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Abascal apuntala el Gobierno andaluz la semana en que Cs explotó

El líder del partido de ultraderecha afirma: "Vox no es un problema para la estabilidad en Andalucía"

Santiago Abascal, este miércoles en Sevilla
Santiago Abascal, este miércoles en Sevilla. EP / María José López

Santiago Abascal, presidente de Vox, además de montar en plena pandemia un mitin camuflado de rueda de prensa en el centro de Sevilla en el que se produjeron faltas de respeto e insultos a periodistas por el que Interior ha tenido que abrir un expediente, lanzó también esta semana un claro mensaje de estabilidad al presidente de la Junta, Juanma Moreno (PP), que se lo había reclamado al partido de ultraderecha, su socio parlamentario.

En medio del ruido, de los mensajes duros contra Ciudadanos y del enfrentamiento con la prensa que dejó su excursión a Sevilla, a Abascal se le entendió, sin embargo, todo: "Vox no es un problema para la estabilidad en Andalucía".

El jefe de la ultraderecha instó además a Moreno a compartir con él la fecha de los próximos comicios en Andalucía con un objetivo claro: que "los andaluces puedan disfrutar cuatro años más como mínimo sin ser gobernados por los socialistas y que [el PSOE] vuelva a ser derrotado cuando se les devuelva la palabra" a los ciudadanos en las urnas, según recogió Europa Press.

Vox y PP se necesitan en Andalucía, según las encuestas. Las cúpulas de ambos partidos lo saben y, por ello, Abascal, a pesar de toda la parafernalia, lo que quiso hacer en Sevilla fue apuntalar a Moreno.

Pero Abascal –a la espera de que las elecciones en Madrid marquen el rumbo de la política en los próximos meses– solo lo hizo después de que las maniobras de Moreno y Juan Marín, vicepresidente de la Junta y coordinador de Ciudadanos en la Comunidad, para preservar el experimento gubernamental que comandan surtieran efecto y la sangría que Ciudadanos sufría –con el tradicional rival de Marín trabajando en las sombras a favor del PP, el tránsfuga Fran Hervías, exsecretario de Organización de Albert Rivera– se frenara en Andalucía.

Aunque está por ver cómo sale Ciudadanos de todo este follón político, la figura de Marín, de momento, queda reforzada. Moreno actuó por su propio interés. Haber roto a Ciudadanos en Andalucía hubiera acabado con seguridad también con su gobierno. Ante la tesitura de que su apuesta por perpetuar el giro hacia la derecha en Andalucía se terminara antes de lo que ambos –Moreno y Marín– habían previsto mediante una convocatoria electoral de inciertas consecuencias, renovaron sus votos de lealtad y firmaron un acuerdo que, al modo de una conjura, les permitió aguantar las réplicas del terremoto iniciado en Murcia. Solo después, a la vista de que el Gobierno andaluz no se iba a romper, Abascal eligió colaborar de nuevo.

Si hace unas semanas, en una visita a Sevilla, Inés Arrimadas evitó respaldar a Marín como candidato en Andalucía y, con ello, dio alas a las especulaciones sobre una posible candidatura a las primarias de Ciudadanos de la consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, quien se ha acercado al PSOE, esta semana la presidenta de Ciudadanos metió al vicepresidente de la Junta en el núcleo duro del partido.

Marín, quien flirteó, antes de que el partido explotase, con la idea de ir de la mano del PP a las próximas autonómicas, a pesar de la oposición de Arrimadas,  afirmó este viernes: "En Andalucía se agotará esta legislatura hasta finales de 2022 y cuando lleguen las próximas elecciones pues que cada uno presente su proyecto y que gane el mejor".

Escenarios electorales

Al respecto de la fecha de las elecciones, hay tres escenarios fundamentales, salvo que suceda alguna cosa que trastoque los planes de Moreno y Marín, una cuestión que en la política-espectáculo de hoy en día, no se puede en absoluto descartar, desde luego.

Por un lado, un nuevo pacto presupuestario entre PP, Ciudadanos y Vox este otoño daría margen a Moreno y Marín para decidir –o pactar con Abascal– la fecha de las elecciones en 2022: una fecha es el otoño, un poco antes del fin natural de la legislatura, lo que daría un tiempo para que el nuevo gobierno que saliese de las urnas pudiera elaborar el presupuesto del año 23. Por otro lado, también podrían ser a final de año, con o sin presupuestos para el 23. Está todo abierto en este momento, según las fuentes consultadas.

Y por último aparece un escenario hoy más remoto tras la intervención de Abascal en pro de la estabilidad. Podría ser que Vox, de acuerdo o no con Moreno, decidiera que los presupuestos del año 22 no se aprueban, lo que llevaría, con seguridad, a unos comicios adelantados a la primavera del año próximo. La alternativa para Moreno y Marín sería atrincherarse de mala manera en el Gobierno solo para aguantar unos meses más.

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