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Júlia Vergara-Alert, investigadora: "Cada 10 años tendremos un nuevo gran coronavirus"

Entrevista a Júlia Vergara-Alert, investigadora principal del Centro de Investigación en Sanidad Animal, jefa de grupo de la línea de coronavirus zoonóticos y galardonada con el Premio Nacional de Investigación al Talento Joven en Catalunya.

La investigadora Júlia Vergara-Alert, d'IRTA-CReSA, guardonada amb el Premi Nacional de Recerca al Talent Jove.
La investigadora Júlia Vergara-Alert, de IRTA-CReSA, galardonada con el Premio Nacional de Investigación al Talento Joven. Cedida

La veterinaria y viróloga Júlia Vergara-Alert (Olesa de Montserrat, 1984) lleva más de una década dedicada a investigar diferentes tipos de coronavirus.

Con el estallido de la pandemia, la investigadora principal del Centro de Investigación en Sanidad Animal (IRTA-CReSA), situado al lado de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), vio cómo la tarea de su equipo pasaba a estar en primera línea y captaba interés y fondos como nunca antes: "Todos estos conocimientos que habíamos generado los traspasamos al SARS-Cov-2".

A raíz de esto se integró en el grupo de trabajo de la OMS de modelos animales para la covid-19, uno de los mecanismos de coordinación científica que permitió acelerar los procesos y obtener las vacunas en un tiempo récord: "Las vacunas son uno de los logros de la biomedicina más importantes de la historia".

Por todo ello, Vergara ha sido reconocida con el Premio Nacional de Investigación, en la categoría Talento Joven, que otorga la Fundación Catalana para la Investigación y la Innovación con el apoyo de la Generalitat.

Pese a los grandes avances, la investigadora alerta sobre los retos pendientes, como encontrar soluciones a la covid persistente, y sobre todo no bajar la guardia ante las nuevas pandemias que vendrán: "No evitaremos que haya otra pandemia, pero debemos estar mejor preparados".

Considera que no se está haciendo suficiente y hace falta más inversión en investigación y sanidad, así como la mejora de las condiciones laborales de la investigación en Catalunya y en el Estado.

En pocos días te entregan el Premio Nacional de Investigación. ¿Qué supone para ti ese reconocimiento?

Fue una sorpresa. Implica mucha responsabilidad y creérmelo un poco, también. Vivimos mucho el tema del síndrome de impostora y fue como un poco pensar: Ostras, la de trabajo que hemos hecho.

Júlia Vergara-Alert, investigadora principal d'IRTA-CReSA, guardonada amb el Premi Nacional de Recerca al Talent Jove.
Júlia Vergara-Alert, investigadora principal de IRTA-CReSA, galardonada con el Premio Nacional de Recerca al Talento Joven. Cedida

Te dedicas a la sanidad animal. ¿En qué consiste exactamente tu trabajo?

Yo soy veterinaria, pero, aunque esto es un centro de investigación en sanidad animal, desde siempre he estudiado aquellas enfermedades que pueden dar un salto a las personas, las zoonóticas. Empecé con gripe aviar, la gripe porcina, y hace más de diez años me pasé al mundo de los coronavirus.

Antes de la aparición de la covid-19, ¿qué estudiabas exactamente?

Estudiaba cómo afecta a los animales y también su comportamiento como huéspedes intermediarios, como reservorios de estos virus y la transmisión a las personas.

Antes del SARS-Cov-2 estuvimos trabajando bastante intensamente con el MERS, estudiando mucho el huésped intermediario, que son los camélidos, sobre todo los dromedarios.

Estudiamos un poco el sistema inmunitario, por qué ellos pueden infectarse y transmitir el virus, pero no enferman. A partir de ahí, buscamos soluciones: vacunas y fármacos que puedan bloquear esta infección. Todos estos conocimientos que habíamos generado los traspasamos al SARS-Cov-2.

¿Cómo cambió la pandemia tu área de investigación?

