Este año será recordado por los inversores como uno de los peores de los últimos años. La volatilidad nunca había dado tantos sustos. Al final, el Ibex 35, que agrupa a las principales empresas cotizadas españolas, perdió un 13%, la quinta mayor caída anual desde el año 2000. Sin embargo, el parqué madrileño se dejó menos por el camino que el alemán, que cayó un 15% en el año, y que el francés, que descendió un 17%. Con la Bolsa italiana, no hay comparación, porque fue la más castigada y se dejó un 25% de su valor.

Pese a ello, quedan muy lejos en el parqué español los 11.000 puntos a los que cotizaba en febrero y que fue pulverizando de mil en mil hasta quedarse en los actuales 8.000.

A la cabeza de las empresas que ganaron más se situó Grifols, con un 36% de subida, seguida de las constructoras Acciona (26%) y Ferrovial (25%). En el otro lado, ArcelorMittal se dejó un 48%.

Ha sido un ejercicio deprimente para los pequeños inver-sores y para los gobiernos, porque ha estado marcado por la crisis de deuda de los estados europeos, que han sufrido el ataque de los fondos de inversión especuladores, los únicos que han salido ganando en 2011. A consecuencia de estos vaivenes, la prima de riesgo (que mide la diferencia entre lo que le cuesta a España financiarse en el mercado en comparación con Alemania) ha seguido una evolución rampante que se ha saldado con una subida del 32% en el año. Este viernes cerró en 328 puntos, inferior a los 469 puntos que marcó de máximo el 22 de noviembre, cuando los mercados quisieron poner a España al borde de la intervención. Está casi 200 puntos por debajo de la italiana, pero aún queda trecho para un nivel tranquilo ya que en abril se situaba en 175 puntos.

Para el euro tampoco ha sido un gran año. Este viernes la moneda común europea cayó por primera vez en una década por debajo del umbral de los cien yenes. Mientras, en EEUU, el Dow Jones ganaba un 6% en el año antes del cierre.