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Se pone en marcha la unidad de la UE que podrá cerrar la frontera exterior de un Estado contra su voluntad

Tras el acuerdo con Turquía, los 27 lanzan la Guardia Europea de Fronteras y Costas, que dispondrá de 1.500 agentes capaces de desplegarse en cualquier puesto fronterizo por orden del Consejo. Un cuerpo diseñado en tiempo récord que aplauden las multinacionales de seguridad, un negocio en auge en la Europa-Fortaleza

Un miembro de la Policía búlgara vigila el puesto fronterizo de Kapitan Andreevo. Nikolay Doychin/AFP

CARLOS DEL CASTILLO

@CdelCastilloM

MADRID.- El puesto fronterizo búlgaro Kapitan Andreevo, que vigila el linde exterior de la Unión Europea con Turquía, ha sido testigo de algunas de las escenas más duras de la crisis migratoria, con persecuciones, agresiones y detenciones masivas de refugiados. Aunque tras el acuerdo de los 27 con el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan para devolver a los migrantes a Turquía el drama se ha desplazado al Mediterráneo, este jueves Kapitan Andreevo volverá a ser protagonista.

Este puesto fronterizo ha sido el elegido por la UE para hacer la presentación oficial de su nueva Guardia Europea de Fronteras y Costas, que viene a sustituir y ampliar las capacidades de la antigua agencia europea de fronteras, Frontex. Su característica más destacable es que por primera vez transversalizará la vigilancia de las fronteras de la UE entre todos los estados. Además, contará con personal especializado, al formar un cuerpo de 1.500 efectivos que podrá desplegarse de forma inmediata cuando un país se enfrente a "presiones migratorias desproporcionadas".

El Consejo de la UE, formado por representantes de los 27 estados miembros, podrá votar si toma la iniciativa y lleva a cabo acciones para cerrar a cualquier precio la frontera de la Unión que considere que está "en riesgo"

La letra pequeña de la Guardia Europea de Fronteras y Costas, en cuyo cuerpo de despliegue rápido participarán un centenar de españoles, es que también podrá actuar aunque el estado al que pertenecen no haya solicitado colaboración. Incluso si se opone a ello: el Consejo de la UE, formado por ministros de los 27 estados miembros, podrá votar si toma la iniciativa y lleva a cabo acciones para cerrar a cualquier precio la frontera de la Unión que considere que está "en riesgo".    

La apuesta por seguir construyendo una fortaleza en el viejo continente continúa. "Solo gestionando de manera efectiva nuestras fronteras exteriores podremos volver a la normalidad en el marco de Schengen. No hay otra solución", afirmó Robert Kaliňák, ministro de Interior de Eslovaquia y presidente del Consejo.

Refugiados en la frontera de Macedonia. Robert Atanasovski/AFP

Refugiados en la frontera de Macedonia. Robert Atanasovski/AFP

Ha sido tal la voluntad comunitaria en sacar adelante esta agencia de fronteras reforzada que se ha saltado una de las características intrínsecas de la Unión: su flema burocrática. Recortando un proceso que suele durar años, en apenas unos meses se ha redactado el informe de la Comisión, recibido la aprobación de la Eurocámara y la depuración del Consejo. "Las negociaciones fueron objeto de un procedimiento legislativo extremadamente rápido que, en combinación con la naturaleza opaca de las conversaciones a tres bandas tras la aprobación del informe de la Comisión, ha impedido una consulta significativa o una discusión con organizaciones de la sociedad civil", denuncia Amnistía Internacional.

La celeridad de la UE para poner en marcha la Guardia Europea de Fronteras y Costas contrasta con su lentitud para la reforma del Sistema Europeo de Asilo, que esta vez sí, está embarrancado en el complejo sistema de negociación comunitario.

Dudas sobre los derechos humanos: copiando el sistema español

Las competencias de la agencia para evaluar las vulnerabilidades de las fronteras europeas, organizar operaciones conjuntas o intervenciones rápidas de su cuerpo de 1.500 agentes han sido detalladas por los oficiales comunitarios. Para Amnistía Internacional lo que no ha quedado tan definido es cómo se respetarán los derechos humanos de migrantes y refugiados, donde hay "una división de responsabilidades muy confusa".

La ONG teme "que la atribución de responsabilidades cuando se produzcan violaciones de derechos humanos no quede clara (podría ser la UE, a través de su agencia, o los Estados miembros), ya que se corre el riesgo de crear en la práctica un vacío legal en cuanto a la rendición de cuentas". Además, avisa que los estados podrían utilizar el nuevo reglamento "como base para fundamentar las decisiones de devolución en caliente sin realizar una evaluación adecuada de la situación de los derechos humanos en el país de vuelta, lo que puede tener una enorme transcendencia a nivel de derechos humanos".

No en vano, en las negociaciones entre los 27 ministros del Interior europeos, el responsable español del ramo, Jorge Fernández Díaz, puso sobre la mesa los "satisfactorios resultados de la política migratoria española gracias a su bien cimentada colaboración con los países que son punto de partida o de paso de las corrientes que tienen por destino Europa". Colaboración que, a semejanza de los que España firmó en su día con Marruecos, mantiene ahora la UE mantiene con Turquía, surtiéndole una vía de financiación para que impida la llegada de refugiados a territorio europeo.   

El jugoso negocio de defender las fronteras de la UE

“Con el crecimiento de la Unión Europea mediante la adhesión de los nuevos Estados miembros, la seguridad fronteriza es un área enorme para los desarrollos de I+D y un mercado muy prometedor”, manifestaba en 2008 Robert Havas, vicepresidente de Desarrollo de Negocios de Seguridad de Airbus. Su empresa, de hecho, es la más beneficiada de los fondos europeos para proyectos de investigación y desarrollo industrial, tal y como recoge el informe Guerra de Fronteras, del Centre Delàs d'Estudis per la Pau.

"La respuesta de la UE a la cuestión de los refugiados y la crisis migratoria tiene que ver con un enfoque basado en tratar al que viene de fuera como una amenaza. Es un punto de vista militar:
se trata a estas personas como enemigos"

El vaticinio de Havas hace ocho años no iba desencaminado. Las compañías de seguridad y la industria militar desataron una intensa campaña de lobby en Bruselas que ha terminado calando en las normas comunitarias. "La respuesta de la UE a la cuestión de los refugiados y la crisis migratoria tiene que ver con un enfoque basado en tratar al que viene de fuera como una amenaza. Es un punto de vista militar: se trata a estas personas como enemigos", explica Jordi Calvo, coordinador del Delàs, en una conversación con este medio. 

“El hecho de que en su último discurso Juncker —presidente de la Comisión Europea— insistiera tanto en que el camino para salvar la unidad de Europa es la seguridad, a través de la Agencia Europea de Defensa, incluso llegando a recuperar la idea de crear un Ejército europeo delata sus intenciones", expone el investigador, que advierte de que Europa está "militarizando" la gestión de sus fronteras. 

"La nueva Guardia Europea de Fronteras y Costas es un paso más construir esa Europa-Fortaleza de la que salen como damnificados, como siempre, las personas que intentan venir, porque se ven obligadas a coger otras rutas más peligrosas; y como beneficiadas las empresas de seguiridad y defensa, que han conseguido que la UE se plantee la necesidad de invertir más en fronteras y que haya más fondos para el I+D de nuevas armas, seguridad interna y externa de las fronteras", sentencia Calvo.

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