"Las vacunas son uno de los logros de la biomedicina más importantes de la historia"

Antes de la pandemia no estudiábamos una enfermedad animal explosiva. Competíamos con otras como la tuberculosis, por ejemplo, de mayor relevancia. Prácticamente nos tumbaban todo tipo de financiación, proyectos... No interesaba.

Hemos pasado de esto a una pandemia mundial, con millones de personas afectadas y millones de muertos. De la noche al día nos dimos a conocer. Esto ha sido la parte positiva. Incluso dentro de Catalunya, muchos centros nos han conocido a partir de esto.

¿Y cómo ha cambiado tu trabajo en el día a día?

Ha cambiado mucho el volumen de trabajo y la investigación es más aplicativa. Es decir, pasar de un ritmo más pausado, de investigar qué está haciendo este virus, por qué estos animales responden así, por qué no enferman, buscar tratamientos... A probar fármacos que, si funcionaban, los pasaban ya a pacientes.

¿Esto ha tenido una traducción a nivel de recursos, de interés de las instituciones por este ámbito?

Sí, gracias a ello hemos podido captar proyectos que antes no nos financiaban, y también fondos de empresas privadas. Tenemos un conocimiento, tenemos unos laboratorios que lo permiten, y las fases preclínicas de algunas de las vacunas o de tratamientos se han hecho aquí. 

"Una sola salud implica ir más allá del concepto egocéntrico que los humanos estamos en el centro"

Los veterinarios no tienen un rol tan conocido en la investigación.

Veterinarios que quieran dedicarse a la investigación hay poquitos, y en la parte más humana, quizás todavía hay menos. La mayoría de gente que entra en este tipo de carreras está ya muy focalizada en clínica.

Lo que ha permitido la pandemia es que se ha hecho más conocido el concepto de "una sola salud", donde desde la sanidad animal llevábamos años insistiendo.

Trabajar conjuntamente con la medicina humana y con la medicina medioambiental, y no sólo quedarnos en estos tres pilares. También existe la economía, por ejemplo. El papel de la veterinaria es muy importante en esto, porque tenemos un conocimiento que la medicina humana no tiene y al revés. Esta complementariedad nos permite avanzar con mayor rapidez.

¿Puedes explicar algo más el concepto de una sola salud?

Es salud humana, animal y ambiental. La sanidad humana no puede entenderse por sí sola, al final estamos dentro de una sociedad donde conviven animales, ya sean salvajes, domésticos, de granja... en un determinado clima. Entonces, si tratamos las enfermedades humanas por separado es muy difícil de entender.

Es ir más allá del concepto egocéntrico de que nosotros estamos en el centro. Estamos en el mismo nivel que los animales y que el medio ambiente. Es ese concepto más global de la enfermedad, de la sanidad conjunta.

¿Cómo empezaste a trabajar con coronavirus?

A mí siempre me han interesado más las enfermedades zoonóticas, las que pasan de animales a personas. Hice la tesis doctoral aquí en el CReSA con gripe aviar y gripe porcina, y entonces tuve la oportunidad de realizar los estudios postdoctorales en Alemania.

Allí empezamos con el MERS, apenas llevaba un año descubierto. A partir de ahí empecé a conocer más a esta familia de virus.

¿Alcanzar las vacunas con tan poco tiempo ha sido el principal éxito de la investigación durante la pandemia?

Sí, sí. De hecho, yo creo que es uno de los logros de la biomedicina más importantes, de la historia, podríamos decir. Todos teníamos más claro que posiblemente iba a llegar antes un antiviral, y finalmente no fue así. Sí que es verdad que se ha invertido mucho más dinero [en vacunas]. Si existen más recursos, también se puede avanzar más rápidamente.

¿Cuáles son los retos pendientes que quedan todavía en lo que se refiere a la covid-19?

El tema de covid persistente nos preocupa, y también ir mirando toda la serie de variantes que se van desarrollando. Pienso que a largo plazo el reto es la preparación para un nuevo coronavirus o para un nuevo virus, para la próxima pandemia, que nos permita estar más preparados y no volver a vivir una situación similar.

