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Catalunya Aragonés fracasa en su segundo intento de ser investido y se abre la posibilidad de unas nuevas elecciones en Catalunya 

La investidura del candidato de ERC se ve frustrada por la abstención de JxCat, con los que tendrá que alcanzar un pacto en un plazo de dos meses para ser nombrado 'president' de la Generalitat y evitar que los catalanes vuelvan a las urnas en junio.

El candidato de ERC a la Presidencia de la Generalitat, Pere Aragonès, ha visto rechazada su investidura.
Pere Aragonès ha visto rechazada su investidura en el Parlament. Quique García / Efe

El candidato de ERC a la presidencia de la Generalitat, Pere Aragonès, ha visto frustrada este martes por segunda vez su investidura, debido a la abstención de JxCat, y ha advertido de que, si consigue ser investido, no se dejará "tutelar" por el Consejo por la República que lidera Carles Puigdemont.

No ha habido sorpresas: como ya anunciaron, los 32 diputados de JxCat se han abstenido, como en la primera votación del viernes, y han vuelto a frenar la investidura de Aragonès -que no ha alcanzado la mayoría simple-, si bien se han emplazado a seguir negociando con ERC para alcanzar un acuerdo en las próximas semanas.

En la segunda votación en el Auditorio del Parlament, se ha repetido el resultado del viernes: frente a los 42 síes de ERC y la CUP, Aragonès ha recibido 61 votos en contra de PSC, Vox, En Comú Podem, Ciudadanos y PPC, además de las 32 abstenciones de JxCat.

Ahora, la presidenta del Parlament, Laura Borràs, deberá abrir otra ronda de consultas con los líderes parlamentarios antes de formular una nueva propuesta de candidato a la investidura, a la que sigue aspirando Aragonès, que confía en mover a JxCat hacia el sí.

Desde la votación fallida del viernes se ha activado la cuenta atrás de dos meses para intentar investir a un nuevo president, por lo que ERC y JxCat deberán intensificar sus negociaciones en las próximas semanas para evitar que, si no hay investidura, el 26 de mayo sean convocadas automáticamente elecciones para julio.

El pleno -resuelto en menos de cinco horas, con intervenciones más cortas que el viernes-, se ha iniciado con el discurso de Aragonès, que ha lanzado una advertencia a JxCat y al expresident Carles Puigdemont, al subrayar que, si logra ser investido, gobernará "sin substituciones ni tutelas".

Aragonès acepta "reconocer todos los espacios" independentistas, tanto en Catalunya como en el "exilio", incluido el Consejo por la República, espacio parainstitucional encabezado por Puigdemont desde Bélgica, pero pide "poner en valor el liderazgo de las instituciones de Catalunya, este Parlament, este Govern y su presidente".

Estas instituciones, ha recalcado, tienen una "responsabilidad indelegable e insustituible", unas palabras con las que ha marcado territorio frente al Consejo por la República y se ha distanciado del papel que inicialmente adoptó el expresident Quim Torra, que reconocía a Puigdemont como "presidente legítimo".

Según Aragonès, "no hay motivos suficientes" para que desde JxCat sigan negándole la investidura, por lo que les ha pedido que "no mantengan por tiempo indefinido" su bloqueo.

Ante la ausencia del presidente del grupo de JxCat, Albert Batet, confinado por ser contacto estrecho de un positivo por coronavirus, ha sido la diputada Gemma Geis la encargada de replicar a Aragonès.

Geis ha afirmado que ni desde JxCat ni desde "el exilio" impondrán una "tutela" a Aragonès si es president y ha mostrado "predisposición" para el acuerdo, mientras que el diputado de ERC Sergi Sabrià ha reprochado a Junts la "oportunidad perdida" debido a su "grave" abstención.

Por su parte, el líder del PSC en el Parlament, Salvador Illa, ha augurado que, si es investido, Aragonès será un "president vicario al dictado de un inexistente y ficticio Consejo para la República", rehén de Puigdemont.

Y si no es investido, ha añadido Illa, "habrá sido víctima de una innecesaria humillación y Catalunya continuará sin el gobierno sólido y estable que necesita".

En un auditorio otra vez semivacío y con diputados soberanistas exhibiendo carteles con mensajes antifascistas, el presidente del grupo parlamentario de Vox, Ignacio Garriga, ha apostado por "liderar la reacción nacional en Catalunya" mediante "una oposición frontal a los delirios ideológicos y la agenda rupturista".

La portavoz de la CUP en el Parlament, Eulàlia Reguant, ha advertido a ERC y JxCat que está en sus manos que la legislatura no sea "la del embate de la gente contra el Govern".

La líder de En Comú Podem en el Parlament, Jessica Albiach, ha lamentado que "las lógicas de partido se impongan a las necesidades de la gente" y que Junts y ERC centren su disputa no en la crisis social, económica y sanitaria, sino en la lucha partidista por "el poder".

El presidente del grupo de Ciudadanos, Carlos Carrizosa, ha avisado a Aragonès que si es investido con los votos de JxCat y CUP será "rehén de una escalada radical".

El presidente del PP, Alejandro Fernández, ha criticado que ERC y Junts discutan sobre el Consejo por la República y les ha dicho que "va siendo hora de que rompan el cordón umbilical" con Puigdemont.

"Un regusto de dilación más que de bloqueo de JxCat"

La cuenta atrás que se ha abierto con el rechazo de la investidura tiene más un regusto de dilación para que Aragonès sea president de la Generalitat que de bloqueo a este efecto. La cuestión es ¿hasta cuándo? Y la mayoría de las fuentes consultadas de los dos partidos concluyen que no será al límite. No está previsto agotar los dos meses de plazo, se continuará negociando durante esta Semana Santa, incluidos los días festivos, y la pipa de la paz se prevé fumarla en abril. Probablemente en la segunda quincena. Aunque cualquier detalle puede acelerar o frenar unos pocos días el acuerdo. Lee el análisis previo a la investidura fallida, por Ferran Espada.

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