Durante la Transición, la pluralidad de medios de masas se tradujo en una relativa homogeneidad en lo que a sus contenidos ideológicos fundamentales se refiere. La pluralidad se vio coartada por la unanimidad de criterios mínimos. Se pasó, en el panorama mediático de masas, de la censura al consenso.

La denominada izquierda radical, el PCE y las expresiones más exigentes de la izquierda del PSOE, no contaron con grandes referentes mediáticos de masas. Ni siquiera el PCE, el partido más influyente y conocido durante la clandestinidad, contó con ningún periódico independiente afín de gran tirada.

En la Transición se fraguó una estrecha alianza entre política y periodismo y se produjo una confusión consecuente entre una cosa y otra. Ello llevó a la prensa a funcionar en ocasiones como verdadero partido político.

La exaltación de la figura de González fue unánime en la prensa y lindó en muchos casos con lo hagiográfico. González había sido erigido por el poder mediático en un verdadero icono de la Transición. El apasionamiento con que los medios ensalzaron a González sólo fue comparable con el apasionamiento con que atacaron a los críticos.

El periódico dirigido por Juan Luis Cebrián era de lectura diaria para buena parte de los simpatizantes e incluso militares del Partido Comunista, a falta de otro diario situado más a la izquierda. Por eso lo que El País dijera de el partido tenía una repercusión que superaba con creces a lo planteado por otros rotativos.

La actitud de El País fue especialmente desafortunada para los comunistas, pues fue particularmente hostil hacia el PCE en su conjunto y hacia su dirección en particular.

Esto lo escribía el historiador Juan Andrade en su libro "El PCE y el PSOE en la Transición ", editado por Akal. Este lunes en La Base, en la víspera de un nuevo aniversario de la Constitución del 78, seguimos haciendo amigos y hablamos de la Transición. Bienvenidas y bienvenidos.