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La asamblea afgana acuerda acciones de paz con los talibanes

Reuters

Líderes religiosos y tribales afganos acordaron el viernes un pacto de paz con los talibanes y entregaron al presidente Hamid Karzai un mandato para iniciar negociaciones con los insurgentes que están luchando contra las fuerzas extranjeras y su Gobierno.

Karzai había convocado la "jirga de paz" (asamblea tradicional por la paz) para obtener el apoyo nacional a su plan de amnistía, dinero e incentivos laborales para los talibanes, mientras busca asilo para figuras importantes en un segundo país y saca sus nombres de listas negras de Estados Unidos y las Naciones Unidas.

"Ahora el camino está despejado, el camino que ha sido mostrado y escogido por ustedes, nosotros seguiremos adelante con este paso a paso y si Dios quiere este camino nos llevará a nuestra meta", dijo a delegados reunidos en una carpa bajo fuertes medidas de seguridad.

Instó a los talibanes, quienes virtualmente han luchado contra decenas de miles de soldados en la fuerza de la OTAN liderada por Estados Unidos y al Ejército afgano a detener la lucha.

Pero había pocos signos de que los talibanes, quienes han descartado la 'jirga' como un show falso inspirado por Estados Unidos para perpetuar su involucramiento en el país, estuvieran listos para responder a la oferta de paz.

Los talibanes quieren el repliegue de todas las fuerzas extranjeras del país antes de que comiencen las negociaciones. La insurgencia se encuentra en su momento de mayor intensidad desde que fueron derrocados en 2001 y los analistas dicen que hay pocas razones para que ellos exijan paz.

El miércoles, los insurgentes atacaron la inauguración de la 'jirga' con cohetes y balas, justo mientras Karzai hablaba en el oeste de la capital.

El resultado de la conferencia fue el que se esperaba, dado que el Gobierno escogió cuidadosamente a los delegados y estableció en términos generales los parámetros de la negociación.

Los talibanes y otras facciones insurgentes no fueron invitadas, mientras que la oposición boicoteó la reunión diciendo que no representa a la totalidad del espectro de las políticas afganas.

Los críticos dicen que los resultados de la jirga son más simbólicos que prácticos y algunos lo vieron como un despliegue de unidad nacional para conseguir mayor cantidad de dinero de donantes internacionales de cara a una conferencia que se realizará en julio en Kabul.

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