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Los vecinos se rebelan contra Ayuso por otra tala masiva: "Cortan árboles antes que cerrar el tráfico"

Las obras de ampliación de la Línea 11 de Metro vuelven a crear polémica por el corte de varias decenas de árboles en una calle cercana a la estación de Atocha. 

Vecinos se concentran contra la tala de árboles por las obras del la Línea 11 de Metro, a 4 de marzo de 2023, en Madrid.
Vecinos se concentran contra la tala de árboles por las obras del la Línea 11 de Metro, a 4 de marzo de 2023, en Madrid. Diego Radamés / Europa Press

"Nos hemos enterado de rebote", dice Mar, una mujer que regenta una tienda de complementos en la calle Áncora de Madrid, cerca de la estación de Atocha. Se refiere a la tala de varias decenas de árboles proyectada por la Comunidad de Madrid como consecuencia del proyecto de ampliación de la Línea 11 de Metro. Han sido los vecinos de Madrid Río y Comillas, afectados también por el impacto ambiental de las obras, quienes han avisado a la gente de esta zona de la capital del posible arboricidio: "Cuando nos lo dijeron empezamos a indagar y vimos que van quitar prácticamente todos los árboles para colocar unas rampas que salen de los túneles".

Las obras en la calle Áncora, a diferencia de lo que ocurre con las de Madrid Río o el Parque Comillas –otras zonas afectadas por las ampliación de la Línea 11– no responden a la apertura de una nueva estación ni al paso de las tuneladoras. Esta vez, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso proyecta construir una rampa para que los camiones puedan entrar y salir a descargar la tierra del interior de los túneles que se pretenden construir en zonas paralelas. 

El problema, dice Laura, vecina de la calle, es que "pretenden construir la plataforma en la acera, donde están los árboles, en lugar de en la calzada. Prefieren talar árboles antes que cortar el tráfico", denuncia la vecina. "Se van a cargar todos los negocios de la zona, van a levantar todas las terrazas y todo porque no quieren reordenar el tráfico".

Según los planos de la Comunidad de Madrid, de los 83 árboles que actualmente hay en la calle Áncora, tan solo tres se mantendrán en pie. De esta forma, 44 serán talados y 36 serán trasladados a otras áreas de la ciudad. "La mayoría son acacias de cerca de 50 años. No tiene ningún sentido que hagan esto, porque hay alternativas para poner la rampa en otra zona", argumenta Fernando Gómez, portavoz de la Mesa del Árbol de Carabanchel, organización que apoya a los colectivos vecinales afectados por el proyecto.

Los ciudadanos creen que la ocupación de la acera va a provocar daños irreparables en los comercios y bares de la zona. "Psicológicamente estamos destrozados", dice Bustillo, que mientras habla con Público atiende a varios residentes que pasan por su tienda para recoger información y carteles reivindicativos que ya decoran algunos balcones con el lema "No a la tala".

"Esto no lo vamos a poder aguantar ninguno, nos van a crujir. Dime tú quién va a entrar en mi tienda o quién va a sentarse en una terraza con todo esto levantado. Dicen que son unos meses, pero la realidad es que esto va a estar abierto al menos tres años, hasta el final de las obras", comenta esta empresaria que lleva dos años vendiendo complementos de ropa y que cita a otros compañeros que, según dice, podrían cerrar. Panaderías, bares y hasta una escape room están expuestos ante este proyecto. 

Los ejemplares damnificados se suman a los 1.027 árboles que se planean talar –también por la ampliación de la línea verde oscuro de metro– en Madrid Río y el Parque Comillas. Las protestas en estos barrios llevaron a la Comunidad de Madrid a paralizar temporalmente el proyecto y anunciar una revisión que, sin embargo, no contenta a los vecinos. Ahora, los residentes de la calle Áncora pretenden seguir los mismos pasos y han convocado una manifestación el sábado para exigir que las obras se desarrollen en la carretera, aunque se tenga que reorganizar el tráfico de vehículos hacia otras vías paralelas. 

Público ha preguntado a la Consejería de Transporte e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid por la posibilidad de colocar la rampas de descarga en otro lugar que no conlleve más talas. El organismo se limita a recordar que "el proyecto constructivo se está modificando" e informa que "no hay nada nuevo".

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