Este artículo se publicó hace 15 años.
El cómic "Brancaccio" apela a la concienciación ciudadana contra la mafia
El guionista Giovanni di Gregorio y el dibujante Claudio Stassi apelan a la movilización de la ciudadanía "como único modo para acabar con la mafia" en un cómic, "Brancaccio", que han presentado en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona.
En una entrevista concedida a EFE, Di Gregorio y Stassi han dicho que este álbum relata "la historia cotidiana de la mafia, lejos del cliché de Hollywood".
Ellos mismos aseguran que "la mafia es un monstruo que lo engulle todo, un virus que pudre las sociedades donde se instala, un secreto a voces que nada tiene que ver con los fascinantes capos y gángsters cinematográficos".
No se sienten amenazados como Roberto Saviano, que vive permanentemente rodeado de guardaespaldas.
Stassi aclara que "lo más complicado es hacer presentaciones del libro en las escuelas o en otros centros públicos de ese barrio miserable de Palermo, Brancaccio, en el que la gente guarda silencio de todo lo que allí ocurre por su propio bien y el de su familia.
La valentía de los autores del cómic les ha valido un premio al mejor guión en la Comicon de Nápoles y ahora aterriza en España de la mano de la editorial Norma Cómics.
Para que la historia que narra "Brancaccio" sea más creíble y su denuncia más directa, han escogido "unos personajes corrientes, que en su conjunto reflejan el barrio".
En esa evocación que hacen de Palermo, guionista y dibujante recogen en las viñetas "los gestos cotidianos, la falta de empleo, la cultura de la sumisión instalada en la población, la corrupción en el mundo de la política y de la justicia, la suciedad en las calles, la falta endémica de agua".
Para Di Gregorio, que harto de soportar esa asfixia 'emigró' a Barcelona hace diez años, "la mafia es básicamente un problema cultural, que se ha desarrollado en el último siglo" y que "después de una breve decadencia durante el período fascista, volvió con toda su fuerza tras finalizar la Segunda Guerra Mundial y después de haber ayudado a los norteamericanos a desembarcar en Sicilia".
Mientras la gente respalde a la mafia, la mafia seguirá existiendo, sentencia el guionista.
A juicio de Stassi, que también pronto trasladará su residencia a Barcelona, "hacer cómics como 'Brancaccio' tienen un valor pedagógico enorme, sobre todo, para las generaciones más jóvenes".
Siguiendo con ese espíritu concienciador y pedagógico, el mismo Stassi ha publicado en Italia otro álbum, "Por eso me llamo Giovanni", "con el único objetivo de que los niños de hoy conozcan quién fue el juez Giovanni Falcone y por qué lo asesinó la mafia".
Para acabar con la mafia, coinciden ambos, "antes que meter al capo en la cárcel, los ciudadanos deben eliminar el capo que todos tienen en su cabeza y que dicta todas sus actuaciones, pensamientos y movimientos".
Admiten que no es fácil salir de ese círculo vicioso: "al final, la única forma de tener un trabajo medianamente remunerado es pedir un favor a un político o a un mafioso".
La historia de "Brancaccio" se nutre de ese "fatalismo meridional" italiano: "Todos se quejan, pero nadie hace nada para cambiar la situación política".
Son conscientes de que los cambios serán lentos: "El cómic no cambiará nada, pero es como un río y el rumor que ha producido ha llegado incluso a Sicilia", apunta Stassi.
Sin caer en un pesimismo sin retorno, Di Gregorio lamenta que "con Berlusconi en el poder, Italia ha vuelto al mismo nivel de emigrantes que en los años 50, sólo que ahora no salen del país mineros y pescadores, sino ejecutivos e investigadores, y cuando un país pierde sus jóvenes se queda sin esperanza".
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