Júlia Vergara-Alert, investigadora principal d'IRTA-CReSA, guardonada amb el Premi Nacional de Recerca al Talent Jove.
Júlia Vergara-Alert, investigadora principal de IRTA-CReSA, con el vestuario de protección en un laboratorio de biocontención. - Cedida

¿Cuáles son las principales incógnitas en cuanto a covid persistente?

Con IRSICaixa, que es el líder, tenemos un par de proyectos para estudiar las afectaciones neurológicas de la covid persistente. Ha habido estas infecciones masivas y esto permite estudiarlo.

Posiblemente otras infecciones también pueden causar algunas condiciones persistentes, pero al haber en poco tiempo muchas infecciones a nivel mundial, pues se han podido asociar con estas condiciones. Es importante avanzar hacia tratamientos que puedan mejorar estas condiciones y antivirales.

Desde 2020 formas parte del grupo de trabajo de la OMS de modelos animales para la covid-19. ¿Qué trabajo hace?

Ahora ya hemos pasado a reuniones más mensuales, pero en 2020 eran semanales y fue muy importante, sobre todo al inicio. En este grupo lo que hacíamos era presentar resultados que íbamos teniendo semana a semana. Esto nos permitía avanzar muy rápidamente.

Estábamos informados, no sólo de los modelos animales en sí sino de los avances con los diferentes tratamientos, vacunas, descubrimientos de la enfermedad, de respuestas inmunitarias...

¿Y ahora sigue?

Seguimos haciendo discusiones, más abiertas a otros tipos de patógenos o si existe alguna crisis. Es una forma de comunicación muy rápida.

Ahora que parece que la pandemia ya se ha superado, ¿cuáles son los focos de preocupación en tu campo?

"La preparación y la investigación son clave para la futura pandemia que va a llegar"

Yo creo que se ha dado un paso importante con el tema de una sola salud. Al final, siempre se ha trabajado bastante con departamentos muy individualizados, entonces esto es muy importante.

Pero sí es verdad que a nivel de país falta mucha inversión no sólo en investigación, en sanidad. También te diría que en educación, que al final va muy ligado a cómo una sociedad actúa.

Aún hay mucho trabajo a nivel de política también, de toma de decisiones. Preparación, comunicación, investigación, pienso que esto es clave para la futura pandemia que va a llegar.

"No evitaremos que haya otra pandemia, pero debemos estar mejor preparados"

¿No se está haciendo lo suficiente?

No creo que se esté haciendo todo lo que es necesario hacer. No podemos evitar que haya otro virus -o bacteria-, pero sí creo que podemos estar mejor preparados.

La vida que llevamos, la globalización, este constante contacto con la naturaleza, con los animales, esas presiones que estamos forzando, los cambios climatológicos... No evitaremos que haya otra pandemia, pero debemos estar mejor preparados a nivel de sociedad, de política y de investigación.

¿Has notado una bajada del interés institucional?

Sí, a nivel privado no tanto, pero público, sí. Pero creo que sí que hemos sabido aprovechar la pandemia y el momento para decir que esto es importante, no sólo el coronavirus, sino la base de la ciencia. Estamos muy lejos de ciertos países de tener una financiación sostenida en el tiempo.

Si volvemos a tener otra pandemia, ¿cuáles serían las señales de alarma?

Es cíclico. Cada 10 años tendremos un nuevo gran coronavirus: tuvimos en 2002-2003 el SARS coronavirus 1, 2012 el MERS coronavirus y un poco antes, en 2019-2020 el SARS coronavirus 2.

Hay muchos virus que mutan, sobre todo los virus con material genético son virus con mucha facilidad para mutar. El problema es cuando estas mutaciones dan un salto y así el virus se adapta a otro huésped.

¿Ahora en qué trabajas?

En varios coronavirus. Estábamos con los que sólo afectan a cerdos, con el profesor Joaquim Segalés, experto mundial en porcino. También tenemos una línea más transversal en todo el centro, que es desarrollar organoides de muchas especies animales para poder estudiar enfermedades que afectan exclusivamente a los animales o también zoonosis.

