FacebookSuicidios en directo: Facebook, tenemos un problema

Publicado el 27 de mayo del 2017

Katelyn Nicole Davis tenía tan sólo doce años cuando, en enero de este año, se suicidó ahorcándose desde un árbol cerca de su casa en Georgia (EEUU). Había sido violada por un familiar tres días antes. Lo retransmitió en directo a través de Facebook Live en un vídeo de 43 minutos, que la red social tardó dos semanas en eliminar. Éste es sólo uno de los numerosos casos que se han sucedido en los últimos meses y la empresa de Mark Zuckerberg continúa sin actuar firmemente.

El caso de Katelyn no es el único. Como Alexis Omar Balderrama, un joven mexicano de 23 años, que grabó en directo a través de Facebook cómo se pegaba un tiro en la cabeza, sentado en el sillón de su casa. "Ya no puedo más, me rindo", confesaba en el vídeo. O Naika Venant, de 14 años, que se ahorcó en el baño de su casa mientras su familia dormía.

Gabriela Hernández, Erdogán Cerén o el actor de Hollywood Frederick Jay Boody también retransmitieron su propia muerte a través de las redes sociales. Pero éstos son sólo los casos que se conocen, de manera inevitable, porque están colgados en las redes, esa herramienta que la sociedad usa día a día. Y sólo forman una mínima parte de todos los suicidios que se producen al año y de los que no se informa en los medios de comunicación. O de los que se informa con un trato inadecuado y se fomenta el estigma que recae sobre las personas que deciden quitarse la vida.

Pero los suicidios en tiempo real no son el único problema de Facebook. El juego de la 'Ballena azul', que culmina sus 50 retos con el salto desde un balcón; el bullying a través de la publicación de fotografías o insultos; o la distribución de información acerca de métodos para autolesionarse forman parte del día a día de internet. ¿Se convierten las redes sociales en un amigo o en un enemigo?

"Si vamos a construir una comunidad segura, tenemos que responder rápidamente", asegura Zuckerberg. Ante la alarmante problemática, el creador de Facebook ha anunciado que incorporará 3.000 moderadores más a su plantilla, que ya cuenta con 4.500 trabajadores que se dedican a esta labor, para tener un mayor control sobre estos contenidos y poder eliminarlos rápidamente de la plataforma. Pero Zuckerberg habla sólo de "responder", por lo que a partir del año que viene Facebook estará 'limpio' de vídeos de personas quitándose la vida, pero los suicidios continuarán produciéndose. "Estamos trabajando para que sea más fácil informar sobre estos vídeos y podamos tomar la acción correcta antes", ha publicado en su cuenta personal.

El impulsor de Facebook también ha señalado la importancia de actuar contra el 'lenguaje de odio' y el acoso infantil, cada vez más presentes en las redes sociales, y de ayudar a las personas que estén a punto de hacerse daño. Por ello, asegura que incorporarán además herramientas que faciliten el aviso a la Policía. "Nadie debería estar en esta situación, pero si se encuentra en ese caso, deberíamos construir una comunidad segura que les consiga la ayuda que necesitan", asegura Zuckerberg.

Internet, dos caras de la misma moneda

En España, el suicidio es la primera causa externa de muerte, que incluso llega a duplicar el número de muertes por accidentes de tráfico, pero sigue siendo un tabú para la sociedad. A raíz de las publicaciones de suicidios en internet,  la sociedad tiene más presente esta problemática. "Pero los suicidios no surgen a raíz de internet, siempre los ha habido, ahora es cuando se habla de ello; igual que pasa con la violencia de género", explica Isabel Ponce, psicóloga del Teléfono de la Esperanza. En 2015 se produjeron 3.602 suicidios (más de diez personas toman esta decisión cada día), y casi el 50% de ellos fueron por ahorcamiento.

"Los estados de soledad y aislamiento son los riesgos más altos de suicidio, por lo que las redes sociales bien utilizadas pueden fomentar y desarrollar las relaciones personales", explica Ponce, "pero ahora, con las nuevas tecnologías, se ha perdido esa sensación de privacidad y son el canal que usa la sociedad, para lo bueno y para lo malo. Por eso se producen este tipo de fenómenos".

"Las personas con ideas suicidas no están locos ni pretenden llamar la atención", recalca la psicóloga: "No podemos buscar una razón simplista para entender por qué una persona llega a este extremo, es una mezcla de muchos factores".

"Estoy a punto de suicidarme". Son las palabras que pronunció Lorena cuando descolgaron el Teléfono de la Esperanza. Llevaba dos botes de pastillas mezcladas en el estómago y un último pensamiento le había hecho echarse para atrás. "Lo veía todo negro y creía que ésa era la única solución, pero al hacerlo pensé en todo el mundo que me rodea, aunque ya me había despedido de ellos sin que lo supieran", cuenta Lorena a Público. Una ambulancia acudió de inmediato a su casa y la llevó al hospital, pero el proceso de cura real es mucho más extenso.

Otro de los estigmas que recae sobre las personas que tienen ideas suicidas es que hablar de ello fomenta que otras personas decidan hacerlo. "En general, todo lo que está relacionado con la salud mental tiene estigma, pero el suicidio además de estar estigmatizado cuenta con el añadido de que es un tema tabú", matiza Ponce, que asegura que "hay que hablar de ello, de una manera abierta y calmada".

"El suicidio no es la solución, aunque en un momento de desesperación pueda parecer una buena alternativa", concluye la psicóloga: "Hay que fomentar el habla de este tema tabú y entender que haya personas que no vean otra solución en momentos extremos de su vida, pero también intentar aportarles un poco de luz".