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Obama llega a Cuba 20 años después de que el bloqueo contra la isla se convirtiera en ley en EEUU

Sólo el Congreso de los EEUU puede derogar la ley Helms Burton, pero el mandatario está abriendo huecos y estrechando lazos con el Gobierno y el pueblo cubano.

Un anciano pone a secar un pañuelo con la bandera estadounidense hoy, lunes 14 de marzo de 2016, en La Habana (Cuba), a pocos días de la visita del presidente de EE.UU., Barack Obama. EFE/Alejandro Ernesto

FERNANDO RAVSBERG

LA HABANA.- El Presidente Barack Obama llega a Cuba cuando cumple 20 años la ley Helms Burton, la legislación que recrudeció el Embargo sancionando a empresas de terceros países y convirtiendo el bloqueo contra la isla en una ley que solo puede ser derogada por el Congreso. El mandatario no puede eliminar ese muro pero le está abriendo huecos por todas partes. Los más trascendentales fueron sacar a la isla de la lista de países terrorista, autorizar el uso del dólar en las transacciones de Cuba con el mundo y una mini apertura del turismo estadounidense.

La lista de países auspiciadores del terrorismo, elaborada por Washington, impone reglas estrictas a las finanzas internacionales de esas naciones. El control que piden es tan grande que hace 2 años se paralizó la actividad consular de Cuba en los EEUU porque ningún banco estaba dispuesto a abrirles una cuenta. En el comercio internacional semejantes regulaciones atrasaban y encarecían todos los cobros y pagos de La Habana. Haber salido de esa lista negra representa un verdadero respiro para la economía cubana.

La autorización del uso del dólar abre una brecha gigantesca en el muro del bloqueo, que beneficiará tanto al gobierno cubano como al ciudadano de a pie. Cuba tenía prohibido realizar transacciones en dólares, lo cual implicaba un constante cambio de divisas y el pago de altas comisiones. Algunos de los bancos que quisieron saltarse la normativa fueron castigados con multas de hasta U$D 8 mil millones, como fue el caso del francés BNP Paribas.

Los ciudadanos cubanos tampoco podían usar la divisa estadounidense, “en México los bancos se negaban a cambiar mis dólares porque yo tenía pasaporte cubano”, cuenta a Público Loannia Marimón, una profesional de la isla. El cambio podría beneficiar también a muchos emigrados ya jubilados que no podían regresar a la isla porque perdían sus pensiones. A los artistas y músicos que podrán cobrar sus derechos de autor aunque vivan en Cuba. Los profesionales cubanos podrán ser contratados por empresas de los EEUU. Y los peloteros ya podrán jugar en las Grandes Ligas de Béisbol sin necesidad de abandonar su país como era hasta ahora.

La apertura para viajar a la isla de los ciudadanos estadounidense y los residentes todavía está limitada por una ley que prohíbe hacer turismo en Cuba. Los viajeros deben decir que van por razones culturales, religiosas, educativas y una decena de mentiras más. Eso explica por qué el número de visitantes de ese país solo creció en 70 mil personas durante el 2015. Sin embargo, fue un detonante para que llegaran 500 mil turistas más de otras partes del mundo que quieren ver Cuba antes de que lleguen los McDonalds, provocando un crecimiento turístico global de un 17%.

El gran tema pendiente

La asignatura pendiente, que escapa al poder presidencial, es el fin del bloqueo, una ley que impide el comercio entre las dos naciones y que permite perseguir los negocios de Cuba por todo el mundo. Solo una empresa productora de tractores ha sido autorizada por el gobierno de los EEUU para crear una fábrica en el puerto del Mariel, Zona Franca ubicada a 50 km de La Habana. La condición es que únicamente le vendan a cooperativas o campesinos privados.

A pesar de todo, el secretario de Agricultura, Tom Vilsack, dice que cuando ocurra el fin del Embargo, “EEUU estará en una posición muy buena para recuperar una parte del mercado que hemos perdido” y ha mencionado la soja, arroz, carne de ave y los biocombustibles como “los nuevos mercados que los agricultores de Estados Unidos podrían aprovechar en Cuba, país que a su vez podría vender productos orgánicos a su antiguo enemigo de la Guerra Fría”.

En realidad Cuba tiene mucho más que ofrecer, empezando por el millón de profesionales universitarios altamente calificados. La biotecnología cubana creó y produce medicamentos para enfermedades por las que mueren o son amputadas decenas de miles de personas en EEUU. El mayor mercado de habanos del mundo es el estadounidense, pero la importación de ese producto, exclusivamente cubano, sigue prohibida. La venta del níquel está limitada, cualquier producto que lleve más de un 10% de ese mineral extraído en Cuba no puede ser comercializado en el vecino del norte.

De todas formas todo parece indicar que el equipo de Obama está buscando formas para permitir las inversiones en Cuba esquivando la ley del Embargo. Acaban de anunciar que dos cadenas hoteleras estadounidenses, Marriot International y Starwood Hotels and Resorts Worldwide, y la firma de telecomunicaciones AT&T están intentando cerrar acuerdos en los próximos días para extender sus negocios en Cuba.

Símbolos y realidades

El acercamiento entre Cuba y los EEUU está cargado de símbolos, el 17 de diciembre es el día de San Lázaro, el dios santero-católico más milagroso de la isla. Ahora la visita del Presidente Obama se realiza en plena Semana Santa y en el momento en que se cumplen 20 años de la promulgación de la Ley Helms Burton. Para La Habana la llegada de Obama simbolizará el derrumbe de “la hegemonía de la mafia cubano-americana sobre el importante estado de La Florida”.

