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Nunca Máis pellets: Galicia rememora a pie de playa 21 años después la respuesta social a la errática gestión del 'Prestige' 

La reacción de indignación ciudadana durante la marea negra de 2002 y 2003 se alimentó de la misma estrategia de mentiras, caos, ocultación y manipulación informativa que el PP está empleando ahora con el vertido del 'Toconao'.

8/1/24 Un hombre recoge pellets el pasado domingo en una playa de A Coruña.
Un hombre recoge pellets el pasado domingo en una playa de A Coruña. Elena Fernández / Europa Press

Comparar lo acontecido hace 21 años y dos meses con la marea negra del Prestige con el vertido de pellets del Toconao que desde el 13 de diciembre llena de bolitas blancas el litoral gallego puede parecer un ejercicio de posicionamiento malintencionado. Teniendo en cuenta que Galicia enfrenta elecciones autonómicas el mes que viene y que el PP puede perder una mayoría absoluta tan sólida como la que disfrutó Manuel Fraga hasta 2005, ¿cómo no creer que todo este jaleo no proviene de un grosero interés partidista de la oposición?

Pues no. En realidad sucede al contrario. Toda la sociedad gallega tiene en mente el paralelismo entre el Prestige y el Toconao, y todos sus actores sociales y políticos están valorando ahora mismo si el resultado de lo que está sucediendo hoy y de lo que ocurrió hace dos décadas será el mismo, o parecido. El PP también, probablemente el que más. Porque las similitudes entre lo que significó aquella marea negra y lo que pueden acabar representando los pellets blancos son reales. La comparación no es partidismo, sino una obviedad.

La minusvaloración de las consecuencias ambientales del vertido y de su toxicidad, la desidia y la pasividad de la Xunta en las primeras semanas de la catástrofe, la descoordinación con el Gobierno central, la falta de protocolos, las mentiras, las frases estúpidas, el caos informativo, la manipulación en los medios públicos, las ausencias sonadas y las presencias tardías, los egos que anulan la capacidad autocrítica y con ello, la enmienda del error... Todo parece un calco de lo ocurrido en Galicia durante el otoño de 2002 y el invierno de 2002 a 2003.

Sobre todo, lo que se está repitiendo de manera casi idéntica es la respuesta cívica de una sociedad, de un pueblo, de un país, de "los gallegos y las gallegas", o sea, o como quiera etiquetar cada uno el concepto, que llevan siglos conviviendo con tragedias marítimas recurrentes. Y que, al contrario de quienes administran sus instituciones, sí parecen haber aprendido qué se hace cuando éstas suceden. Pues lo que hace cualquiera que vea en peligro su casa: bajar a la arena e intentar salvarla. Como sea.

Honestos con la sociedad

"Desde el primer momento, lo que nos planteamos en el movimiento es que teníamos que ser honestos con la sociedad, que no queríamos que nadie se movilizara por algo irreal", relata Xaquín Rubido. Es biólogo y fue y sigue siendo portavoz de Nunca Máis, la organización que aglutinó la repulsa espontánea de la ciudadanía contra el Prestige y la errática gestión de la catástrofe que hicieron entonces la Xunta de Fraga y el Gobierno de Jose María Aznar. Rubido es portavoz de la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa, una de las primeras en organizar al voluntariado espontáneo que lleva casi un mes a pie de playa supliendo la inacción de la autoridad competente.

Nunca Máis surgió de aquellos primeros voluntarios autoorganizados sin medios ni información ni ayuda pública, y acabó convertido en un movimiento transversal que terminó por poner a Aznar contra las cuerdas y por costarle a Fraga el Gobierno de la Xunta.

19/11/22 Manifestación de Nunca Máis por el juicio del Prestige, en una imagen de archivo.
Manifestación de Nunca Máis por el juicio del Prestige, en una imagen de archivo. Nunca Máis

"Nosotros no nos planteábamos eso", advierte Rubido. "Nos daba igual el PP, el PSOE y el BNG, lo único que queríamos era que la Administración funcionara fuera de la ideología que fuera. Porque no funcionaba y éramos los ciudadanos los que estábamos supliéndola", añade. Nunca Máis llego a reunir a más de 200.000 personas en Santiago en la manifestación mas grande que se recuerda en la comunidad -Galicia tiene menos de 2,7 millones de habitantes-.

El pasado domingo, miles de personas, en solitario o acompañadas de sus familiares, amigos o compañeros de estudios o de trabajo, llenaron los arenales gallegos desde A Lanzada, en O Grove (Pontevedra), hasta Mera, en Oleiros (A Coruña), armados de coladores domésticos, tamices de harina, escurridores de espaguetis, espátulas, palitas y cubos, capachos y barreños, para recoger una a una las pequeñas bolitas blancas. En las varias playas que pudo recorrer este corresponsal ese día no había ni rastro de la Xunta. Sólo ciudadanos callados arrastrándose por la arena para intentar limpiar su casa de chapapote blanco.

Bateeiros, pescadores, mariscadores y voluntarios

Resulta imposible no asemejar la situación a la que vivieron en 2002 los bateeiros de las rías baixas, los pescadores y las mariscadoras de Arousa, los percebeiros de la Costa da Morte y los voluntarios que los ayudaron a todos ellos y ellas, sin trajes, ni mascarillas, ni herramientas, recogiendo a mano el chapapote que, según la TVE de Aznar y la TVG de Fraga, ni había llegado ni iba a llegar a la costa. Claro que sí había llegado, dias antes, porque semanas después de la primera alerta enviada por el capitán del Prestige nadie había enviado aún barreras de contención de vertidos.

