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Atentados de París Christophe Naudin: "El gobierno francés usa el pretexto del yihadismo para atacar a personas que no tienen nada que ver"

Cinco años después de los atentados del 13 de noviembre en París, entrevistamos a Christophe Naudin, un profesor que sobrevivió al ataque en la sala Bataclan y que suele mostrar en sus clases las caricaturas de Mahoma.

El profesor Christophe Naudin.
El profesor Christophe Naudin. Yann Levy / Hans Lucas

Esa noche Francia sufrió los peores atentados de su historia contemporánea. Era un 13 de noviembre y un comando yihadista desató el horror en la sala Bataclan, las terrazas de París y en el Stade de France. Más de 130 personas murieron y 350 resultaron heridas por las balas de Kaláshnikov y las explosiones de los kamikazes del Estado Islámico (EI). Este viernes se cumplen cinco años de ese fatídico ataque. Una fecha señalada para las víctimas y los familiares, aunque la pandemia ha obligado a las autoridades a organizar unas austeras conmemoraciones sin la presencia de público.

El profesor Christophe Naudin, 44 años, fue uno de los supervivientes del Bataclan. Aunque entiende las medidas sanitarias, lamenta que las ceremonias hayan quedado tan descafeinadas. “Este viernes estaré en mi casa, sin saber qué hacer, cuando tendría que haber sido un momento emotivo de conmemoración”, asegura Naudin a Público. “Tengo miedo de no poder pasar página como creía que podría hacerlo cinco años después de los atentados”, reconoce. “Si hubieran anulado la ceremonia del año pasado, no me hubiera importado tanto. Pero después de que el quinto aniversario haya quedado tan descafeinado, me temo que esto tenga repercusiones psicológicas más duras”, añade el profesor, que cada año sufre síntomas postraumáticos a medida que se acerca el 13 de noviembre.

“En estos momentos no duermo bien, tengo dolores de cabeza y me enfado con mayor facilidad”, afirma Naudin, quien a causa del atentado desarrolló una forma de claustrofobia y un pesimismo omnipresente. Este docente en un instituto de Arcueil, en el sur de la región parisina, publicó a finales de octubre Journal d’un rescapé du Bataclan (Diario de un superviviente del Bataclan). Pocas semanas después del atentado, empezó un diario personal de forma casi terapéutica y ahora terminó en las librerías de la mano de la editorial anarquista Libertalia. Este libro no solo resulta un testimonio sobre los sentimientos de una víctima de un atentado, sino que también abundan en él las reflexiones sobre los “errores” de la izquierda ante el yihadismo.

La mirada llena de odio de un terrorista. Las llamas de las ráfagas de disparos de un Kaláshnikov. O las dos horas que pasó escondido en un cuartito durante la toma de rehenes. El recuerdo del Bataclan resulta inexorable para Naudin. No solo por un dolor crónico en el brazo, sino también por la pérdida de su amigo Vincent. Un recuerdo doloroso que se ha visto acentuado por otro hecho trágico: el asesinato del profesor Samuel Paty, decapitado el 16 de octubre por un joven yihadista checheno por haber mostrado las caricaturas de Mahoma.

Identificado con el profesor decapitado Samuel Paty

Naudin ya advierte al inicio de su libro de la amenaza yihadista que pesa sobre los docentes. “Daesh quiere atacar ahora a los profesores”, escribía en su diario del 5 de diciembre de 2015. Dos años después, en una entrada de septiembre de 2017 expresaba su temor ante un posible atentado en su centro educativo: “Mi nueva clase no es ideal en caso de un ataque en el instituto. Está al lado del patio, con las ventanas sin persianas”. “Cuando se produjo el asesinato de Samuel Paty, supuso un momento de gran estupefacción. La amenaza que sabíamos que existía se convirtió en una realidad”, asegura durante la entrevista con este periódico por videoconferencia.

Como Paty, este superviviente de los atentados del 13-N trabaja como profesor de historia y geografía. También enseña prácticamente todos los años a sus alumnos las caricaturas de Charlie Hebdo, la revista satírica francesa a la que estuvo subscrito durante años. “Solo las muestro cuando considero que resultan útiles a nivel pedagógico. No lo hago porque crea que deben ser mostradas de manera imperativa”, explica Naudin, quien muestra las caricaturas de Mahoma, pero también las del papa y otros personajes históricos. ¿Cómo reaccionan sus alumnos? ¿Ha tenido problemas por enseñarlas? “Cuando se tratan temas sobre la religión en el aula, siempre hay alumnos que reaccionan con gran emoción. Pero nunca he recibido amenazas ni nada parecido”.

La decapitación de Paty conmocionó la sociedad francesa. El presidente Emmanuel Macron encabezó un emotivo homenaje en el patio de la Universidad de la Sorbona en París. Desde mediados de octubre, las redes sociales se llenaron de mensajes con la etiqueta #JeSuisProf en defensa de los docentes y de su libertad de expresión y de cátedra. ¿Esto podría verse reflejado en una mejora del trabajo de los profesores? “No lo creo para nada”, afirma pesimista Naudin. “Después de las lágrimas de cocodrilo, volveremos rápidamente a la normalidad”, añade sobre una profesión mal pagada en Francia, con un prestigio social cada vez más degradado y en que “los padres se comportan como consumidores y exigen a los profesores que mimen a sus hijos”.