Para La Habana la llegada de Obama simbolizará el derrumbe de “la hegemonía de la mafia cubano-americana sobre el importante estado de La Florida”.

Durante medio siglo, una docena de presidentes de los EEUU creyeron que podrían someter al gobierno cubano por la fuerza. Algunos prometieron que durante su mandato visitarían una Cuba presidida por un gobierno afín a Washington. Las esperanzas renacieron en 1990, cuando La Habana se queda sola, tras la debacle soviética. Entonces estrecharon aún más el bloqueo económico y volvieron a hacerlo en 1996, castigando a empresas de terceros países que negociaran con la isla. Contra todos los pronósticos, la Revolución Cubana se mantuvo en pie.

Los críticos de Obama afirman que no había ningún apuro para cambiar la relación con Cuba porque esta no afectaba a los EEUU. El Presidente les responde en su más reciente entrevista. “Cuando asumí la presidencia, el prestigio de EEUU en América Latina era muy bajo”, dice y agrega que “la única pieza que no encajaba y que era un vestigio de la Guerra Fría era Cuba”, reconociendo que se trata de “una política que no había funcionado durante 50 años”. La situación se volvió insostenible cuando, en el 2015, Latinoamérica en pleno -incluyendo a los aliados más cercanos de EEUU- invitó a Cuba a la Cumbre de las Américas en contra de la voluntad expresa de Washington.

Antes de conocerse la noticia de la visita de Obama, el historiador de La Habana, Eusebio Leal, había dicho a Público que “cuando el Imperio Romano vencía, el rey vencido era traído en una jaula de hierro por las calles de Roma. Cuba no fue trasladada en una jaula de hierro, Cuba llegó de pie y de pie está”. En realidad se quedó corto porque además será el presidente de la nación más poderosa del mundo el que paseará por las calles de La Habana, lo hará en son de paz y hablando de igual a igual con el gobierno de una pequeña isla sin ningún poderío económico ni militar.

El futuro

En su más reciente entrevista el Presidente Obama no renuncia al “derecho” de Washington de provocar cambios políticos en Cuba y asegura que la nueva estrategia y las medidas de aparetura acelerarán ese proceso. Confirma así lo expresado por la negociadora estadounidense Roberta Jacobson, en enero del 2015, quien aseguró que “el fin de este proceso es el mismo que antes, pero la táctica tiene que cambiar”.

Cuando Raúl Castro y Barack Obama se estrecharon las manos seguramente ambos pensaban en un funeral pero mientras el cadáver que velaba el primero era el del bloqueo, el segundo soñaba con el entierro de la Revolución Cubana. Todavía es pronto para saber que nombre escribir en la lápida, algunos piensan que desaparecerá primero el Embargo Económico y otros confían en que las medidas de apertura de Obama siembren las semillas del cambio político en la isla.

El diferendo entre los dos países nació hace siglos, cuando Washington soñaba con anexar la isla y José Martí afirmaba que “Es deber mío evitar, mediante la independencia de Cuba, que EEUU se extiendan por la Indias Occidentales y caigan con mayor fuerza sobre otras tierras de América. Todo lo que he hecho hasta ahora y todo lo que haga de ahora en adelante tiene esta finalidad”. Con semejante referente histórico, la Revolución Cubana no parece ser la causa del diferendo sino la consecuencia del mismo.

La visita de Obama no marca el fin de la guerra económica porque esta seguirá mientras exista el Embargo, vale decir que hace apenas un mes una importante empresa estadounidense fue sancionada por comerciar con Cuba. Lo que realmente simboliza este viaje es el comienzo de una batalla política mucho más sutil, en la que Washington apuesta por ganarse las mentes y los corazones de los cubanos, los mismos que no pudo doblegar por la fuerza.

La estrategia en este sentido pasa, como explicara el propio Obama, por la promoción de la empresa privada en Cuba, mediante créditos y la libertad para importar y exportar a EEUU. La apertura masiva del acceso a Internet para llegar con la información a la gente común. Los millones de turistas estadounidenses que se prevén lleguen a la isla cuando se retire la prohibición. Y el aumento de las remesas como fuente de vida para muchas familias cubanas.

La Habana avanza con mucha cautela, como si caminara sobre un terreno minado. El noticiero de la TV oficial aseguró, respecto de los cambios más recientes anunciados por Washington, que “Aun cuando las medidas de este martes son un paso más en el camino hacia una relación diferente, habrá que sopesar el verdadero alcance, dado que los tres paquetes anteriores fueron aprobados por la Administración Obama, pero con una trascendencia limitada”.

Las autoridades cubanas necesitarán en el futuro una gran capacidad de adaptación para responder a los retos que plantea este escenario bilateral. Aunque, en apenas un par de años, los dirigentes que lidiarán con la nueva política estadounidense pertenecen a otra generación, 2 o 3 décadas más joven, muy preparada intelectualmente, usuarios cotidianos de internet y con 30 años de experiencia política. Puede que cambie la escenografía, el guion y los actores pero el diferendo se mantendrá mientras Washington crea que tiene derecho a cambiar a su gusto el sistema político en Cuba y el gobierno cubano se niegue a aceptarlo.

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