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Obama inicia su campaña electoral con el discurso del Estado de la Unión

El presidente esgrime su lucha contra las desigualdades económicas como principal arma para la reelección

ISABEL PIQUER

Barack Obama empezó su carrera hacia la reelección con una enérgica defensa de mayor ecuanimidad económica. El presidente estadounidense aprovechó el tradicional discurso sobre el Estado de la Unión y sus aproximadamente 50 millones de telespectadores para lanzar el mensaje que centrará su campaña hasta noviembre: más igualdad.

El mandatario ha centrado su intervención (que ha pronunciado ante el Congreso a las tres de la madrugada hora española) en la necesidad de 'crear una economía que funcione para todo el mundo, no sólo para unos cuantos aventajados' y 'donde todo el mundo tenga una oportunidad', tal y como adelantó hace unos días en mensaje a sus simpatizantes.

El presidente presentó además 'un país que lidera al mundo en la educación de su pueblo, que atrae una nueva generación de manufacturas de alta tecnología...un futuro en el que controlamos nuestra propia energía... una economía hecha para durar, donde se recompensa el trabajo duro y se premia la responsabilidad', dijo ante las Cámaras.

Obama volvió a insistir en la necesidad de subir los impuestos a los más ricos. El presidente ya presentó el pasado septiembre la llamada ley Buffet, por el nombre del multimillonario Warren Buffet, que proponía obligar a los que ingresan más de un millón de dólares al año a pagar el mismo porcentaje a Hacienda (alrededor del 35%) que el estadounidense medio, un proyecto que los republicanos bloquearon.

'Millones de estadounidenses que trabajan duro y operan todos los días según las reglas se merecen un Gobierno y un sistema financiero que haga lo mismo. Es hora de aplicar las mismas reglas a los de arriba que a los de abajo: ni planes de rescate, ni dádivas, ni escapatorias... Que cada uno asuma sus responsabilidades', dijo.

Defiende la 'ley Buffet' de aumentar los impuestos de los millonarios al 35%

La idea de aumentar la presión fiscal vino del propio Buffet, que en un artículo en The New York Times este verano confesaba pagar sólo el 17% de sus ingresos a Hacienda mientras que su secretaria abonaba más del doble. La secretaria, Debbie Bosanek, presenció la alocución desde el balcón de la primera dama, Michelle Obama, invitada por el matrimonio presidencial.

Los republicanos han reprochado a Obama su empeño en rescindir las desgravaciones fiscales para los más ricos aprobadas durante la Administración Bush, que caducan a finales de este año, y le han acusado de lanzar una 'guerra de clases'.

Pero irónicamente la desigualdad económica también se ha convertido en el principal tema de la campaña de las primarias republicanas y ha incluso obligado al que sigue siendo favorito, Mitt Romney, a confesar que de los 45 millones de dólares que ganó en los dos últimos años, sólo pagó un 15% al fisco.

Obama también habló mucho de independencia energética y en particular de energías renovables. La Casa Blanca contestó así a las críticas conservadoras tras la decisión del Gobierno de rechazar el permiso de construcción de un polémico oleoducto que debía recorrer el país desde Canadá al golfo de México.

El veto de Obama dejó en papel mojado el proyecto Keystone XL, valorado en 7.000 millones de dólares y que habría transportado hasta 830.000 barriles de crudo al día hasta la costa de Texas. Es un tema estrella en las primarias republicanas.

La secretaria del magnate, que paga más a Hacienda que él, invitada al acto

Pero Obama tiene mucho que vender y poco que ofrecer. Desde la victoria de los republicanos en otoño de 2010, el presidente no ha conseguido que se apruebe ninguna ley significativa. Hace unos meses el Congreso rechazaba el plan de empleo con el que Obama esperaba ganarse el apoyo de los estadounidenses. El American Jobs Act pretendía inyectar 447.000 millones de dólares en la economía ampliando los descuentos fiscales a empresas y particulares (sobre todo las que crearan puestos de trabajo en EEUU) y poniendo en marcha un ambicioso programa de obras públicas para dar trabajo a algunos de los 13 millones de parados.

Los tiempos austeros se notan. Obama reducirá el número de tropas, reorientará su estrategia global mirando a China y modernizará el Ejército para combatir las guerras del siglo XXI con menos soldados y menos medios.

Después del discurso, el presidente tiene previsto irse de campaña, con sendas visitas a estados veleta (swing states) donde el electorado puede decantarse a favor de uno u otro partido: Iowa, Arizona, Nevada, Colorado y Michigan. Tres de ellos celebran además primarias republicanas en febrero. Obama también está acumulando un botín electoral considerable (se calcula que ha reunido unos 68 millones de dólares tan sólo en el último trimestre de 2012), puesto que acompaña todas sus visitas con un evento recaudatorio.

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