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Más de 300 pequeños inversores llevan a la Audiencia Nacional una macroestafa con criptomonedas

La pandemia abrió un nuevo nicho de mercado para Javier Biosca, que se hacía pasar por bróker: cientos de personas le confiaron sus indemnizaciones por ERES y sus ahorros para invertir en criptomonedas, atraídas por una jugosa rentabilidad. Al principio Biosca cumplía sus promesas, pero el negocio engordó tanto que decidió desaparecer con el dinero, según la querella, que cifra en más de 250 millones el dinero estafado. 

Representaciones de las monedas virtuales Ripple, bitcoin, etherum y Litecoin, sobre una placa base de un ordenador. REUTERS/Dado Ruvic/Ilustración
Representaciones de las monedas virtuales Ripple, bitcoin, etherum y Litecoin, sobre una placa base de un ordenador. Dado Ruvic/Ilustración / REUTERS

Casi trescientas personas están personadas en una macroquerella contra Javier Biosca Gallardo, responsable de un negocio de inversiones en criptomonedas, que lleva desde noviembre de 2020 en paradero desconocido. El dinero presuntamente estafado por este hombre que se presentaba como bróker pero que no estaba registrado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) asciende a más de 250 millones de euros

La querella ha recaído en el Juzgado Central de Instrucción número 1, que dirige el juez Santiago Pedraz, que, aunque aún no ha informado sobre su admisión a trámite, ya ha empezado a estudiarla, según la abogada que lleva la querella, Emilia Zaballos, directora del Bufete Zaballos y presidenta de la Asociación de Afectados por Inversores por Criptomonedas (AAIC). 

La magnitud de este caso aún no se conoce en su totalidad. Según Zaballos, los afectados por la red de Biosca podrían superar los 4.000 y el montante estafado alcanzaría los 3.000 millones de euros por los precios que pueden alcanzar estas monedas virtuales. "En la asociación hay otras 200 personas que quieren sumarse a la querella, por lo que podríamos ser 500. Hay muchas personas afectadas fuera de España, porque Javier Biosca expandió su negocio como la espuma. Hay un club de inversores afectado en Italia, una empresa en Portugal y en Estados Unidos también hay afectados", dice Emilia Zaballos. 

La querella atribuye a Javier Biosca, su mujer, Paloma Gallardo, y al hijo de ambos, Sergio Biosca, nueve presuntos delitos, entre ellos: estafa, apropiación indebida, blanqueo de capitales, falsificación documental, organización criminal y contra la hacienda pública. "Se trata de una red que se ha valido de la falta de regulación sobre inversiones en criptomonedas para presuntamente delinquir", explica la letrada.

Nuevos clientes entre los parados por la pandemia

Según la Comisión Nacional del Mercado de Valores, el negocio de Biosca no está inscrito y corresponde a la calificación de "chiringuito financiero", según ha podido saber Público. Durante la pandemia Biosca ha logrado sorprendentemente un nuevo nicho de mercado: personas en paro que han depositado sus indemnizaciones por ERES en el negocio de criptomonedas de este hombre; y también pequeños empresarios que han tenido que cerrar sus negocios por la pandemia y que han confiado sus ahorros a este supuesto bróker. "Ha conseguido 200 o 300 nuevos inversores a raíz de la pandemia", dice Zaballos, que desvela que uno de los colectivos más afectados, es el de la Policía Nacional. "Entre los afectados hay muchos policías nacionales; algunos llegaron a tal grado de confianza con él que se pusieron a trabajar en labores de seguridad para él y han sido sancionados por esa segunda actividad", explica. 

¿Cómo funcionaba el negocio de Biosca?

Javier Biosca se presentaba como gerente de la empresa TuSeoySem dedicada al marketing digital desde 2010. A principios de 2019, se instaló en la localidad toledana de Fuensalida con su familia y emprendió un negocio dedicado a inversiones en criptomonedas, especialmente en bitcoines, según consta en la querella, a la que ha accedido Público. 

