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Francisco Santos: "No cabe la negociación ante el chantaje de los secuestros"

CARLOS DEL CASTILLO

Francisco Santos reconoce que no debería estar vivo. El 19 de septiembre de 1990 el jefe del narco colombiano Pablo Escobar decidió robarle el control su propia vida para intentar evitar la extradición de miembros de su cartel a EEUU. Retuvo a Santos durante seis meses con la intención de matarlo, durante los que él reconoce que hubo 'momentos en los que uno preferiría estar muerto'.  

Pese a ello y 'sabiendo el dolor que sufre una familia y un secuestrado al estar separado de su entorno social', sostiene que frente a 'este tipo de chantajes, no cabe ningún tipo de negociación'. Con decenas de europeos y estadounidenses capturados por el Estado Islámico y cuatro ejecutados a sangre fría defiende que la única solución es la 'investigación y el buen trabajo policial'. Visita España para compartir su experiencia con otras víctimas del terrorismo en Ávila y atiende a Público a su paso por Madrid.

En su opinión, ¿cuál es la clave para ayudar a las víctimas de terrorismo?

Yo no me atrevería a generalizar porque cada persona, en medio de un trauma como un secuestro, asesinato, etc. tiene su propia manera de proteger su intimidad. El dolor de un secuestrado es la pérdida de su intimidad, la soledad...
Es diferente a lo que sufren las víctimas de otro tipo de delitos como pueden ser los atentados terroristas, asesinatos selectivos o cualquier otro tipo de evento traumático.

Lo que uno sí puede hacer es contar su experiencia, a contar como en medio de una situación tan dificil, cada uno busca un mecanismo de defensa que pueden ser muy espirituales generan unos lazos que generan unos lazos que fortalecen la capacidad de resistir momentos muy difíciles como los que hemos estado contando. Se trata de compartir esas experiencias y que cada cual pueda generar algo de aprendizaje.

En su caso, ¿qué es lo que le ayudó a superar el trauma?

Yo tuve unas experiencias muy interesantes, muy espirituales, muy cercanas a Dios. Me permitieron sobrevivir a un secuestro al que yo no debería haber sobrevivido. Quería contar esas experiencias, esa cercanía, ese diálogo, esa relación permanente que en un momento de muypoca esperanza le permite a uno sobrevivir.

¿Tras ser secuestrado, se empieza a tomar conciencia de quese ha perdido el control sobre la propia vida?

'Un secuestro es la pérdida absoluta de intimidad, es acostarse todas las noches sin saber si es la última noche y levantarse sin saber si es el último día'Claro.  Le cambia a uno todo. Un secuestro es la pérdida absoluta de intimidad, es la indefensión total, es acostarse todas las noches sin saber si es la última noche y levantarse sin saber si es el último día. Es un estado absoluto de indefensión que hace que uno enfrente sus propias debilidades pero también sus propias fortalezas porque en medio de una situación así uno acabagenerando mecanismos de protección que le permitan sobrevivir a una experiencia tan difícil.

¿Llega un momento en el que se pierden las ganas de seguir luchando o siempre queda esperanza?

Sí. Hay momentos en los que uno dice 'yo quiero morirme, yo prefiero morirme, yo no puedo estar más acá'. Es lo que he contado, cómo sobreviví a eso. Hay momentos sumamente difíciles en los que uno preferiría estar muerto.

Tras su secuestro usted ocupó fue vecipresidente en el Gobierno de Álvaro Uribe, ¿esas experiencias le ayudaron a concienciarse de la importancia de la lucha contra el terrorismo?

Sin duda. Yo trabajé mucho en el ámbito de los derechos humanos,  nosotros protegimos a mucha gente . A las víctimas de los paramilitares se les empezaron a garantizar todos los derechos que hoy están siendo reconocidos. Mi experiencia me generó una sensibilidad al ver a aquellas personas, vengan de donde vengan, víctimas de la extrema derecha, de la extrema izquierda, que  genera la necesidad de tratar de utilizar las armas del Estado para lograr unas mejores condiciones para ellas. También me preparó para lo otro, para saber que la fortaleza frente al terrorismo es fundamental. Yo era una de las voces más duras en contra del intercambio humanitario porque pensaba que eso coloca en riesgo a las personas siguientes y había una contradicción brutal en mi mismo porqye una parte de la sociedad pedía el intercambio de unos políticos secuestrados por unos guerrilleros que habían sido condenados por la justicia colombiana.

