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Una española que logró salir de la multitud antes de la tragedia en Seúl: "No podía controlar hacia dónde me movía"

La capital surcoreana culpa a las fuerzas policiales de la "falta de organización" ante el primer Halloween sin restricciones.

Área acordonada en la que tuvo lugar una de las avalanchas en Seúl, Corea del Sur, durante la noche de Halloween.
Área acordonada en la que tuvo lugar una de las avalanchas en Seúl, Corea del Sur, durante la noche de Halloween. EFE

Tres días después de la avalancha humana vivida en Seúl (Corea del Sur) durante los festejos por Halloween, las víctimas mortales ascienden a 154, mientras que cientos de personas siguen heridas, treinta de ellas en estado grave. El país ha decretado un período de luto oficial y ha abierto una amplia investigación para determinar las causas de la catástrofe y prevenir futuros incidentes. Las fuerzas de seguridad del distrito de Yongsan, al que pertenece el barrio de Itaewon, donde ocurrió la tragedia, están en el punto de mira por la falta de previsiones. Público ha podido hablar con Molly Eve, una joven española que se encontraba en la zona de las celebraciones, y asegura que la ciudad sigue "en shock" después de lo sucedido.

Molly tiene 23 años, raíces británicas y ha vivido toda su vida en Málaga. Hace casi un año decide trasladarse a Seúl para trabajar como profesora de inglés. Este sábado, sus amigas y ella salían de casa para celebrar la noche de Halloween en el multicultural barrio de Itaewon, lleno de discotecas, clubs y locales de ocio. Era el primer año sin restricciones por el coronavirus, con lo que esperaban encontrarse a mucha gente, pero no a tales niveles. "Había muchas ganas de salir, sobre todo después de la pandemia", apunta Molly, que estuvo a escasos metros de la estampida.

Cuando Molly y sus amigas llegaron a Itaewon y se bajaron del metro, vieron que "la calle estaba abarrotada". En un primer momento intentaron acceder a los bares y discotecas de la calle peatonal, que está conectada con Itaewon por el callejón donde se produjo una de las avalanchas. "Se caminaba lento, pero bien", recuerda Molly, "hasta que llega un punto en el que hay mucha gente yendo a direcciones totalmente diferentes". De repente, la joven se ve embaucada en la multitud: "no podía controlar hacia dónde me movía". Los empujones y la inquietud comenzaban a ser preponderantes.

"Nosotras nos miramos y decidimos salir inmediatamente de allí", subraya la malagueña, que dio media vuelta con sus amigas aprovechando que todavía había cierto margen de movimiento. Se dejaron llevar junto a las personas que salían de la parte más concurrida y, una vez fuera, decidieron cruzar al otro lado de la avenida de Itaewon, donde "no había discotecas, sino bares normales y mucha menos gente". Lejos del peligro, se quedaron tomando algo por la zona, desconocedoras de cómo estaba avanzando la situación en la otra mitad del barrio.

"Estamos en shock, porque estábamos tan cerca… pero a la vez no sabíamos lo que estaba pasando a menos de 100 metros de nosotras", lamenta Molly, que describe los hechos como "una desgracia humana". La capital surcoreana sigue conmovida por el incidente y las autoridades han ordenado que las banderas ondeen a media asta como muestra de dolor. Además, las actividades culturales y de ocio que estaban previstas para celebrar Halloween durante la noche de ayer han sido canceladas y apenas había gente en los locales. 

La ciudad culpa ahora a las fuerzas policiales por su "poca organización y falta de medios", mientras comienzan a abrirse las primeras investigaciones. Molly asegura que "las carreteras no estaban cerradas" y, pese a la cantidad de gente que había, "seguían circulando autobuses y coches por la vía principal". Por el momento, se siguen revisando las imágenes de las cámaras de seguridad de la zona y están previstas casi 50 entrevistas con testigos para los próximos días.

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