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Los talibanes afganos asesinan al hermanastro del presidente

Wali Karzai era una figura clave para el control de la conflictiva provincia de Kandahar

ANTONIO PAMPLIEGA

Los talibanes han demostrado, una vez más, hasta dónde son capaces de llegar sus tentáculos y sus redes de infiltrados. Sadar Mohamed, hasta ayer, amigo íntimo de la familia Karzai y guardaespaldas personal de Ahmed Wali Karzai, hermanastro del presidente de Afganistán, Hamid Karzai, fue el brazo ejecutor de un asesinato minuciosamente planeado. Mohamed acabó con la vida del gobernador de Kandahar descerrajándole dos tiros en la cabeza, a sangre fría, mientras se encontraba en su casa a punto de recibir a un grupo de invitados. El asesino fue inmediatamente abatido por el resto de guardaespaldas.

Los hechos ocurrieron sobre las 11 de la mañana. 'Escuché dos detonaciones en la habitación contigua y cuando entré vi al señor Karzai sobre un charco de sangre. Yo lo sostenía y no estaba muy seguro de que fuese a sobrevivir. Cuando llegamos al hospital confirmaron que había fallecido', contó Hajji Agha Lalai, funcionario provincial.

El gobernador fue abatido en su casa por uno de sus guardaespaldas

El propio Hamid Karzai fue el encargado de confirmar la noticia, durante una rueda de prensa en el palacio presidencial, en la que ha estado acompañado por Nicolas Sarkozy, presidente de Francia. 'Mi hermano pequeño, Ahmed Wali Karzai, ha sido asesinado en su casa. Pertenecemos a Alá y a él volvemos. Esta es la vida del pueblo afgano. Lo sufrimos todos y esperamos poner fin a estos sufrimientos del pueblo', afirmó el presidente afgano con los ojos enrojecidos y con claros síntomas de dolor en el rostro.

Los talibanes afganos no tardaron en atribuirse la autoría del asesinato y recalcar que reanudan su ofensiva de primavera. 'La muerte del hermano de Karzai es un tremendo éxito. Es una buena noticia para nosotros y para la nación que nos hayamos librado de una figura que oprimía al pueblo de Kandahar', afirmó Yousuf Ahmadi en una conversación telefónica con la agencia DPA.

La muerte de Ahmed Wali Karzai supone un duro golpe para el presidente de Afganistán y para las tropas extranjeras. Jefe del Consejo Provincial de la provincia de Kandahar, era una figura clave y decisiva en la volátil y convulsa provincia de Kandahar, feudo de los talibanes.

Con conexiones en los distritos del sur del país, incluyendo importantes líderes tribales, altos funcionarios del estado, narcotraficantes e, incluso, fundamentalistas, su muerte deja un vacío de poder en la región.

Su muerte llega en el momento más inoportuno, a pocos días del traspaso de responsabilidades en siete áreas del país centroasiático y con la incertidumbre sobre qué derroteros tomará ahora la provincia sureña.

El hermanastro de Karzai ya había sufrido atentados contra su vida, como un ataque armado en mayo de 2009 durante una visita a la ciudad de Jalalabad que costó la vida a uno de sus guardaespaldas, aunque él salió ileso. La polémica siempre ha rodeado a su figura. En 2008, The New York Times publicaba un artículo que relacionaba a Ahmed Wali Karzai con una red de narcotráfico; Hamid Karzai no tardó en desmentir al rotativo.

Un año después, el mismo periódico publicaba que Wali Karzai había cobrado de la CIA durante ocho años, pese a estar considerado uno de los principales responsables de la proliferación del tráfico de opio en el país. 'Estoy listo para un detector de mentiras. Soy inocente. Si alguien puede encontrar dinero de mi familia en un banco del mundo, puede guardárselo', declaró al respecto Ahmed Wali Karzai.

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