'El intercambio humanitario en un secuestro pone en riesgo a las víctimas siguientes'Habiendo sido víctima, sabiendo el dolor que sufre una familia y un secuestrado al estar separado de su familia y su entorno social, tener que fijar esa posición era muy difícil, era muy duro. Pero bueno, la vida es así. Finalmente fui parte del Gobierno que redujo los secuestros en un 90% en Colombia, lo que yo no sé si es parte del karma o del camino que a uno le toca andar. El hecho de haber sido víctima me llevó a crear una fundación de ayuda a las víctimas de los secuestros, que me visibilizó en mi lucha contra las organizaciones que aterrorizaban a la sociedad, me llevó a ser vicepresidente del Gobierno que combatió con mayor dureza y con mayor éxito la industria del secuestro.

Años más tarde, tuvo que salir de Colombia por estar amenazado de muerte de nuevo. ¿Cómo se sintió cuando, tras haber superado una situación tan dura como un secuestro, tuvo que salir de su propio país por una nueva amenaza?

Es la historia de mi país. Hubo muchos que salieron por amenazas de las FARC, otros de los paramilitares, en fin, es un país que tuvo y que tiene esos episodios de violencia que generan este tipo de víctimas, aunque en mi caso es doble, por pugnar contra los narcotraficantes y con las FARC. Salir así de Colombia fue una de las experiencias más difíciles porque supone un desarraigo absoluto. Yo afortunadamente pude trabajar aquí y acomodarme muy rápido a la sociedad española, pero los primeros tres o cuatro meses estaba perdido diciendo '¿Qué estoy haciendo acá? ¿Por qué no estoy en mi país? ¿Por qué no estoy dando la pelea allá?'. Esa sensación de desarraigo es brutal.

¿Cree que puede haber una solución definitiva a esta situación mientas el mercado de la droga siga activo?

Yo creo que no. Y ya no es solo en Colombia, es un gran problema en toda Sudamérica: usted puede verlo en Argentina, en México, en Venezuela, en Brasil... Es una industria que ha ido creciendo y que se ha aprovechado de la debilidad institucional del aparato judicial y del aparato de investigación de estos países. Colombia yo creo que en ese sentido ha avanzado muchísimo pero desafortunadamente no se puede decir lo mismo en otros países del continente donde uno ve que están viviendo lo que Colombia vivió. Le da a uno mucha tristeza que ese cáncer que partió a la sociedad colombiana en dos, que hizo tanto daño, se esté replicando en otros países. Y en Colombia ha disminuído brutalmente, en un 90%, pero aún así ese 10% son unas 200 personas al año, 200 familias, 200 entornos sociales que se ven afectados por un delito tan terrible como ese.

El Estado Islámico está llevando una campaña muy agresiva de secuestros. Decenas de europeos y estadounidenses han sido raptados, y algunos de ellos ejecutados. Usted, que fue víctima de secuestro, ¿cree que los Estados deben pagar un rescate por sus ciudadanos cuando existe una posibilidad tan real de que sean asesinados?

'Ceder en esos casos es simplemente abrirles el espacio a que lo han más a menudo'Yo voy a responderle igual que como respondía en Colombia ante el chantaje de las FARC con los políticos secuestrados, Ingrid Betancourt, etc. Yo era el que más me oponía. Es más, años antes yo promoví una ley que fue aprobada por el Congreso donde se hacía mucho más difícil para las familias en Colombia pagar el secuestro si no estaban trabajando en consorcio con el Estado. Yo tengo una línea dura frente a ese tema. Creo que frente a este tipo de delitos, este tipo de chantajes, no cabe ningún tipo de negociación. Por experiencia propia y por lo que vivimos en nuestro país yo puedo afirmar que ceder en esos casos es simplemente abrirle el espacio a que lo han más a menudo y en mayor medida.

¿Cuál debe ser entonces la actuación del Estado?

Investigación. Investigación, buen trabajo policial, buen trabajo judicial y buen trabajo investigativo. En Colombia lo logramos hacer. En Colombia la cantidad de rescates que tuvimos fue brutal y obviamente hay que generar las condiciones para que no se den. En Colombia existía el problema de que había zonas donde el Estado no estaba, pero cuando el Estado ocupó esas zonas, las FARC, el ENN perdió mucho de la posibilidad de hacer secuestros. Hay que controlar todas las zonas a través de la Justicia y la Policía opr un lado, y cuando se da el secuestro hay que hacer una labor de inteligencia, de investigación, de judicialización que ustedes acá conocen mejor que nadie con el trabajo que hicieron contra ETA.

 

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