El Ejército de Israel ha llevado a cabo una ofensiva en el sur Gaza donde destruyeron infraestructuras, incautaron armas y mataron a milicianos pertenecientes a Hamás. Todo ello ocurre tras conocerse el fallo de la ONU que ha descartado imponer un alto el fuego definitivo en la franja de Gaza y solo ha pedido al Estado israelí que adopte las medidas necesarias para evitar un genocidio en el territorio. Mientras tanto, sigue creciendo el número de víctimas civiles entre los palestinos.

Según ha indicado el portavoz de las tropas israelís, el Ejército "continúa eliminando a los enemigos y localizando armas y equipo militar en el corazón de Jan Yunis", la región más importante del sur del enclave y bastión de Hamás.

"El equipo de bomberos de la brigada de comando dirigió un avión que eliminó a tres milicianos que se dedicaban a enterrar artefactos explosivos cerca de las fuerzas", mientras que las tropas terrestres "destruyeron un depósito militar donde se encontraban numerosas municiones, armas y diversos medios tecnológicos y se enfrentaron cuerpo a cuerpo con Hamás", añadió.

Además, el portavoz ha detallado que "en uno de los enfrentamientos, siete milicianos del grupo armado, que habían disparado lanzacohetes antitanque RPG contra los soldados israelís, fueron identificados dentro de un edificio y eliminados con proyectiles de tanque".

Al menos 26.083 palestinos han fallecido

Esto ocurre al arrancar la 113 jornada de guerra, lo que aumentará el número de fallecidos en Gaza. Hasta la fecha, al menos 26.083 palestinos han perdido la vida, la mayoría niños y mujeres, mientras que otros 64.487 han resultado heridos. El hospital Al Amal de Jan Yunis, cercado por las fuerzas israelís en los últimos días, ha sufrido las consecuencias de los bombardeos. El servicio de emergencia Medialuna Roja informó que, durante las últimas horas, tres personas han perdido la vida y nueve han resultado heridas debido a los ataques contra las viviendas que rodean el hospital.

La agencia oficial de noticias palestina, Wafa, ha reportado que "al menos dos civiles murieron este sábado y otros resultaron heridos tras un ataque aéreo israelí dirigido a una casa en el barrio de Al Yeneina, en Rafah", una ciudad en el extremo sur del enclave que colinda con Egipto, y adonde se han desplazado cientos de miles de gazatíes, incluyendo de Jan Yunis.

El Ejército israelí informó el viernes de que se encuentra realizando "operaciones precisas" en los principales hospitales de Jan Yunis, como el Naser y el Al Amal, argumentando que milicianos de Hamás están operando desde el interior.

El Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás, denuncia desde hace días que "la ocupación israelí asedia los hospitales de Jan Yunis, paralizándolos completamente mientras comete crímenes de genocidio e impide el movimiento de ambulancias".

Según la cartera, el hospital Naser -donde operan unos 150 miembros de personal médico que atienden a 350 pacientes- y el de Al Amal se encuentran "sin alimentos y sin seguridad", así como desprovistos de anestésicos o analgésicos.

La agencia humanitaria de la ONU, OCHA, informó de que el hospital Naser, que actualmente alberga a unos 18.000 desplazados, está funcionando "bajo mínimos, ya que está rodeado por el Ejército israelí y está experimentando intensos combates, por lo que ya no puede recibir pacientes ni suministros".

El 85% de la población vive una crisis humanitaria

La guerra ha dejado 1,92 millones de desplazados en la Franja, el 85% de la población total, que viven una crisis humanitaria sin precedentes.
Bajo las lluvias y heladas del invierno, miles de familias con niños y ancianos viven en carpas plásticas a la intemperie, en medio del brote de epidemias y el colapso de los hospitales, además de la persistente escasez de agua potable, alimentos, medicinas y electricidad.

Estas condiciones podrían empeorar tras el anuncio de varios países de suspender el financiamiento de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA). La UNRWA gestiona la distribución de ayuda humanitaria y fue acusada por el Gobierno israelí de tener entre su personal a quienes participaron en el ataque de Hamás contra Israel, el cual detonó la guerra el 7 de octubre y dejó unos 1.200 muertos y 250 rehenes.