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Feijóo hace suyo el mensaje de la extrema derecha ante las protestas del campo

El PP cedió las competencias en agricultura a Vox en cuatro de sus cinco consejerías. El horizonte de unas elecciones europeas en el mes de junio inquieta y el PP modula su discurso a la derecha.

Alberto Núñez Feijóo
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante la sesión de control al Gobierno este miércoles en el Congreso de los Diputados. Eduardo Parra / Europa Press

"La agricultura no aguanta el dogmatismo ambiental de su Gobierno. El problema de los agricultores españoles no solamente está en Bruselas, está en las bancadas de su Gobierno". ¿Quién ha dicho esto esto? ¿Alberto Núñez Feijóo o Santiago Abascal? Lo ha hecho el presidente del Partido Popular este miércoles durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso, pero el mensaje es tan calcado al de la extrema derecha que hasta la cúpula de Vox salió sorprendida del pleno ante esa asimilación de su discurso.

Lo máximo que Feijóo había dicho en este sentido fue durante su investidura fallida, cuando habló de "dictadura activista". Pero las protestas de los agricultores españoles —arrastrados por la ola de cabreo europea— van a más, y el discurso del líder del PP, también.

El campo es el principal caladero de votos de la extrema derecha y, más allá del periodo electoral que atraviesa España con las gallegas del próximo 18 de febrero, el horizonte de unas elecciones europeas en el mes de junio inquieta. Tanto es así que las revueltas agrarias en Bélgica, Francia, Italia, Grecia o Alemania ya han conseguido que Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, haya dado marcha atrás con la ley para reducir el uso de los pesticidas porque se había convertido, justificó, en un "símbolo de la polarización".

Se fusionan así los dos terrenos en los que mejor se ha movido siempre Vox: mundo rural y polarización. Con la novedad ahora de que nunca antes habían tenido tanto poder institucional en esta materia. De los cinco gobiernos de coalición entre PP y Vox —Castilla y León, Aragón, Comunitat Valenciana, Murcia y Extremadura— en cuatro de ellos la consejería de Agricultura está en manos de la extrema derecha.

Abascal ordenó a sus consejeros sumarse a las protestas

En todos aquellos acuerdos los populares se sintieron ganadores por haber dejado en manos de Vox consejerías con pocas competencias como la de agricultura. Pero aquello fue un win-win. Porque los de Abascal, sin grandes aspiraciones de gestión, querían tener un despacho desde el que seguir agitando el campo. Fuentes de la dirección nacional de Vox aseguran que han dado "orden" a sus consejeros y demás dirigentes de "sumarse" a todas las protestas en sus territorios. Las que se han producido hasta este miércoles no estaban comunicadas ni forman parte de la agenda de manifestaciones anunciada por las principales asociaciones agrarias. 

Obediente, el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, intentó saludar este martes a los agricultores que se manifestaban en Valladolid, pero no fue bien recibido: "A hacerse la foto no. A aprovecharte de nosotros no. Mucha jeta, os importamos una mierda", le respondieron entre abucheos. Anecdótico y poco representativo, defienden desde Vox.

"A las bravas se erigen como portavoces"

En Extremadura, País Valenciá y Aragón, apenas llevan medio año de gestión —pronto para valorar, según las organizaciones agrarias consultadas por Público—, pero en Castilla y León van casi dos años de Gobierno con Gerardo Dueñas, de Vox, como consejero de Agricultura. "Yo lo definiría como continuismo de lo del PP cuando gobernaba, aunque las bravas se erigen como portavoces del campo e intentan rentabilizarlo por encima del PP", dice Lorenzo Rivera, coordinador general de COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos) en Castilla y León.

Desde Génova responden recordando los resultados del PP en las últimas elecciones generales en Castilla y León: le sacaron cinco de los seis escaños de 2019 a Vox y se hicieron con 18 de los 31 que reparte la comunidad. Más ruido que efectos electorales, dicen mientras Feijóo va modulando su discurso a la derecha. Una estrategia que no es nacional y en la que está también el Partido Popular Europeo (PPE).

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