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Una causa para arropar la dignidad

Una treintena de personas apoya a Haidar en Lanzarote

SUSANA HIDALGO

Papá, ¿es verdad que la han torturado?', pregunta una turista mientras mira de reojo a Aminatou Haidar, la activista saharaui que permanece en huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote. 'No lo sé, hija', contesta el padre, pendiente de las maletas. '¿Y a ti te da pena?', insiste la niña. 'Claro', zanja el padre distraído mientras se la lleva de la mano a las colas de embarque.

Hace ya 21 días que Haidar decidió que no volvería a comer hasta que pudiese regresar a su casa con sus dos hijos, en El Aaiún (Sáhara Occidental). Al principio, pocos hicieron caso a esta mujer obstinada, que se tumbó en el suelo con una colchoneta y unos cojines, de espaldas a una fila doble de asientos azules donde la gente suele sentarse a esperar a que salgan sus vuelos. Pero los que sí conocían su labor como activista sabían que la huelga de hambre no era un capricho. Poco a poco, simpatizantes con la causa saharaui fueron desplazándose a Lanzarote y crearon de manera espontánea una plataforma de apoyo a esta mujer. El actor Guillermo Toledo es la cara más conocida, pero también hay mucha gente anónima: saharauis, patrones de barco jubilados, periodistas, educadores sociales, políticos locales...

La solidaridad pasa por compartir la cena o dormir en una sala a su lado

Terry, Soledad y Pedro están ya jubilados. Todas las noches cenan en el aeropuerto con el resto de simpatizantes. La noche del pasado martes, Terry cocinó un potaje comunitario. Otro día comen caldo o carne guisada y a mediodía se reparten bocadillos para que la gente aguante la espera. 'Vengo aquí porque es una causa justa', dice Terry convencida. Y Pedro apoya la causa porque conoce bien, 'de navegarlas', las aguas del Sáhara.

En total, una treintena de personas desayunan, comen y duermen en el aeropuerto todos los días. Escriben notas, hacen fotos y ruedan imágenes para distribuirlas por Internet, mueven sus contactos para que no cesen los apoyos y cuidan de que a Haidar no le falte de nada. 'Ella misma se abre las botellas de agua porque no quiere que nadie le eche sales o vitaminas', explican personas del entorno de la activista. Por la noche, sus simpatizantes cenan y duermen en las instalaciones que la terminal de autobuses del aeropuerto les ha cedido. Haidar descansa en una sala. El resto lo hace en una ruidosa habitación anexa. Por la mañana, vuelta a empezar.

Haidar ha conseguido despertar una causa que llevaba tiempo dormida entre la opinión pública. Fefi Milán es edil del partido Nueva Canaria en Telde (Las Palmas de Gran Canaria) y pasa muchas horas al lado de Aminatou. Milán apela a la conciencia del pueblo canario por su cercanía con el saharaui, ya que 'todas las familias han tenido a alguien trabajando en el Sáhara'.

La plataforma mantiene activo el apoyo a los saharauis en la Red

La jornada de Haidar, cuando las fuerzas se lo permiten, empieza sobre las 11 de la mañana, una vez que sus asistentes la han aseado. A esa hora sube al vestíbulo del aeropuerto y recibe las visitas de los políticos y las miradas curiosas de los viajeros. '¿Le podemos dar un poco de zumo de naranja?', preguntaba una alemana el jueves pasado. 'No, ella sólo toma agua con azúcar', contestaba una asistente. Otro turista se le acercó para decirle: '¡Pide perdón al rey de Marruecos, ¿qué más te da? Y así podrás volver a casa'. La saharaui contestó con un gesto de dolor en el rostro.

Porque pocos, como resalta Alfredo Abad, secretario general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), comprenden su lucha: 'Cuando no te queda nada y nada te ampara, sólo te queda tu dignidad. Para ella no hay vida si no hay dignidad, su lucha es jugarse la vida. Y de eso, nuestra sociedad no entiende'.

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