¿Los organoides son para en un futuro dejar de utilizar animales en la investigación?

"Estamos construyendo el primer biobanco del Estado de organoides animales"

Sí, ahora es para reducir el uso de los animales y también para ser más cuidadosos en el estudio de todas las enfermedades zoonóticas. En caso de que un nuevo virus aparezca, o incluso un virus reemergente, debemos tener un panel de organoides de diferentes especies animales para ver cuáles pueden ser susceptibles a infectarse.

Se trata de poder empezar a estudiar epidemiológicamente el papel que pueden jugar en la transmisión o incluso en sí mismos si pueden enfermar o no. Estamos construyendo el primer biobanco del Estado de organoides animales. Humanos ya hay.

Comentabas al principio el síndrome de la impostora. ¿Está cambiando la situación de las mujeres en la ciencia?

A ver, está cambiando si miramos de hace años. Pero sí nos encontramos con que tienes que decir las cosas dos veces para ser más convincente, que los hombres se siguen más en Twitter, que los últimos que firman normalmente son los jefes de línea, que son más hombres que mujeres... Yo lo he vivido y por eso lo digo.

¿Cómo afecta esto a la carrera científica?

En las carreras de ciencias en general hay muchas más mujeres que hombres, pero existe esta pirámide que hace que cuando vas escalando posiciones, cada vez haya menos mujeres. Cansa mucho, desgasta mucho, debes demostrar más, luchar más por algo que tú crees.

También está la parte familiar. Si quieres tener hijos, no puedes evitar toda la parte fisiológica de un embarazo. Pero cada vez se tiene más en cuenta para los premios. Por ejemplo, si has tenido hijos, darte un año, dos años extra. Si es hasta los 40, si has tenido hijos suman uno o dos años.

"La mayoría de científicos catalanes que volvemos lo hacemos por temas familiares, porque económicamente no compensa"

Trabajaste un tiempo fuera y después volviste. ¿Crees que es complicado investigar en Catalunya?

Creo que sí, aunque quizás hay cada vez más institutos, más iniciativas... La mayoría, si volvemos, es por temas familiares. Porque evidentemente a nivel económico, no compensa.

Catalunya, en general, pero sobre todo Barcelona, es un buen hub de ciencia, hay cada vez más oportunidades, pero sí es verdad que existen ciertas limitaciones todavía, sobre todo a nivel de recursos económicos. No tenemos nada que envidiar a según qué países, pero sí falta ese motor, que sea aún más potente.

¿Crees que se hace lo suficiente para retener el talento?

No, creo que mucho del dinero que se invierte durante la formación de los estudiantes en carreras o a nivel de doctorado no está bien invertido porque luego no se devuelve.

Este dinero invertido lo acaba disfrutando otro país, donde mucha gente decide quedarse. No está mal la opción de irse, pero siempre con la posibilidad de volver. Debemos poder devolver lo invertido.

¿La nueva ley de ciencia contribuye a mejorar la situación?

Contribuye un poco, pero creo que se necesitarán varios años para ver si esto tiene efecto.

¿Qué podría hacerse para mejorar la situación?

Al final es esto, si no puedes ofrecer unos sueldos competentes en comparación con los países vecinos... Es difícil el retorno o la atracción, pero todavía es más complicado atraer talento de afuera cuando el sueldo que estás ofreciendo es el sueldo que pueden tener cuando están haciendo el doctorado.

Sin embargo, en el Estado hay muy buenos indicadores a nivel de investigación. ¿Cómo se explica esto?

"Las universidades están exprimiendo bastante al personal"

Hay gente e instituciones muy buenas, y el problema es sobre todo lo que puede llegar a pasar. Cada vez más gente se marcha. Hay nuevas iniciativas que van hacia aquí, el Caixa Research Institute, por ejemplo, que pretende atraer a cientos de científicos.

¿Estos buenos indicadores están en riesgo?

Sí, porque incluso a nivel de universidades también se está tensando mucho personal, muchas horas... Exprimiendo bastante. Esto con las nuevas generaciones cambiará, si no mejora, puede que acabe perjudicando.

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