Naudin se muestra especialmente crítico con el acto que el 2 de noviembre, a la vuelta de las vacaciones escolares de otoño, se celebró en todos los centros educativos franceses para honrar al profesor asesinado. Con el argumento de la crisis del covid-19, este quedó limitado a un escueto minuto de silencio. “El ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, afirmó que lo hacían por motivos sanitarios, pero otros inspectores educativos dijeron que se debía a cuestiones de seguridad. En realidad, creo que el gobierno quería pasar página del asesinato de Paty e intentar volver a la normalidad”, explica Naudin, quien ese día hizo huelga para preparar un homenaje más amplio tanto con los profesores como sus estudiantes.

Durante ese polémico minuto de silencio, se produjeron unos 400 incidentes, informó el Ministerio de Educación. Incluso algunos profesores denunciaron a sus alumnos por haber hecho apología del terrorismo. “No hay que minimizarlos, pero entre estos 400 incidentes hubo de todo, algunos hechos graves, pero también otros de menor importancia. Tampoco hay que olvidar que se trata de 400 incidentes por un total de 12 millones de alumnos”, sostiene Naudin. “Si solo hacemos caso a lo que dicen los políticos y los medios de comunicación, parecería que nuestras aulas están llenas de pequeños yihadistas”.

Errores de la izquierda ante el islamismo radical

Naudin, que es un estudioso del islam medieval, teme las recuperaciones políticas que la derecha y la extrema derecha hacen de los atentados yihadistas. En 2015, ya publicó un libro sobre la apropiación por los ultras de la figura de Carlos Martel y la batalla de Poitiers. Pero también se muestra especialmente crítico con la posición de la izquierda —su familia política— ante el terrorismo islamista.

En concreto, critica las alianzas de fuerzas progresistas con sectores “islamistas”. “Para luchar contra la islamofobia, el imperialismo y el racismo, algunos decidieron aliarse con militantes del islamismo político”, lamenta, refiriéndose a las afinidades de una parte de la izquierda con el Partido de los Indigenistas de la República (una polémica formación antirracista y anticolonial) y el Colectivo Contra la Islamofobia (CCIF), que el ejecutivo francés quiere ilegalizar aunque no se ha probado ningún vínculo entre esta asociación y los recientes atentados.

“La izquierda debe aprender a condenar los atentados islamistas sin poner ningún pero, de la misma forma que lo hace con los ataques de los supremacistas blancos”, defiende Naudin. “Cuando se produce una agresión yihadista, muchos militantes e intelectuales de izquierdas suelen buscar una explicación y se dicen que son el resultado de un fracaso de la sociedad, por las discriminaciones que sufren los musulmanes o el imperialismo de Francia. Pero la realidad es que Charlie Hebdo y el Bataclan poco tenían que ver con Siria”, sostiene. “Muchos de ellos temen tanto las amalgamas entre los musulmanes y los terroristas, que son incapaces de denunciar los vínculos entre el yihadismo y el fundamentalismo islámico”.

"Banalización de los mensajes islamófobos"

Según este profesor, esta posición “tibia” de la izquierda ante el terrorismo islamista puede resultar contraproducente y favorecer en realidad la islamofobia. “Cuando ven a dirigentes progresistas incapaces de condenar con firmeza el yihadismo y el fundamentalismo islámico, muchos franceses se dicen que no pueden identificarse con esta izquierda. Y esto alimenta el rechazo hacia los partidos de izquierdas y las personas musulmanas”, explica.

Tras los recientes ataques contra Paty y en Niza, el debate sobre el islam volvió a inflamarse en Francia. Desde la ultraderecha y el gobierno de Macron multiplicaron las acusaciones a sectores progresistas de islamo-gauchisme. Naudin no comparte este dardo de islamo-izquierdismo, “un concepto de la ultraderecha”, pero cree que se ve favorecido por los errores en el pasado de la izquierda. Lo que dificulta, según él, que esta pueda proponer un “discurso alternativo y creíble a las posiciones islamófobas de la derecha”.

Lamenta, asimismo, la “banalización de los mensajes islamófobos en los medios y la clase política”. “El gobierno utiliza el pretexto del yihadismo para confrontarse con personas y colectivos que no están vinculados con los atentados y esto puede resultar contraproducente”, advierte sobre el polémico proyecto de ley contra el “separatismo” islamista, la voluntad del ejecutivo de ilegalizar a numerosas asociaciones musulmanas y las recientes declaraciones del ministro del Interior, Gérald Darmanin, en las que criticaba la presencia de secciones de comida halal en los supermercados.

A pesar de la alta tensión que genera el debate sobre el islam en la esfera pública, Naudin sostiene que, según los sondeos, no parece que la islamofobia haya aumentado de manera considerable entre los franceses. A diferencia de Estados Unidos o Nueva Zelanda, “no ha habido grandes atentados contra mezquitas”, recuerda. Cinco años después de los atentados del 13-N, considera que el EI no logró su objetivo de desatar una guerra entre comunidades en Francia.

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