"El uso partidista de los medios públicos también está siendo brutal ahora", recuerda Rubido. De hecho, el Comité Intercentros de la a Corporación de Radio e Televisión de Galicia (CRTVG) ha convocado una protesta para este jueves por la manipulación de la cadena pública de televisión y de la emisora autonómica de radio, que dirige desde hace 14 años Alfonso Sánchez Izquierdo. "Es insultante", resume la presidenta del Comité, Raquel Lema.

En 2002, la TVE y la TVG negaban que el chapapote hubiera llegado a la costa cuando ya salpicaba las viviendas del coído -la pequeña ensenada de piedra- de Muxía, en la Costa da Morte. Hasta hace cuatro días, literalmente, la TVG también negaba con su silencio que el Toconao se se hubiera dejado en el mar un contenedor con miles de millones de perlas blancas de plástico contaminante y posiblemente tóxico, de las que llevaban días alertando los habitantes de la costa, conscientes de que representan un peligro seguro para el medio ambiente y probable para el ser humano.

"La CRTVG está informando desde el pasado día 4 de enero en todos sus servicios digitales, radio y televisión de lo que está sucediendo con el vertido de pellets en la costa gallega", ha asegurado a Público la dirección de comunicación de la cadena pública.

Alberto Núñez Feijóo y Alfonso Rueda
Alberto Núñez Feijóo y Alfonso Rueda, con Ayuso el pasado lunes en un acto en Madrid. Eduardo Parra / Europa Press

Lo que pasa es que las primeras oleadas del vertido llegaron el 13 de diciembre, y la Xunta lo sabía porque quien recibió la primera denuncia ciudadana ese mismo día fue la propia Xunta, y una semana después, una alerta de Salvamento Marítimo. Pero la versión que Alfonso Rueda todavía se atreve a mantener es que hasta el 3 de enero no supo nada. Quizá por eso la TVG de Sánchez Izquierdo no empezó a contar bolitas hasta el día 4. De hecho, Lema recuerda que el 6 de enero la noticia apareció a cuatro minutos del final del telediario, con este titular: "Aparecen restos de plástico en las costas gallegas".

Son inertes y no son peligrosos

"Aparecen". "Restos". "Son inertes y no son peligrosos", dice en la radio pública una desconocida funcionaria de la Xunta, mando intermedio en el Instituto Tecnolóxico de Control do Medio Mariño (Intecmar). Rueda delegó en ella la auctoritas política y la potestas técnica para dar la primera valoración oficial en semanas sobre los supuestamente livianos efectos ambientales del vertido. El mismo día, la Fiscalía abre diligencias y avisa de que, al contrario, ha hallado indicios de que es tóxico. Sucede que el etiquetado de los sacos que llegan a las playas y que recogen los voluntarios, que no la Xunta, así lo advierte.

Manípulos que recuerdan a los "hilitos de plastina" de Mariano Rajoy; al chapapote que no era chapapote sino fuel, y por eso no había que preocuparse porque además se volvía "adoquín" en el fondo del mar; a las "playas esplendorosas" de Federico Trillo, el ministro de Defensa que se acercó a ver qué había pasado en los arenales gallegos mas de un mes después de que llegara la marea negra y que incluso dio la impresión de que se volvió disgustado a Madrid por no haberle enviado al barco el misil aire-mar que las fuerzas aéreas llegaron a disponer en un caza: "Esto no es el apocalipsis que nos habían vendido", llegó a decir.

Nunca Máis surgió alrededor de la lucha por la superviviencia del sector pesquero y marisquero y del voluntariado hastiado de la pasividad de la Xunta y de La Moncloa, pero creció sobre todo gracias a o por culpa de la indignación que provocaron las mentiras de Fraga y Aznar, toleradas, sostenidas y distribuidas luego por los medios públicos. Y Aznar y a Fraga les pasó algo parecido a lo que les está pasando a Rueda y a Feijóo, que no esta en La Moncloa, es cierto, sino en Génova, pero cuya condición de inquilino en esa casa también esta amenazada por el chapapote blanco -otra obviedad- si Rueda pierde su mayoría absoluta.

La situación no es fácil de resumir ni de expicar, pero la directora de Nós Diario, el único periódico en gallego del país, María Obelleiro, consiguió ambas cosas en un certero tuit colgado el lunes -en gallego, aquí lo traducimos- en su cuenta de X: "Lo que está claro es que ante otro Prestige estaríamos igual de desprotegidos, con ocultación de información, con una política de comunicación que sólo atiende a los intereses partidistas y con un voluntariado que se hace cargo del abandono de los gobernantes".

Rueda tarda un mes en pisar la arena

Desde que el Prestige lanzó su primera alerta, Fraga tardó un par de semanas en visitar una playa afectada. Aznar, un mes y un día, casi lo mismo que se ha demorado Rueda en pisar la arena desde que cayó al mar el primer contenedor del Toconao. Feijóo ni se ha acercado.

Tras varios días de presiones, Rueda se ha plegado a elevar a nivel dos -hay cuatro- la alerta ambiental para que la Xunta pueda reclamar ayuda al Ejecutivo estatal para limpiar la costa que ahora limpian los  voluntarios. Lo primero que le ha pedido al Gobierno es que se centre en recoger las bolitas blancas del mar, no de las playas. Es decir, buscarlas en el mar mas de un mes después de que cayeran. Miden menos de 5 milímetros, y sólo en Galicia -han llegado a Portugal y a Cantabria- están distribuidas en un área de más de 1.500 kilómetros de costa de aguas bravas batidas por las mareas del invierno.

A lo mejor es verdad que no se debe comparar al Prestige con el Toconao ni a la marea negra con los pellets ni enfrentar la gestión de los líderes del PP en Galicia y en Madrid, ahora y hace veinte años. Porque si se hace, igual resulta que ahora todo es incluso peor que entonces.

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