Cuando a comienzos del pasado mes de febrero trascendió que el PP había incorporado a sus listas para el Senado, por la provincia de Albacete, a Dimas Cuevas, arreció la polémica. No era un observador impasible de la vida política. Cuevas había sido director durante 11 años de La Tribuna de Albacete y en ella había combatido la paridad y los matrimonios gays. Entonces, a un mes del 9-M, la líder regional del PP, Dolores de Cospedal, aguantó la vela como pudo: “Sus opiniones no me gustan demasiado, pero eso no empaña su magnífica trayectoria”.

Aquel episodio pareció condenar por anticipado la carrera política de Cuevas. Logró su acta de senador y poco más se supo. Hasta que este pasado domingo volvió a los titulares. El ostracismo de su partido había durado poco: el PP de Albacete le designó coordinador del Área Electoral en su X Congreso Provincial, celebrado este fin de semana y clausurado, precisamente, por De Cospedal.

“Indigna que el PP premie a quien ha insultado a muchos colectivos, a alguien nada moderado y, desde luego, poco centrista”, comentaban ayer fuentes socialistas de Albacete. “Ahí está la mano de De Cospedal. Dimas es un empeño personal, fue su compañero de instituto”.

Los conservadores manchegos reconocen que la hoy secretaria general del PP “estuvo informada” de la entrada de Cuevas a la cúpula provincial, pero precisan que “no intervino en nada en la confección” de la misma, que ha sido diseñada por el nuevo presidente del PP albaceteño, Marcial Marín. Este, añaden, “sintoniza con De Cospedal, y de hecho ella lo integró en la dirección regional”.

A Cuevas, sea como fuere, le perseguirán frases suyas como ésta: “Las bodas de lesbianas deberían incluir diversas variedades de tortilla y, de postre, bollitos con nata”.