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Con la sombra de los disturbios de Brixton a la espalda

En 1981, 5.000 personas se levantaron contra la Policía en ese barrio londinense por motivos raciales

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Las imágenes de la violencia desatada el pasado sábado en el barrio londinense de Tottenham han vuelto a revivir en la mente de los británicos los enfrentamientos de 1981 en Brixton , donde más de 5.000 personas se enfrentaron a la Policía por su inmovilismo ante los ataques racistas que estaba sufriendo la población africano caribeña.

Al Tottenham (y los otros barrios que se han visto afectados) de hoy y al Brixton de hace 20 años les siguen uniendo unos altos índices de pobreza, desempleo y criminalidad. Y si bien no existe la tensión racial de entonces, avivada por el partido fascista Frente Nacional que a finales de los 70 se dedicaba a atacar a las poblaciones negras, judías y musulmanas del sur de Londres, sí que hay un fuerte choque entre la Policía y la comunidad negra.

Los motivos van desde lo más cotidiano, como puede ser la política del stop and search, término que define el derecho de la Policía para registrar a cualquier persona por la calle (las estadísticas demuestran que los blancos son minoría en este tipo de procedimientos) y que pese a que fue declarado ilegal en enero del año pasado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos al considerarlo discriminatorio, las autoridades británicas no lo han retirado; hasta lo más complicado de responder, sobre todo para Scotland Yard.

La violencia el sábado se desata a partir de una manifestación pacífica por la muerte de Mark Duggan, un chico de 29 años que fue tiroteado por la Policía en un taxi. La versión oficial es que Duggan iba armado, aunque los primeros informes apuntan a que no disparó ni una sola bala, por lo que los agentes no habrían actuado en defensa propia. 

El de Duggan es el último caso de una larga lista de sucesos que la Policía nunca ha aclaradoEl de Duggan es el último caso de un largo historial de misterios sin resolver. Casos de muertes bajo custodia policial, como el cantante Smiley Culture, que se suicidó con un cuchillo de cocina en su propia casa o el que quizá haya sido el caso más famoso de los últimos años: el asesinato de John Charles de Menezes en Stockwell porque un policía pensó que era sospechoso de haber perpetrado los atentados del 7-J.

El periodista de The Guardian, Alex Wheatle, que participó en los disturbios de Brixton, destaca en un artículo este martes la gran indefensión que sufre la comunidad negra en determinadas partes de Londres. Aunque también resalta que los medios hoy en día para luchar contra supuestos actos violentos de la Policía se han multiplicado. Por ejemplo, la apertura de un departamento de reclamaciones, cuya misión es la de investigarlos casos de abusos de los agentes.

Y es aquí donde choca la reacción del sábado, explica: 'Por lo que vi en Tottenham, los insurrectos no tenían ninguna intención de hacer que la Policía rindiera cuentas [por la muerte de Duggan]. No hubo ningún tipo de manifiesto y no pude identificar ningún tipo de motivación política'.

Para Dave Hill, escritor residente en Hackney y que leva años describiendo la evolución de estos barrios empobrecidos de Londres, la muerte de Duggan era el pretexto que le faltaba a las mentes más jóvenes para echar por la borda el respeto por la ley'. Hill se extraña, como mucha gente, que nadie hubiera pensado hasta ahora que lo raro es que los acontecimientos de los últimos días no hubieran sucedido antes.

Ahora el trabajo para el Gobierno es doble: poner fin a la violencia y dar respuestas a esas comunidades si no quiere que la situación vuelva a reproducirse. No hay que olvidar que queda un año para los Juegos Olímpicos, y muchos de esos barrios hoy arrasados contribuirán masivamente a la celebración del evento. 

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