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Un barco solar de última generación y tecnología española para paseos turísticos

EFE

El agua del embalse de Guadalest (Alicante) es testigo diariamente de cómo la energía solar puede ser aprovechada para el transporte, en este caso para mover una embarcación turística cuya tecnología es "totalmente española" y las prestaciones que ofrece son de "última generación".

La empresa mallorquina Seacleaner Trawler es la titular de este barco, cuya oferta de cara al turismo es recorrer las aguas del citado embalse.

Desde su puesta en funcionamiento el pasado mes de abril, el barco solar ha transportado "unos 4.000 pasajeros", quienes por cinco euros pueden realizar un viaje de 50 minutos por el embalse, según ha comentado a EFE el director adjunto de la compañía, Juan Carlos Ortuño.

"Tras pagar los sueldos de los empleados, con el dinero restante obtenido de los paseos se financian investigaciones en el Centro Tecnológico Solar (CTS) que la propia compañía tiene en Palma de Mallorca y que mantiene acuerdos de colaboración y estudio con los Ministerios de Fomento e Industria.

"La nave de Guadalest es, por así decirlo, el buque insignia de la compañía", ha indicado Ortuño, quien ha explicado que se trata de una embarcación de "última generación" a la que se le ha mejorado la "potencia de desarrollo y la flotabilidad del barco", además de "optimizar el consumo energético".

"Toda la ingeniería es española" ha destacado el director adjunto de la empresa, la cual, según ha subrayado, es "la única del mundo capaz de transportar pasajeros en embarcaciones desarrollando toda la potencia con energía solar".

La embarcación de Guadalest se une a otros dos barcos solares más que Seacleaner Trawler posee en Palma de Mallorca, el más antiguo de todos, y en el Parque del Retiro de Madrid.

Durante el tiempo que lleva funcionando la iniciativa, Ortuño ha explicado que les han llegado peticiones de muchos ayuntamientos para montar barcos solares en sus municipios como es el caso de Mérida, Bilbao o del lago de Sanabria (Zamora), así como un proyecto de transporte público en el Mar Menor (Murcia).

El barco de Guadalest obtiene la energía a través de 16 placas solares, todas ellas situadas en el techo del buque, y que alimentan a su vez a 24 baterías de gel, que pueden proporcionar una autonomía de funcionamiento de 150 horas "en caso de no tener luz".

A modo de ejemplo, en un día soleado del mes de mayo, las placas solares pueden absorber 1.300 vatios de energía, mientras que el consumo del buque en movimiento es de unos 1.200 vatios.

El excedente energético va directamente a las baterías, las cuales suelen poseer una capacidad de entre el 92 y el 99 por ciento, por lo que el barco "es totalmente autónomo".

Ortuño ha explicado, a modo de equivalencia, que "en casa se utilizan unos 800 vatios para calentar un vaso de leche en el microondas durante un minuto y medio, aproximadamente, con lo que con 200 vatios menos nosotros estamos moviendo el barco, la tercera parte del consumo de un secador de pelo doméstico".

Además, "en 20 ó 25 años de vida útil de este barco, dejaremos de consumir un millón de litros de gasóleo" y, por tanto, "de lanzar a la atmósfera el dióxido de carbono (CO2) que produciría su combustión".

Por otro lado, para Ortuño, el futuro de la energía solar pasa por "una revolución a nivel de placas" con el cambio de las de bases de sílice actuales a otras de diferentes materiales, "como ocurrió con los ordenadores que pasaron de tener manzanas de calles a procesadores muy pequeños".

Además, en el Centro Tecnológico Solar de la empresa están estudiando prototipos de pequeñas embarcaciones solares que se puedan mantener en alta mar y que, mediante comunicación vía satélite, den información para prever oscilaciones marítimas.

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