"Al principio invertía fondos de amigos y familiares; un pequeño grupo de 20 o 30 personas de confianza, a los que prometió una rentabilidad semanal de entre el 34 y 37% y cumplió la promesa", explica Emilia Zaballos. El negocio era boyante y el boca a boca logró que Biosca ampliara su cartera de clientes. La fluctuación en auge de las criptomonedas hizo que el valor del bitcóin pasara de 6.000 euros a 50.000 en unos meses. "Había gente que podía estar ganando a la semana 3.000 euros por la rentabilidad de las criptomonedas en las que invertía, sobre todo bitcóin, ethereum y litecóin", explica.

"Había gente que ganaba a la semana 3.000 euros por la rentabilidad de las criptomonedas"

Los clientes le entregaban dinero por transferencia bancaria o a través de 'wallets', que son monederos de criptomonedas desde los que Biosca les transfería los intereses. También había inversores que le entregaban el dinero en mano e incluso joyas. Un negocio legal pero no regulado en España.

Una estructura financiera

A finales de 2019, Biosca era ya un hombre rico y se trasladó desde Fuensalida a Marbella, a una mansión alquilada por 15.000 euros al mes, según la letrada. En ese momento, la rentabilidad que ofrecía el supuesto bróker ya había bajado de ese 37% a una horquilla de entre el 20 y el 25%, que seguía siendo un espléndido porcentaje. Pero en Marbella comenzó a fraguarse la catástrofe. Lo relata Emilia Zaballos, portavoz de los afectados: "Biosca, hasta ese momento, lo hacía todo manual, por así decirlo; se comunicaba con los clientes por Whatsapp, y apuntaba las inversiones de cada uno de ellos en una tabla Excel. Pero en Marbella conoce a gente diferente, gente con dinero de dudosa procedencia, rusos, colombianos… Las inversiones que recibe son millonarias. Un abogado de Andorra le compra una sociedad en Londres y le crea una estructura financiera". A partir de ese momento el negocio de Biosca pasó a denominarse Algorithms Group, cuya web sigue activa y señala la sede en Londres de una sociedad dedicada a la inversión en criptomonedas.

Javier Biosca contaba en su 'wallet' con 1.532 bitcoines, lo que equivale a 75 millones de euros

Mientras el negocio crecía, la rentabilidad para los clientes bajaba. A principios de 2020, la sociedad de Biosca ofrecía entre el 8 y el 10%, quedándose para sí unos márgenes enormes que le hubieran correspondido a los clientes y que constituían unas ganancias exorbitadas. Fue en ese momento, según la querella, cuando entraron en escena los intermediarios. "Estas personas se llevaban una buena comisión por cada nueva inversión que conseguían. Hay un intermediario en Barcelona que según nos contó en la asociación de afectados tiene a 800 personas afectadas y, claro, las explicaciones ahora se las piden a él", dice Zaballos.

La desaparición de Biosca

En octubre de 2020 las cantidades de ingresos a la semana que efectuaba Biosca eran tan monumentales que levantó las sospechas de los bancos españoles y alguno le bloqueó las cuentas. Biosca necesitaba un banco propio. "Su obsesión era hacerse con un banco para poder operar libremente. En Guinea había uno que le interesaba y allá que se fue—relata la portavoz los afectados–. Compró un pasaporte diplomático por 500.000 euros y, una vez en Guinea, dejó de pagar los intereses. Desapareció. No sabemos dónde está. Y se ha quedado con el dinero de miles de inversores"

En la querella, los 300 afectados personados piden a la Audiencia Nacional que  localice a Biosca y apuntan que podría seguir en África. "Su mujer y su hijo tienen las claves de los 'wallets'. Ellos han manejado el negocio también y por eso tienen que rendir cuentas a la Justicia", dice la letrada, que explica que la esposa y el hijo de Biosca podrían seguir en España.

La querella del despacho Zaballos incluye un informe pericial, realizado por Marcos Carrera, que entre sus conclusiones establece que Javier Biosca contaba en su 'wallet' con 1.532,55 bitcoines, lo que equivale a 75 millones de euros, según el precio actual de esta criptomoneda. Ahora mismo controlaría otras 'walets' o monederos virtuales de criptomonedas donde habría derivado dichos fondos, según señala el informe pericial aportado a la Audiencia Nacional.

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