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"Adolfo Suárez se hubiera sentado a negociar con Catalunya"

IÑIGO ADURIZ

En los escasos cuatro años que pasaron de 1989 a 1993, Antoni Fernández Teixidó (Barcelona, 1952) fue primero diputado en el Congreso de los Diputados con el CDS que presidía Adolfo Suárez, y líder de la formación centrista en Catalunya. Después, mantuvo su escaño en la Cámara Baja y fue, asimismo, portavoz de su partido. Y a partir de 1991, una vez que Suárez presentó su dimisión como máximo dirigente de la organización, el catalán fue elegido secretario general en un congreso extraordinario y presidente del grupo parlamentario. El hoy diputado de CiU en el Parlament de Catalunya reconoce que pese a haber conocido al 'tercer Suárez' mantuvo 'cientos' y 'miles' de conversaciones con el recién fallecido presidente acerca de su paso por la Moncloa y de los primeros años de la transición. La entrevista con Público ha tenido lugar este martes por vía telefónica.  

¿Cuál fue su relación con Adolfo Suárez?

Mi relación nace y se consolida en lo que yo he llamado el tercer Suárez. Yo no tuve relación con Suárez, obviamente, ni en la etapa de su militancia en el Movimiento, tampoco en la UCD. Mi relación se inicia en el 1 de mayo del año 1985, cuando entro a militar en el CDS. Por lo tanto, el Suárez del que yo hablo es el Suárez de la última etapa, que quiere volver a la política e intenta impulsar un partido que sea de centro y moderador de las posiciones del PP y del PSOE. Y con esta voluntad y pensando que había un espacio político para el centrismo puso en marcha un proyecto, el CDS, al que yo y otros militantes catalanes nos unimos.

Suárez perdió en su día el respaldo de la UCD. ¿Sucedió lo mismo con CDS?

No. En absoluto. El tipo de partido del CDS no guardaba relación con la UCD. Es un partido muy homogéneo, muy disciplinado políticamente, muy militante y muy hecho a su medida. Es verdad que había sensibilidades políticas y yo mismo representaba a una: la liberal catalanista. Pero esto no tenía nada que ver con las fracciones que formaban la vida de UCD. Él estaba muy escarmentado. Sabía lo que le había costado la pelea entre barones en la UCD y eso no quiso repetirlo en el CDS. Éste fue un partido disciplinado y ejemplar: jamás puso en cuestión el liderazgo de Suárez.

'Creyó que con su dimisión evitaría un golpe de Estado'

¿Cree que como apuntan algunos rumores fue la falta de apoyo del rey la que obligó a Suárez a presentar su dimisión?

Se dieron tres factores, y de eso recibí explicaciones bastante precisas por parte de Adolfo. Uno es que pierde la confianza de una parte de su partido, donde hay numerosos dirigentes que aspiran a sustituirle. El segundo es que él tiene la percepción de que su relación con el rey se ha enfriado y de que la confianza del rey en su persona ha disminuido. Y el tercero es que él tiene una cierta información de que se puede estar tramando un golpe de Estado, que en definitiva es el 23-F. Él creyó que con su dimisión y que con su sustitución por Calvo Sotelo por lo menos la tercera amenaza sería conjurada. Y así fue, el 23-F fracasó. 

¿Cree que si ese 23-F decidió permanecer sentado en su escaño fue por su deseo de pasar a la historia?

Es un poco absurdo. Si todos los gestos de los políticos estuvieran vinculados a este deseo tan específico aviados iríamos.  

Entonces, ¿a qué atribuye ese gesto?

A su valentía natural y a la dignidad institucional. Suárez era un tipo muy valiente al que le ofendía la idea de que hubiera tenido que esconderse ante la entrada de los guardias civiles, ve cómo maltratan a Gutiérrez Mellado y tiene claro que su posición política no le puede permitir en ningún caso obedecer las órdenes de Tejero. Esta es la razón última de su conducta, la misma que la de Gutiérrez Mellado, por cierto. Dudo que estuviera pensando en pasar a la historia. 

