro y limpieza de las carreteras, según las autoridades. Unas 23.000 personas podrían seguir aisladas. El número oficial de muertos y heridos se sitúa en 15.000.

Con la caída en picado de las temperaturas, el riesgo de fallecimiento de supervivientes se incrementa y las tareas de rescate se hace más costosas. Unos 380.000 evacuados siguen durmiendo en tiendas de campaña y refugios.

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