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Cinco años después del 11-M, el nivel de peligro es "más alto", según las FSE

EFE

Cinco años después de los atentados de Madrid, el nivel de peligro "es mucho más alto", entre otras razones porque la aparición de Al Qaeda en el Magreb ha situado a España como el país occidental más cercano a la estructura de esta red terrorista.

"Eso incide en el ámbito interior, en el seno de la comunidad musulmana, en mezquitas... Es decir, si pensamos que la comunidad magrebí es la más numerosa en España, lógicamente, ese llamamiento y ese eco tiene su incidencia en el interior de nuestro país", han explicado a Efe los responsables de la investigación de los atentados del 11-M y expertos en terrorismo islamista.

La amenaza se ha incrementado también por la presencia de tropas españolas en zonas en conflicto y por la política internacional de España dentro de organizaciones como la OTAN o Naciones Unidas.

Para frenar el riesgo de atentados y prevenir este tipo de terrorismo que intenta golpear con virulencia al que consideran su enemigo, los efectivos policiales han pasado de poco más de un centenar a los 1.300 de la actualidad.

Además, se han creado 70 plazas de traductores en las Fuerzas de Seguridad y en Prisiones, y poco después de los atentados entró en funcionamiento el Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista (CNCA).

También se han elaborado diferentes planes específicos de protección; se ha puesto en marcha el sistema de bases de datos policiales compartidas; se han reforzado los mecanismos de prevención, la cooperación internacional y la red policial en el exterior.

Las cárceles españolas albergan a 92 reclusos por su vinculación con el terrorismo islamista, 51 son penados -entre ellos están 15 de los condenados por el 11-M- y los otros 41 están en situación preventiva.

Cuando estallaron las bombas en los trenes, las fuerzas de seguridad estaban "acostumbradas" a luchar contra el terrorismo de ETA y trabajaban sobre algunos grupos y organizaciones de corte yihadista, extremistas islamistas, pero España "no estaba situada literalmente como objetivo" y sorprendió "el modo y la virulencia" con la que se produjo el atentado.

Pero a pesar de que la amenaza ahora es mayor, las Fuerzas de Seguridad -que en la actualidad desarrollan un centenar de investigaciones sobre el terrorismo islamista- aseguran que están más preparadas que antes, aunque insisten en que "el malo, como ha ocurrido en otros casos, siempre va por delante y va ideando y planificando nuevas formas de actuar".

Este tipo de terrorismo "no tiene una estructura definida, ni una jerarquía real, sino que muchas veces actúa de forma autónoma, siguiendo simplemente una ideología o unos parámetros, y funciona muchas veces por la posibilidad que tengan de poder hacerlo o no".

Es un terrorismo que "fija unos objetivos", que "no tienen límite, ni vigencia", y que desde hace tiempo dirige mensajes a Al Qaeda en el Magreb en los que cita a España para que se libere a Al Andalus y se recupere una tierra que consideran suya, al igual que Ceuta y Melilla.

La estructura matriz de este terrorismo es "muy hábil", según los investigadores, porque tiene la "capacidad de convertirse, de adaptarse a las circunstancias, a los enemigos, a las dificultades que vaya teniendo", con lo que "no tiene una estructura que sea fácilmente atacable".

Por ello, las múltiples detenciones que se han producido en todo el mundo "no merman la capacidad y el peligro de poder sufrir un atentado".

"Tú puedes desestructurar una célula, pero puede surgir otra igual de letal o más en un muy corto espacio de tiempo", precisan las fuentes.

"La sociedad ve el peligro cuando lo tiene delante, cuando te matan a uno de los tuyos a alguien conocido, y el peligro es real. Cuando ocurrió el 11-M todos fuimos conscientes, quizás con el tiempo vamos perdiendo esa consciencia, pero es preferible que la sociedad vaya diluyendo ese temor porque si no estaríamos viviendo en una situación de continua locura", concluyen los agentes.

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