'Suárez hubiera enfocado una democracia mucho más consolidada'

¿Qué le faltó a Suárez por hacer en el Gobierno?

Francamente muchas cosas. Él hubiera enfocado una democracia mucho más consolidada de la que finalmente pudo legar. Esa misma democracia estuvo en peligro de ser totalmente subvertida por un golpe militar. Esta era una clara debilidad de la democracia que ayudó a construir. Además, él creía que el título 8 de la Constitución debía ser abordado antes o después para ver el encaje del problema de las naciones al que él le daba mucha importancia. Él sabía que tenía que consolidar todos los hábitos democráticos en los partidos y esto todavía era muy difícil. Cuando deja el Gobierno tiene la percepción de que ha hecho una gran obra pero de que queda mucho trabajo por recorrer. 

¿Cree que él hubiera tratado de manera diferente a cómo está tratando el Gobierno el enfrentamiento entre España y Catalunya?

Es difícil de decir. Pero en mi opinión personal dudo de que Adolfo Suárez hubiera compartido políticamente los designios hoy mayoritarios en Catalunya. Él no hubiera estado de acuerdo. Pero también estoy convencido de que Adolfo se hubiera sentado a hablar, a tratar de negociar, a tratar de exponer sus puntos de vista y a tratar de entender los del adversario. Lo hizo siempre, en condiciones mucho más adversas y con sus adversarios políticos, con el PCE, con el Ejército... Lo hizo siempre. En esta ocasión Suárez no hubiera procedido de una manera distinta. 

¿Comparte entonces la visión que el president Artur Mas manifestó ayer tras visitar la capilla ardiente, cuando dijo que se echa en falta a personas que como Suárez no se pongan de lado?

La virtualidad de la intervención de Mas de ayer es que dijo lo que pensaba, y además de una manera absolutamente correcta. Un político como Mas dice que se podía echar en falta la disposición de Suárez a la audacia y a correr riesgos. A mí eso me parece razonable y, de verdad, no debería molestar a nadie en absoluto. Si se dice con educación y cortesía no entiendo por qué deberíamos escandalizarnos.

'Mas dijo que se echa en falta la audacia de Suárez. Y eso es razonable'

Muchas de las personas que están alabando ahora a Suárez fueron las mismas que contribuyeron a que su carrera política y su paso por la Presidencia del Gobierno fracasara.

Francamente sorprenden algunas manifestaciones respecto al presidente Suárez. Pero la gente está en su derecho de hacerlo y suelo pensar que hay un elemento de sincera corrección. Creen que 'bien, fuimos adversarios políticos, peleamos muy duramente, descalificamos a este hombre, pero reconocemos la importancia objetiva que un personaje como Suárez tiene'. Pienso ver que las personas corrigen su posición y cambian a ver un oportunismo. Que entre esas declaraciones puede haber algunas injustificadas pues probablemente.

¿Fue injustamente tratado?

Sin lugar a dudas. Cuando dimite está prácticamente acorralado. Le acorrala su partido, le acorralan los poderes fácticos en general, le acorrala el Ejército en particular, también la Iglesia y sus adversarios políticos en el Parlamento. Es un hombre que se siente francamente con pocas posibilidades de seguir. Él quiso tomar en cuenta lo que había ocurrido y por eso volvió a la político. No se explica el por qué de tanta inquina y de tanto rencor. Un sector importante de la derecha de este país no le perdonó nunca que se convirtiera en un demócrata sincero, y a la izquierda de este país esta conversión incomodaba profundamente porque creía que Suárez disfrutaba de un estatus y de un espacio político y de poder que les correspondía a ellos. De manera que había una conjura 'objetiva' entre fuerzas de izquierda y fuerzas de derecha para apartarlo del camino. Eso en política puede conmover y disgustar, pero tampoco es tan difícil de entender.

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