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Ninguna mujer con pulsera de control telemático ha sido asesinada: "Me siento más segura"

En nuestro país están activos 4.180 dispositivos de este tipo y su uso se ha incrementado notablemente en los últimos años. Aporta mayor seguridad a las víctimas aunque aún presentan problemas técnicos.

Pulsera de control telemático
Pulsera de control telemático. Por un lado el aparto móvil que porta la víctima y por otro, la propio pulsera con otro dispositivo asociado que geolocaliza al agresor. - Agencia Atlas. 

Nadia es una de las víctimas de violencia de género que lleva uno de estos dispositivos. Su maltratador está geolocalizado y ella recibe una alarma en un aparato móvil pequeño si él se salta la orden de alejamiento.

"La tengo desde hace un año y estoy mucho más segura. Si hubiera sabido que podía llevarla desde el momento en el que tuve la orden de alejamiento, la hubiera pedido", afirma a Público.

Nadia tiene ahora 18 años pero denunció por primera vez a su agresor a los 16 y a día de hoy continúa en el proceso judicial. "Ahora mismo lo único que me da seguridad es la pulsera porque la orden de alejamiento se la ha saltado un montón de veces y hasta diciembre no tengo previsión de que mi maltratador entre en la cárcel", aclara a nuestro medio.

"Si las mujeres víctimas no lo piden es porque no saben que pueden", explica Nadia, usuaria de la pulsera.

La primera vez que escuchó hablar de la pulsera de control telemático fue a través de su abogada. "Acudí a la Cruz Roja justo después, les expliqué lo que pasaba y les entregué la orden de alejamiento, ese mismo día me la dieron".

Sin embargo, cree que debería publicitarse más este servicio porque, a pesar de que la policía tendría que informarla, ella tardó algunos meses en descubrirlo. "Si las mujeres víctimas no lo piden es porque no saben que pueden. A mí me da seguridad saber que si después de recibir la alerta, pulso esta especie de móvil cuatro segundos, automáticamente la policía recibe un aviso para detener a mi maltratador", explica.

La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género en funciones, Victoria Rosell, valora las pulseras de control telemático como un sistema que "funciona" y recalca que desde 2009 que está activo el sistema, "ninguna mujer ha sido asesinada portando el dispositivo".

¿Cuántas usuarias hay?

En el mes de agosto se alcanzó la cifra de 4.180 dispositivos activos, según los datos del Portal Estadístico de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género. Como se observa en el gráfico, del total de pulseras que se solicitaron en 2022 a la cifra total disponible en agosto de 2023, el número de pulseras ha aumentado en 1124, un 26,9% que el año anterior. Incremento que se aprecia de manera similar año tras año.

Actualmente hay 4180 pulseras activas y cada año aumenta la cifra.

Además, durante el mes de agosto de este año también se han registrado, según el último Boletín Estadístico Mensual, 904 altas en el servicio telefónico y de telelocalización (ATENPRO) que es el que atiende a las víctimas de violencia de género y que activa el sistema de ayuda en caso de emergencia. Actualmente, el número de usuarias activas es de 17.749.

Sin embargo, los casos activos en Viogén, el sistema informático de valoración del riesgo de reincidencia de un agresor que utilizan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, contrasta con las pulseras activas. Según los últimos datos publicados por el Ministerio del Interior (agosto 2023), hay 81.308 casos activos en el sistema Viogén (sin incluir los datos de Catalunya y Euskadi que tienen sus propios sistemas) de los cuales 13.120 tenían riesgo medio, 1.035 riesgo alto y 21 riesgo extremo.

"Si hay más de 80.000 mujeres en riesgo en el sistema Viogén llama la atención que solo haya 4.000 pulseras. Tendría que haber suficientes recursos para protegerlas a todas y que las que lo quieran, tengan el dispositivo. Si en vez de mujeres anónimas fueran futbolistas de primera división o políticas, habrían dotado al sistema de más recursos", apunta a Público Ana Bella, responsable de la Fundación Ana Bella que ayuda a víctimas de violencia de género.

Viogén y medidas de protección

En el momento en el que una víctima denuncia –o se alerta de una caso de violencia de género por terceros–, los agentes deben recabar toda la información necesaria para evaluar el caso y poner en funcionamiento el sistema Viogén. Sin embargo, y como hemos explicado en anteriores publicaciones en este medio, este sistema tiene fallos.

