El calor llega antes cada año de una manera más extrema y con una mayor duración. Estos factores han llevado a la ciencia a reconsiderar un cambio en nuestro calendario vacacional como una medida eficaz para luchar contra la crisis climática.

Si en años anteriores el calor más intenso llegaba en el mes de agosto, ahora lo hace alrededor de la segunda quincena de julio. En este sentido, un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) publicado en la revista Science of the Total Environment indica que programar nuestras vacaciones de verano en este periodo podría "mitigar algunos de los impactos asociados al calor extremo, debido a la reducción de la actividad industrial y de la movilidad laboral durante los días de vacaciones".

Electricidad, productividad y salud

Para llegar a esa conclusión, en el estudio se han tenido en cuenta tres variables, todas ellas relacionadas con las altas temperaturas. La primera, la demanda de electricidad, "por el consumo de aire acondicionado". La segunda, la productividad laboral, "que se ve mermada por la exposición al calor". Y la última, relacionada con los efectos sobre la salud del ozono, "cuyas concentraciones dependen del tráfico y el estancamiento del aire".

Los resultados muestran que esta medida que proponen "reduce el pico anual de pérdida de productividad laboral en torno a un 25%". También, aunque en menor medida, la demanda de electricidad y las concentraciones de ozono troposférico (entre el 3% y 4%).

"Las medidas de adaptación al cambio climático suelen requerir fuertes inversiones en infraestructuras, pero ciertos cambios de hábitos también podrían contribuir a reducir la vulnerabilidad", ha declarado en una nota de prensa emitida por el organismo José Manuel Garrido-Pérez, investigador de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

Otras propuestas

Aparte de esta medida, el CSIC también recomienda distribuir "a lo largo de todo el verano" los días de vacaciones disponibles o "la reducción de la jornada laboral durante el periodo más caluroso del año". En algunos casos, comentan, ya se ha implementado en las zonas más calurosas de España la jornada laboral de cuatro días.

Programar las vacaciones en agosto ha sido la norma por excelencia en el país, y el Instituto es consciente de ello. Por eso también plantea "acortar los periodos de vacaciones en invierno y ampliar los de verano", lo que permitiría seguir disfrutando de un agosto vacacional. "Los veranos cada vez son más largos, y los inviernos cada vez más cortos y suaves", defiende el estudio.