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Fabio Gándara: “El 15-M volverá si el próximo gobierno, aunque sea de cambio, no cumple”

El cofundador de Democracia Real Ya confía en que, tras el 26-J, un gobierno de cambio asuma las reivindicaciones no satisfechas del 15-M. Pero advierte Fabio Gándara: “La sociedad está más organizada y sabe el camino de vuelta a la calle”

El cofundador de Democracia Real Ya, Fabio Gándara.

MADRID.- Era un chaval gallego al que la crisis económica pilló buscándose la vida en Madrid. Tras estudiar Derecho y Ciencias Políticas, y dos años de prácticas en el bufete Cuatrecasas, Fabio Gándara pasaba sus días de desempleado frente a un ordenador cuando Zapatero compareció descompuesto para anunciar aquel paquete de recortes que dejó a muchos españoles temblando.

Aparcó las oposiciones en las que trabajaba y se dedicó a enredar en las redes sociales. Abrió un blog; creó un grupo en Facebook al que fueron sumándose descontentos; los diez a los que convenció se convirtieron en centenares. Nació Democracia Real Ya (DRY). Y los miles de las primeras protestas, en los millones del 15-M.

Cinco años después, Fabio Gándara es uno de los rostros olvidados de aquellos días de indignación. Aunque su activismo sigue intacto: ha publicado, junto a su compañero de pelea en DRY Pablo Gallego, el libro El cambio comienza en ti; ha montado una agencia de comunicación para proyectos de carácter social y, en lo político, enreda junto al exsocialista Alberto Sotillos en la plataforma Decide en Común.

-¿Cinco años después sigue siendo Fabio Gándara un indignado?

Sí. Hay muchas cosas por las que seguir siendo un indignado.

-¿Por qué? ¿No dieron resultado aquellos días de mayo de 2011?

Se consiguió algo que iba mucho más allá de la mera protesta: el empoderamiento ciudadano, la repolitización ciudadana, que ha creado una sociedad civil más activa. Además de un cambio de mentalidad que reclama una participación política distinta y una mayor colaboración.

-Pero, ¿con qué consecuencias reales?

Desde la existencia de una ciudadanía más vigilante, a través de iniciativas, plataformas… hasta el terremoto que ha cambiado la arena política de nuestro país con la aparición de nuevos actores que se inspiran en muchas de las peticiones del 15-M.

-Hablo de las demandas concretas del 15-M –la dación en pago, la reforma de la Ley Electoral, etc.- que siguen sin resolverse.

Los cambios van despacio pero están ahí. Ya se están notando en las ciudades de España en las que han irrumpido los nuevos partidos políticos. Puede que haya una posibilidad de gobierno de cambio en breve. Y ese momento será clave para trasladar todas aquellas propuestas e iniciativas que, de hecho, ya han sido asumidas por gran parte de esos partidos progresistas.

-¿Confía en el 26-J?

Veo signos positivos como que Podemos, Izquierda Unida y otros hayan sido capaces de llegar a un acuerdo. Yo, desde Decide en Común, también he estado trabajando por la confluencia y me alegra ver que se dan pasos en esa dirección. Pero al final, las cuentas electorales dan resultado sin mayorías claras y ese va a ser, otra vez, el problema.

-Decía uno de sus gurús, José Luis Sampedro: “El 15-M ha de ser algo más que un oasis; ha de ser el inicio de una ardua lucha". ¿Dónde está esa lucha hoy?

En este momento la gente está más bien pendiente de ver qué es lo que sucede; si se configura o no un gobierno de cambio. Está a la expectativa. Manifestarse por manifestarse no tiene sentido. Siempre se espera una respuesta. Ahora mismo con un gobierno en fase terminal, que no va a tomar medidas relevantes, no tiene sentido salir a la calle.

Pero la posibilidad sigue ahí. La gente sabe el camino de vuelta a la calle; la sociedad civil está más organizada. En el momento en el que haya gobierno, aunque sea de cambio, la lucha volverá a las calles si no se cumplen las demandas que se defendieron el 15-M. La posibilidad está ahí y resurgirá. Pero está a la expectativa. No tiene sentido salir con un gobierno en funciones

-Aunque la pelea no es sólo nacional. En Grecia se produjo el cambio y mire.