"A veces después de una denuncia la mujer no se entera de que su nivel de riesgo ha cambiado. Somos pioneras en Viogén pero hacen falta más recursos para que las víctimas puedan estar bien informadas y atendidas. Aunque, en cualquier caso, ha sido un gran adelanto", recalca Bella.

Este sistema lo rige un protocolo actualizado por el Ministerio de Interior en 2019. En él se consideran las medidas para proteger a cada víctima, desde una llamada esporádica para hacer seguimiento hasta una vigilancia constante y 24 horas a la mujer. Las medidas se adecuan y personalizan en cada caso y deben comunicarse a la víctima. Además, están sujetas a revalorización.

Sin embargo, una auditoría de la Fundación Estatica al sistema concluye que no es tan efectivo en la revalorización del nivel del riesgo. "En nuestra evaluación en entrevistas anónimas con las víctimas hemos comprobado que no se suele cambiar el nivel de riesgo. Sí hemos visto algunos niveles de riesgo que bajaban pero que subiera el nivel de riesgo, ninguno", explica Patricia Vázquez, portavoz de la Fundación Estatica.

Existen cinco niveles de riesgo que pueden señalar: no apreciado, bajo, medio, alto o extremo. Según el nivel determinado se informa a la fiscal y a la jueza que llevarán el seguimiento del caso y se tomarán las medidas de protección pertinentes. Por ejemplo, y como vemos en el gráfico, en España en 2023, 49.454 mujeres contaban con protección policial.

¿Cuándo se instala la pulsera? 

La pulsera se instala tras el mandato de la jueza o juez y sería una medida más de protección. "Las pulseras están muy bien pero no son la panacea. No son aplicables en todos los casos", explica a Público, Susana Gisbert, Fiscal de Violencia de Género en València. 

Hay que tener en cuenta que la pulsera requiere del consentimiento de la víctima para portar el aparato. "De alguna forma hay cierta privación de libertad para la víctima. Hay mujeres que no quieren llevarla porque si les pita, les puede ocasionar un trastorno en su día a día".

¿Cómo funciona el dispositivo? 

El dispositivo se compone de dos partes. Primero, el transmisor de radiofrecuencia, un brazalete que porta el agresor y que dispone de un sensor que detecta si es dañado o no está en contacto con la piel. Segundo, una unidad 2 Track, que es un dispositivo GPS que recibe la señal que emite el transmisor. Este segundo dispositivo lo lleva tanto el agresor como la víctima y es el que se ocupa de avisar si se quebranta la orden de alejamiento.

Cuando un agresor quebranta la orden de alejamiento, el Centro de Control COMETA, que se ocupa de controlar estos dispositivos, recibe una alerta. Al mismo tiempo, la Policía y la Guardia Civil reciben un aviso y se ocupan de localizar al agresor. La víctima recibe también la alerta para que pueda tomar las medidas de precaución que considere mientras llegan los agentes.

Por último, la Policía hace un atestado con las pruebas del Centro de Control COMETA que demuestran el quebrantamiento. De esta forma se puede saber con qué frecuencia un agresor incumple la orden de alejamiento.

Los problemas técnicos

Muchas mujeres dicen que el sistema les da seguridad y que pueden llamar al Centro COMETA para quedarse tranquilas y localizar a su maltratador. Nadia es una de ellas y su satisfacción con la pulsera es completa. "Las veces que he tenido que usarla me ha funcionado perfectamente". 

Sin embargo, algunas mujeres que portan el dispositivo reciben alertas incorrectas y esto genera un estado de alarma en la víctima. Incluso, algunos agresores utilizan el sistema para atormentar a sus víctimas al dañar, dejar sin batería o intentar separarse del aparato a propósito para que salte la alerta. "Conocemos casos de mujeres que se han dado de baja del servicio porque los maltratadores saben cuál es el límite de acercamiento y se lo saltan para asustar a las víctimas", explica Bella.

"Mi valoración es que es un instrumento eficaz en supuestos concretos pero la solución de la violencia de género no es ponerle un dispositivo a todos los agresores", aclara Gisbert. Para la fiscal, el caso más "pertinente" para poner una pulsera es si el agresor acaba de salir de la cárcel: "Como fiscal, si veo que existe un riesgo, puedo pedir el dispositivo con la víctima".

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