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Sumar quiere rebajar la jornada hasta las 37,5 horas cuatro décadas después de que se aprobaran las 40 horas semanales

Cuando se cumplen cuatro décadas de la publicación en el BOE de las 40 horas semanales y la confluencia que lidera Yolanda Díaz plantea una nueva reducción.

Yolanda Díaz
Yolanda Díaz. Edu Parra / Europa Press

"Reordenaremos el tiempo de trabajo, incluyendo la reducción y la distribución de la jornada laboral, pero sin reducción de salario. En 2024 se establecerá por ley una jornada laboral máxima de 37,5 horas y se abrirá un proceso de diálogo social para seguir reduciendo la jornada hasta alcanzar las 32 horas semanales".

40 años después de que la Ley 4/1983, de 29 de junio, con el PSOE de Felipe González en el Gobierno, fijara en España la jornada máxima legal en cuarenta horas y las vacaciones anuales mínimas en treinta días, Sumar, que, junto con el PSOE quiere formar una coalición de Gobierno, quiere profundizar, mediante la reducción de la jornada, en la mejora de las condiciones laborales y de vida de las clases trabajadoras.

La idea expuesta en el primer párrafo está recogida en el programa electoral de la coalición que lidera Yolanda Díaz, y que propone "mejorar la compatibilidad del tiempo de trabajo con el resto de los usos del tiempo".

Los partidos coaligados en Sumar quieren que exista un "reparto equilibrado de las tareas de cuidados y autocuidado al tiempo destinado a la formación, al ocio o a la participación social".

Además, plantean otra batería de mejoras en los centros de trabajo, como son "controlar mejor las horas extras y compensarlas con tiempo libre, eliminar los horarios variables sin control, regular los horarios de los servicios públicos y procurar una gestión más flexible de la distribución de la jornada anual".

También se procurará "trasladar el mayor número de días no laborables a los lunes, tanto para facilitar un mejor disfrute del ocio como por razones de organización de la producción".

En cuestión de salarios, Sumar pretende "favorecer el crecimiento real de los salarios, que aún no se han recuperado de la pérdida de poder de compra que sufrieron con la crisis financiera".

En España, para Díaz, "los salarios son bajos", con una media de 21.600 euros, "un nivel que no se corresponde con ser la cuarta economía europea".

"Los salarios han crecido por debajo de la productividad, con lo que han perdido peso en el reparto de la renta. En esta legislatura, debe abordarse el incremento real de los salarios en el marco del diálogo social y en la negociación colectiva, y seguir reforzando el poder de negociación individual y colectivo de las personas trabajadoras", considera la coalición.

Además, Sumar quiere que esa sea la legislatura en la que se cierren "las brechas de género que cruzan de forma transversal el mercado laboral". "Para contrarrestar el carácter abrumadoramente femenino de la jornada parcial involuntaria, las mayores tasas de temporalidad en los contratos y las mayores dificultades del acceso al empleo, son necesarias políticas específicas", se lee en el programa de la confluencia.

"La desigualdad económica vinculada a la brecha de género está muy relacionada con el ámbito de los cuidados, especialmente en el caso de las familias monomarentales", agrega.

Por tanto, además de "promover la corresponsabilidad en los cuidados", plantea Sumar que "deben adoptarse también medidas para permitir su conciliación con la carrera profesional, como flexibilizar los horarios de trabajo, facilitar el teletrabajo, normalizar el trabajo a tiempo parcial en puestos estructurales cualificados y garantizar el acceso universal y gratuito a escuelas infantiles de cero a tres años".

Necesidad de poner límites 

Estos cambios en las relaciones trabajador-empresa vienen avaladas por la Organización Internacional del Trabajo. Por ejemplo, en un informe de 2018, que se puede consultar aquí, expone que "la necesidad de imponer límites a las horas de trabajo es tanto una cuestión social, relacionada con la necesidad de proteger la salud y el bienestar de los trabajadores, como una cuestión económica relacionada con la producción".

"Los avances y las mejoras –añade el trabajo– en la tecnología y las comunicaciones perturban e incluso acentúan la eliminación de muchos aspectos tradicionales relacionados con la dimensión temporal y la dimensión espacial del trabajo. Actualmente el trabajo se realiza en cualquier momento y casi en cualquier lugar".

"Esto –agrega la OIT– crea exigencias en cuanto a flexibilidad organizacional que pueden conducir a que los trabajadores deban trabajar en modalidades no tradicionales (formas atípicas de empleo) que se caracterizan por la variabilidad de las horas de trabajo (ya sea a lo largo del día, la semana y/o períodos mayores)".

"Estas presiones –analiza el trabajo– surgen de la globalización ya que no hay duda de que la competencia en los mercados intensificó y creó presiones sobre las empresas con el fin de aumentar la eficiencia y reducir costos y de que las tecnologías han facilitado el enorme aumento del suministro transnacional de servicios".

"Si bien esto tiene efectos positivos en lo que respecta al incremento de la participación en el mercado de trabajo y de la productividad, también puede tener efectos negativos sobre la salud y el bienestar de los trabajadores debido a que los límites entre el trabajo y la vida privada tienden a difuminarse", remacha la OIT.

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