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Las pistas de hielo navideñas proliferan en Catalunya en plena sequía extrema

Vilafranca del Penedès, Girona, Tarragona o Sant Feliu de Llobregat, además de las 4 de Barcelona, son solo algunos de los municipios que cuentan con una instalación de este tipo en plena emergencia por la falta de lluvias. Existen alternativas, como las pistas de hielo sintético, que son más económicas y sostenibles

25-11-22
Imagen de archivo de una pista de hielo  Jesús Hellín / Europa Press

Patinar sobre hielo a 20 grados (y subiendo) se ha convertido en una práctica habitual en esta época del año en Catalunya. Desde hace unos años, ciudades y municipios de todo el territorio se han acogido a la moda de instalar pistas de hielo en unas fiestas de Navidad cada vez menos invernales y más calurosas. Este año, al debate del elevado gasto energético que conllevan se añade la cantidad de agua que requieren en plena emergencia por la extrema sequía que sufre Catalunya, que acumula ya 36 meses de déficit hídrico.

Un debate que no es nuevo, pero que vuelve a ponerse sobre la mesa por la delicada situación que atraviesa la región ante la falta de lluvias abundantes en el corto y medio plazo. Mientras el Govern decreta restricciones de agua, decenas de municipios han decidido instalar una pista de hielo. Es el caso de Sant Feliu de Llobregat (Barcelona), donde el grupo de los comuns ha denunciado al ayuntamiento ante la Agencia Catalana del Agua (ACA) por la instalación de la pista de hielo en la ciudad.

Más de 25.000 litros de agua de boca al mantenimiento de una pista de hielo

En un comunicado, la formación considera que se trata de un "acto grave de irresponsabilidad social y ambiental" en el contexto de preemergencia por sequía en el que se encuentra gran parte del país. "A las puertas de posibles restricciones del consumo en hogares, el gobierno municipal considera prioritario destinar más de 25.000 litros de agua de boca al mantenimiento de una pista de hielo", añaden en el texto.

La formación destaca lo "inverosímil" que es la decisión cuando no se pueden regar zonas verdes emblemáticas, pero sí destinar el agua a la pista. Además, apunta la instalación tendrá un consumo de energía eléctrica de 35.000 KWh. Precisamente Dídac Navarro, miembro de Ecologistes en Acció de Catalunya y la plataforma Aigua És Vida, pone el foco en el elevado consumo energético de estas instalaciones. "La sequía es una consecuencia del cambio climático, y con lo que hacemos es gastar más energía y contribuir a la emergencia con gases de efecto invernadero. Es un pez que se muerde la cola", critica.

Olot, Vilafranca del Penedès, Girona...

La polémica por la pista de hielo de Sant Feliu de Llobregat ha acaparado los focos, pero no es ni mucho menos el único caso. Decenas de ciudades catalanas han optado por instalar pistas de patinaje sobre hielo esta Navidad: Olot, Vilafranca del Penedès (Alt Penedès), Girona, Tarragona, Premià de Dalt... Aunque el Departament de Acció Climàtica deja a las manos de los ayuntamientos adaptarse al Plan de Emergencia por Sequía, y por lo tanto, la decisión de instalar pistas de hielo o no, el conseller David Mascort las ha criticado y ha reconocido que "en la situación que estamos, ni que sea por una cuestión de imagen, no deberían instalarse".

"En la situación de sequía en la que nos encontramos, ni que sea por una cuestión de imagen, no deberían instalarse"

En Sant Feliu de Llobregat, que se abastece del sistema Ter-Llobregat, en estado de preemergencia -a un paso del escenario más graves de todos-, es la primera vez que se instala una pista de hielo. También en Premià de Dalt (Barcelona), donde en octubre el consumo de agua por habitante y día estuvo por encima del límite de 210 litros. "No puede ser que la ciudadanía y algunos sectores estén sufriendo las restricciones de agua, mientras hay ayuntamientos que pueden permitirse el privilegio de utilizar agua por un uso que no es necesario", critica.

En Barcelona hay hasta cuatro pistas de hielo para patinar. La del Recinte Modernista de Sant Pau, la del Tibidabo, la pista de hielo del Port Vell y la de L'Illa Diagonal. En todos los casos, menos la de Sant Pau, son pistas de hielo sintético. Éstas ofrecen un modelo más económico y sostenible, ya que no están hechas de hielo, sino de materiales sintéticos que no necesitan agua ni electricidad constante para mantenerse. Una alternativa que destaca Navarro: "Están ampliamente extendidas, se utilizan en muchísimos municipios y centros comerciales y también dinamizan el comercio". También es el caso de Manlleu (Barcelona).

Las pistas de hielo sintético ofrecen un modelo más sostenible, ya que no están hechas de hielo, sino de materiales que no necesitan agua

Aparte de Barcelona, Girona es la otra gran capital que instala una pista de hielo de unos 900 metros cuadrados. Aunque este año será más delgada (6 centímetros) para adaptarse a la sequía, reduciendo en un 40% el uso de agua, gastará hasta 48.000 litros. En Olot (Girona) también se ha instalado una pista de 300 metros cuadrados. Ésta utilizará una combinación de agua procedente de la red y de agua regenerada.

En Platja d'Aro (Girona), la pista de hielo abrió el pasado viernes y lo estará hasta el 7 de enero en la plaza dels Estanys, cubierta por una carpa. En ese caso, quien lo organiza no es el Ayuntamiento sino una empresa privada, pero el consistorio la patrocina. Tiene 375 metros cuadrados y para su llenado se utilizó agua de la red y tres camiones cisterna de agua no apta para el consumo, con un total de 9.000 litros. También Manresa (Barcelona) ha optado por instalar una.

Tarragona ciudad cuenta también con una pista de patinaje sobre hielo de 450 metros cuadrados, en este caso, en el Parque Comercial y de ocio Les Gavarres. También hay una en Lleida, en la plaza Sant Joan, y en Tortosa (Baix Ebre).

Municipios que no han instalado pistas de hielo

También hay ayuntamientos que este año han optado por no instalar una pista de hielo. Es el caso de Reus (Baix Camp), Sant Andreu de la Barca o Palafrugell (Baix Empodrà), donde el consistorio ya decidió dejar de hacerla en el 2021, después de 15 años, por motivos de sostenibilidad y buscar así otras alternativas para potenciar el comercio local durante las fiestas. Tampoco se ha instalado en Terrassa (Vallès Occidental).

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