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Séneca, el pensador cordobés que revolucionó la filosofía

Senador y consejero de emperadores como Claudio y Nerón, Séneca ha pasado a la historia como una de las personalidades más sugestivas del Alto Imperio romano gracias a su sencilla doctrina práctica que defiende la virtud moral como el único camino para alcanzar la felicidad.

“Par ser feliz hay que vivir en guerra con las propias pasiones y en paz con las de los demás”. Esta es una de las citas que mejor define la filosofía de Séneca, uno de los pensadores romanos con mayor influencia en la filosofía de la Edad Media y el Renacimiento. Seguidor del estoicismo, Séneca enfocó buena parte de sus obras a ofrecer consejos prácticos para alcanzar la virtud moral, el único camino para conseguir la felicidad según su doctrina. 

Pero el filósofo nacido de Córdoba también dedicó buena parte de su vida a la política, siendo senador y consejero de emperadores como Claudio y Nerón. Denostado por muchos de sus contemporáneos que le acusaron habitualmente de hipocresía, Séneca ha pasado a la historia como una de las personalidades más sugestivas del Alto Imperio romano. 

Séneca, un cordobés en la Roma de Nerón 

Séneca
Busto de Séneca del Museo del Prado (siglo XVII). Fuente: Wikipedia

Viajes al otro lado del mundo, asesor del hombre más poderoso de Occidente, varias condenas a muerte, diversos adulterios y un accidentado suicidio: la vida de Séneca no pudo ser más intensa. Nacido en Córdoba en torno al año 1 d.C. en el seno de una familia de intelectuales con vinculaciones con la nobleza romana, se trasladó pronto a Roma para vivir con una tía, pasando de la capital del Imperio a Egipto una buena temporada donde entró en contacto con filosofías orientales que tendrían una importante influencia en su pensamiento posterior. 

Gramática, retórica, filosofía y oratoria: desde muy joven, Séneca sintió pasión por las letras y el pensamiento. Pero pronto mostró también su otra cara: la ambición. Inició el cursus honorum con su nombramiento como cuestor a la vuelta a Roma. Con la llegada al poder de Calígula, Séneca ya era el orador más importante del Senado. Y comienzan los problemas. 

La fama y la influencia de Séneca en el Senado romano despertaron las antipatías del famoso emperador que le condenó a muerte, pero la intervención de algunos amigos suavizó la orden. Sería la primera de hasta tres condenas a muerte, lo que demuestra dos cosas: que la actividad intelectual y política de Séneca tenía gran relevancia en Roma… y que tenía muchos enemigos

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‘Séneca y Nerón’ de Eduardo Barrón González (Museo de Zamora). Fuente. Wikipedia

A la muerte de Calígula, alcanza el poder Claudio con el que Séneca tendrá una relación muy compleja: nueva condena a muerte de la que se salva siendo desterrado a Córcega. La intermediación de Agripina, nueva mujer de Claudio, provoca que Séneca regrese a Roma para ocupar un cargo de pretor. 

Cuando Nerón alcanza el poder tras el asesinato de Claudio, Séneca respira aliviado. Encuentra el escenario adecuado para dar rienda suelta a sus ambiciones. Durante casi una década, el político cordobés se convierte en el gobernador en la sombra de todo el Imperio apostando por medidas prácticas y moderadas que serían muy celebradas por varias figuras posteriores, como el propio emperador Trajano. 

Pero Nerón se hace mayor, rechaza todos los consejos morales de su tutor comenzando su gobierno del terror. Séneca se ve obligado a apartarse de la vida política pero finalmente es condenado a muerte por su presunta participación en una conjura contra su antiguo pupilo. Séneca se corta las venas, toma cicuta y un baño caliente que lo asfixia: consigue así su objetivo de darse muerte antes de que se cumpla la orden de Nerón. 

Séneca, el equilibrio de la virtud moral 

Séneca
‘Séneca’ de Mateo Inurria (Museo de Bellas Artes de Córdoba). Fuente: Wikipedia

Séneca no fue un filósofo clásico con un gran corpus teórico ni metafísico. Al contrario, el pensador cordobés fraguó una filosofía práctica centrada en la ética: Séneca no aborda los grandes enigmas de la filosofía, sino que enfoca sus reflexiones hacia el camino para encontrar la felicidad.

Sus principales obras son los diálogos en los que se ocupa de un tema concreto que desarrolla hasta aportar conclusiones. Esta sencilla estructura de sus obras filosóficas que antecede al ensayo, es una de las razones que explican su trascendencia posterior: algunos de sus libros se han llegado a comparar con manuales de autoayuda

Entre las obras más importantes de Séneca está el diálogo De la tranquilidad del alma, que resume buena parte de su doctrina estoica. Es aquí donde aparece el concepto de ataraxia ya usado por Demócrito y que se constata como la clave de una vida equilibrada y feliz.  

La ataraxia sería un estado superior de equilibrio que alcanzaría el sujeto al controlar sus pasiones, al mostrar fortaleza de espíritu ante la adversidad. Solo guiándonos por los principios de la razón y la virtud conseguiremos controlar las pasiones y los deseos, logrando esa serenidad que antecede a la felicidad plena. Así pues, la virtud derivará de la racionalidad, debiendo la inteligencia analizar y clarificar las pasiones, eliminando lo oscuro e irracional que haya en las mismas: “el hombre más poderoso es el que es dueño de sí mismo”


Por otro lado, Séneca también mostró algunas ideas revolucionarias para su época, como la apuesta por una fraternidad universal superando los límites de conceptos como patria o ciudad o su rechazo de la esclavitud en un momento en el que los esclavos sostenían el Imperio romano. 

Séneca, la contradicción de un pensador influyente 

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Detalle del ‘Suicidio de Séneca’ de Manuel Domínguez Sánchez. Fuente: Wikipedia

El filósofo cordobés no solo cosechó numerosos seguidores en vida, sino que fue mucho tiempo después cuando su figura alcanzó su mayor dimensión. El rechazo de la mitología romana, su tendencia al monoteísmo y su defensa de la virtud moral lo pusieron en el radar de los primeros filósofos cristianos que buscaban con ahínco referencias que incorporar a su nueva doctrina.  

De hecho, su vida forma parte de la Leyenda áurea cristiana narrándose sus supuestos encuentros y cartas con San Pablo, contemporáneo del cordobés. Incluso se afirma que su suicidio en el baño fue en realidad un bautismo en el que intervino el propio Pablo de Tarso. 

Pese a la influencia que tuvo en el Medievo, fue en el Renacimiento, de la mano de figuras como Erasmo de Rotterdam, cuando Séneca alcanza el cenit de su fama. Su antropocentrismo y humanismo, la afirmación de la igualdad de los hombres y, de nuevo, su defensa de la virtud moral en una vida sobria y serena encajan a la perfección con la ideología humanista del Renacimiento. 

Con todo, no hay que olvidar que, según buena parte de sus biógrafos, Séneca no vivió de acuerdo a lo que propugnaba. Se dejó llevar por la ambición, traicionó a varios de sus defensores para salvar la vida—no condenó el asesinato de su antigua valedora Agripina por parte de su hijo Nerón—, defendió lo indefendible para mantenerse en el poder y no rechazó los lujos que le proporcionaban sus cargos, amén de mantener algunos vicios que él mismo decía detestar.

Por todo ello fue frecuentemente acusado de hipócrita. Pero como diría el propio Séneca: “necesitamos la vida entera para aprender a vivir”, incluso aunque tengas tan buenas intenciones como el gran pensador cordobés.  



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