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Cómo gestionar la banca pública y la política industrial, según la izquierda

BRUNO ESTRADA

En esta cuarta, y última entrega, de la entrevista realizada a Manuel de la Rocha (PSOE), Alberto Garzón (IU) e Ignacio Álvarez (Podemos), éstos responden a las preguntas relativas al papel que debería jugar una banca pública en España y sobre la necesidad del desarrollo de una política industrial que tenga como objetivo incrementar el papel de esta en el PIB. Los tres, aunque con importantes diferencias en cuanto al peso en la actividad económica, apuestan por una banca pública. Así, Manuel de la Rocha plantea: 'Desde el PSOE defendemos la creación de un banco público de inversión (...) Nuestro modelo es el KFW alemán, por ejemplo, que en 2013 representaba cerca del 12,7% del crédito bancario en Alemania'. Alberto Garzón considera que: 'En Izquierda Unida llevamos muchos años exigiendo una banca pública potente y de calidad (...) Sin necesidad de nacionalizar toda la banca'. E Ignacio Álvarez (Podemos) cree que: 'Los bancos actualmente controlados por el Estado -y muy particularmente un banco de primer orden como es Bankia- bien podrían cumplir esa función (de banca pública) en el futuro'.

Ante los problemas de financiación que tienen muchas empresas en nuestro país, sobre todo pequeñas y medianas ¿Que opina de la necesidad de una banca pública potente y solvente, en competencia con bancos privados, tal como existe en Francia, Italia, Alemania y Suiza (de carácter regional), en los países nórdicos, en Costa Rica, en Dakota del Norte, etc.? ¿Dejaría alguno de los bancos ahora controlados por el gobierno dentro del sector público?

Manuel de la Rocha (PSOE)

La recuperación del crédito para las empresas, sobre todo las PYMES es fundamental para lograr acelerar la salida de la crisis. Desde el PSOE defendemos la creación de un banco público de inversión, que gestionado con criterios de eficiencia, aglutine y expanda alrededor del ICO todos los instrumentos financieros públicos, y proporcione financiación, co-inversión y avales a las empresas para que puedan invertir y exportar. Nuestro modelo es el KFW alemán, por ejemplo, que en 2013 representaba cerca del 12,7% del crédito bancario en Alemania.

Alberto Garzón (IU)

En Izquierda Unida llevamos muchos años exigiendo una banca pública potente y de calidad que lleve a cabo su actividad atendiendo no sólo a criterios de rentabilidad económica sino también de rentabilidad social. Es algo de lo que disponía el Estado español hace no mucho y que el bipartidismo decidió regalar a una minoría para que se enriqueciera. Sin necesidad de nacionalizar toda la banca ya se habría conseguido mucho, al entrar en (verdadera) competición por los ahorros de los depositantes y por los créditos a los clientes, lo cual limitaría mucho los abusos de las entidades privadas. Al mismo tiempo habría que regular mucho más la actividad bancaria (tal y como ocurría en el pasado en este país o en la actualidad en Islandia), por ejemplo teniendo un verdadero banco central que obligara a los bancos a conceder buena parte de sus créditos tanto a las administraciones públicas como a las pymes.

Nacho Álvarez (Podemos)

El crédito es una mercancía demasiado particular -por lo necesaria que es para el desarrollo económico, pero también por los enormes riesgos de desestabilización que conlleva- como para dejarla exclusivamente en manos del mercado y del sector privado. El sector bancario no sólo debe de regularse intensamente, sino que además debería contar con una amplia base de bancos públicos que garanticen que el crédito se dirige realmente a satisfacer demandas productivas y sociales prioritarias.

Las cajas de ahorros, una vez saneadas económica y políticamente, hubieran sido una buena base en nuestro país para la articulación de esta banca pública. Su bancarización ha limitado tal posibilidad aunque, efectivamente, los bancos actualmente controlados por el Estado -y muy particularmente un banco de primer orden como es Bankia- bien podrían cumplir esa función en el futuro.

Desde hace un par de años se empieza a oír con mayor intensidad una cuestión que parecía olvidada en el baúl de los recuerdos, la necesidad de una Política industrial. ¿Piensa que la mejor política industrial es la que no existe?, ¿qué medidas concretas propone al respecto, en un momento en el que los salarios medios de la industria china están creciendo a tasas del 10% anual, e incluso el gobierno de EEUU esta impulsando el 'Made in America?'

