Este artículo se publicó hace 13 años.
La Comisión de la ONU denuncia crímenes contra la humanidad en Siria
Las fuerzas de seguridad de Siria han cometido crímenes contra la humanidad en la represión de las manifestaciones pacíficas en este país, con la aprobación de las máximas instancias del Gobierno y sin importar si las víctimas eran niños o adultos, denunció hoy una comisión de la ONU.
Según el informe, que está basado en amplia documentación y entrevistas a 223 víctimas directas, testigos y desertores de distintos cuerpos de seguridad, la comisión indica que "miembros de las fuerzas militares y de seguridad han cometido crímenes contra la humanidad en 2011".
En función de la numerosa evidencia que recogió, "la comisión cree que las órdenes de disparar y, de otro lado, de maltratar a los civiles se originaron en directivas emitidas a nivel más alto de las Fuerzas Armadas y del Gobierno", señala la mencionada comisión investigadora.
Los niños no se han librado de la barbarie y también han sido víctimas de torturas y violencia sexual, de la que se ha recogido evidencia particularmente en el caso de varones.
Varios testigos declararon a la comisión que "niños, sobre todo varones, fueron asesinados o quedaron heridos por palizas o disparos durante manifestaciones en varios lugares del país", denuncia la comisión presidida por el brasileño Sergio Pinheiro e integrada por las juristas Yakin Erturk (Turquía) y Karen Koning Abuzayd (EEUU).
Este equipo fue conformado por decisión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que le encargó investigar el alcance y modalidades de las violaciones a los derechos humanos en Siria y, de ser posible, establecer responsabilidades.
Durante su trabajo, los comisionados recogieron numerosos testimonios sobre menores varones sometidos a torturas sexuales en centros de detención y en presencia de adultos o de familiares, a los que a su vez se torturaba con electrochoques en los genitales y otros actos aún más bárbaros.
"La comisión vio a numerosos niños cuya salud mental ha sido gravemente afectadas por su traumática experiencia", recalca el informe.
Otro aspecto poco conocido de la política represiva del régimen de Bachar Al Asad es el empleo de la manipulación de los propios miembros de sus fuerzas de seguridad pertenecientes a rangos inferiores.
"Nuestro comando nos dijo que había conspiradores armados y terroristas atacando civiles y quemando edificios públicos (...) No vimos a ninguno de esos grupos. Los manifestantes estaban pidiendo libertades, llevaban ramas de olivo y marchaban con sus hijos. La orden era disparar al aire e inmediatamente contra la muchedumbre, sin que hubiese tiempo entre una acción y otra", según el relato de un desertor.
A pesar de que la orden es clara y consistía en disparar a los manifestantes sin previo aviso, en algunos ocasiones los responsables de las operaciones les advertían de que debían dispersarse y daban alguna señal antes de abrir fuego.
Sin embargo, cuando son detectados, los agentes de seguridad que muestran signos de compasión son castigados tan duramente como los propios civiles detenidos.
Un desertor "con cicatrices en los brazos compatibles con marcas de electrochoques" dijo que en una manifestación contra la que su unidad abrió fuego, él intento "tirar más alto" para luego darse cuenta de que otros cuerpos de seguridad les tomaban fotografías.
"Me fotografiaron tirando al aire. Fui interrogado y acusado de ser un agente secreto, me golpeaban cada hora durante dos días y me torturaron con electrochoques", según la víctima.
"Muchos desertores vieron el asesinato de sus camaradas que se negaron a ejecutar la orden de disparar a los civiles", señalan los comisionados, a los que el gobierno no dejó entrar a Siria y realizaron sus entrevistas en los países vecinos.
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