Por desgracia hay muchas cuestiones que no vamos a poder cambiar. Estamos sumidos en una Europa neoliberal que impone sus medidas de forma aplastante y sin que podamos hacer nada al respecto. Pero hay otras que sí podemos cambiar poco a poco: avanzar en la reforma fiscal, luchar contra el fraude, confirmar la dación en pago, una renta mínima básica. Cumplir al 100% nuestras demandas es un ideal utópico, pero estamos en el camino de ir avanzando.

-El filósofo Santiago Alba Rico decía el otro día que “la única revolución hoy es negra, está del otro lado” y que la izquierda sólo puede actuar de freno.

Hay una reacción sensata como la que tuvimos en España el 15-M, frente a la Europa neoliberal. Y una reacción del miedo, del populismo y la xenofobia, como se ha visto en el surgimiento de Amanecer Dorado, el Frente Nacional y demás. La izquierda tiene la obligación de conectar con la ciudadanía y la labor didáctica de expresar que existen alternativas. En España eso se ha sabido hacer, frente a la países en los que la izquierda se ha quedado como convidado de piedra.

-Y eso que este sigue siendo un país de derechas.

España tiene un gobierno de derechas: que sea un país de derechas es relativo. El problema es el de siempre, congénito: la falta de unión y de colaboración de una parte de esa izquierda. Pero la mayoría social se opone a las políticas neoliberales, austerísimas; es una sociedad crítica que quiere un cambio. De hecho, es la sociedad del mundo occidental más crítica con el capitalismo, con los medios de comunicación, etc… Lo complicado es llevar eso a las instituciones.

-Volvamos al 15-M. ¿Cómo se convierte Fabio Gándara en el alma mater de Democracia Real Ya?

Fue un trabajo online. Estaba preparando las oposiciones, pasaba mucho tiempo en casa; me conectaba a internet preocupado porque no se hacía nada frente a las medidas del gobierno. Empecé a entrar en contacto con gente en Facebook, en foros; creé un blog para compartir acciones y movilización. Al final, varios activistas online decidimos crear este grupo de coordinación. Así surgió.

-Recuérdeme aquel cabreo. ¿Por qué el 15-M?

Es una amalgama de motivos y un sentimiento de impotencia por parte de una ciudadanía que llevaba mucho tiempo parada, sin voz, dependiendo de las decisiones de unos políticos aislados del resto de la sociedad. Lo que nos unía a todos eran las ganas de decir: “Hasta aquí hemos llegado”, “queremos participar”, “tenemos nuestra propia voz”. Eso fue lo que unió a la gente.

Después hubo varias chispas. La primera cuando en las redes comienzan a sumarse miles de seguidores a DRY. El segundo momento, cuando tras la manifestación del 15-M un grupo decide acampar en Sol. Y el tercero, la decisión de la Junta Electoral de desalojar. Ahí se produce otra ola de solidaridad: “¿Nos queréis callar? pues vamos a ir a por todas”. Esa fue realmente la explosión; lo que provocó las acampadas en todo el país.

-¿El momento más emocionante?

El momento más emocionante fue el propio 15-M, cuando no sabíamos si aquella movilización, convocada por las redes sin el apoyo de partidos ni sindicatos, iba a tener éxito. Ver cómo se llenaba Sol de gente y cómo salía gente a la calle en toda España fue mágico.

-¿El más feo?

Las diferencias, típicas en los movimientos progresistas, de cambio; los diferentes puntos de vista y las tensiones que después surgieron a nivel interno.

-Cuéntemelas. ¿Qué le pasó a Democracia Real Ya?

Que surgieron dos puntos de vista que, tras muchos meses de trabajo duro y de muchísima tensión, no supieron conciliarse y derivaron en ruptura. Había un grupo de activistas que creían que lo ideal era seguir con el modelo asambleario e informal. Otros pensamos que DRY sería una buena alternativa de organización democrática y estable en el tiempo, que nos permitiera participar en las instituciones.

Nuestro punto de vista no tuvo apoyo y la mayoría, como Pablo Gallego y yo, seguimos con otros proyectos. Con aquella ruptura se perdió la oportunidad de que DRY fuera un agente de cambio más relevante.

-¿Y de Fabio Gándara qué fue?

Sigo en el activismo desde Decide en Común, una formación socialdemócrata que lidera Alberto Sotillos. A nivel profesional se puede decir que soy un emprendedor: he puesto en marcha un proyecto de agencia de comunicación con varias ramas, una de ellas de carácter social, para organizar campañas online para ONG o el tercer sector. Voy poquito a poco.

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