Manuel de la Rocha (PSOE)

Una de las principales apuestas de Pedro Sánchez en materia de política económica es la reindustrialización de España. Potenciar la industria, es potenciar la productividad de la economía (la productividad de un trabajador de la industria es muy superior a la de los trabajadores de otros sectores), es impulsar la investigación, la innovación y las exportaciones (las empresas industriales tienen más propensión a innovar y exportar), es favorecer un modelo de empleo de calidad (en la industria los sueldos son más altos y hay mayor porcentaje de empleos fijos). Hoy nuestra industria pesa el 16% PIB, nos proponemos que en cinco años llegar al 20% del PIB y crear 600.000 empleos adicionales. Nuestra apuesta por la reindustrialización se traduciría en acciones concretas:

- Reforma profunda de la Formación Profesional, con ciclos formativos más flexibles, y menos centralizados, para que pueda servir mejor a los sectores industriales de futuro, expandiendo la formación dual por ejemplo.

- Una transición energética que reduzca el coste de la electricidad, que supone el principal factor de falta de competitividad de nuestras empresas industriales. Apoyaremos las plantas de cogeneración, que prácticamente han desaparecido con la reforma energética del gobierno.

- Mejorar la financiación para la inversión industrial. Planteamos la creación de un banco público de inversión, que gestionado con criterios de eficiencia, aglutine y expanda alrededor del ICO todas los instrumentos financieros públicos, y proporcione financiación y avales a las empresas para que puedan invertir, exportar.

- Aumentando los presupuestos de I+D, pero sobre todo de Innovación, no solo con más dinero, pero también gastando mejor, generando asociación con el sector privado, para que maximizar la 'absorción' del conocimiento en los procesos productivos y tecnológicos.
- Una apuesta clara por sectores de futuro, sin complejos. Por ejemplo, apoyando la reconversión de la construcción, orientada hacia la rehabilitación con un componente de eficiencia energética importante.

Alberto Garzón (IU)

El dogma neoliberal que han impuesto en la UE tanto los partidos conservadores como los partidos socialdemócratas ha propiciado la desindustrialización de los países del Sur. Pensar que la mejor política industrial es no tenerla y dejarla en manos del 'libre mercado' dentro de un marco capitalista cada vez más globalizado y más competitivo es ser un ingenio. Como muy bien explicaba el economista Ha-Joon Chang en su libro 'Retirar la escalera', los países actualmente más desarrollados lo han conseguido a través de procesos históricos por los cuales han protegido sus industrias nacientes y una vez que han conseguido desarrollarlas imponen condiciones de libre mercado y de competencia que impiden que se desarrollen las de otros países. Un país debe tener una estrategia de desarrollo propia buscando en qué sectores y en qué nichos de mercado se puede especializar para insertarse dentro de la división internacional del trabajo.

Es cierto que existe una importante competencia tanto por China, como EEUU como otros países, pero eso no impide que se puedan desarrollar estrategias propias. Nuestro país debería emprender una estrategia a medio plazo de cambio de su modelo productivo teniendo en cuenta las limitaciones que ofrece el medio ambiente. A pesar de ser un país en vías de descomposición económica, tenemos muchas potencialidades como la de una industria química puntera, tener una población con estudios superiores por encima de la media de la OECD o estar especializado en el desarrollo de tecnologías de energía renovables como la eólica y la solar. De lo que se trata es de desarrollar todas estas potencialidades para construir un nuevo modelo productivo en un nuevo país.

Nacho Álvarez (Podemos)

Pensar que la mejor política industrial es la que no existe es ignorar cómo se han llevado a cabo los procesos de industrialización y desarrollo en los principales países de la OCDE. El Estado y las políticas públicas han jugado en todos los casos un papel clave en el desarrollo industrial.

En particular, en este momento un gobierno que quisiese defender los intereses de la mayoría social debería impulsar en España un amplio programa de inversión pública centrado en propiciar un cambio en el modelo productivo. Es necesario superar la especialización de nuestra economía en sectores de bajo valor añadido, intensivos en empleos precarios y de bajos salarios, y con escasa capacidad para incorporar mejoras de productividad.

Las Administraciones Públicas deberían apostar por el desarrollo de inversiones públicas que propicien la necesaria transición energética y la descarbonización que nuestro modelo de desarrollo precisa. Igualmente, resulta necesario que la política industrial apueste por una reconversión del todavía sobredimensionado sector inmobiliario español, que debería redirigirse hacia actividades focalizadas en la rehabilitación medioambiental y energética de nuestro parque de viviendas.

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