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"Los condenados" cierra la competición y abre el debate de la lucha armada

EFE

La primera experiencia en la ficción del director español Isaki Lacuesta, "Los condenados", cerró hoy el concurso en el Festival de San Sebastián poniendo sobre el tapete un hondo y poliédrico debate sobre la lucha armada ambientado en una sugerida pero nunca explicitada Argentina.

El director de heterodoxos documentales como "La leyenda del tiempo" o "Cravan vs. Cravan" presentó en certamen donostiarra la no menos heterodoxa ficción de "Los condenados", que lanza una difícil pregunta: "¿Qué motivaciones nos harían dar legitimidad a la lucha armada?", resumió Lacuesta en la rueda de prensa.

Teniendo en cuenta el marco donostiarra y que el único grupo armado mencionado en la película es la banda terrorista ETA -a la que un personaje compara con la guerrilla latinoamericana-, pronto se desvió la atención desde Argentina hasta el País Vasco, aunque el director zanjó pronto el tema.

"En ese momento, el personaje no sabe de lo que está hablando", explicó. "La película muestra la idea todavía idealizada que en Latinoamérica algunos tienen de ETA. Me impactó mucho y me hizo pensar en cómo ha cambiado esta visión en general sobre lo que es la lucha armada y su manera de actuar".

Tras estas declaraciones, el realizador citó a Juan Goytisolo: "Cuando se mata a un hombre por defender una idea, siempre se mata a un hombre, pero no siempre se defiende una idea".

"Los condenados", que inicialmente fue concebida como un documental y fue rodada en Perú, crea un microcosmos de tensión personal e ideológica en torno a la excavación de una fosa común en medio de la selva. Allí, Lacuesta reúne a tres generaciones con diferentes maneras de abordar la memoria histórica.

"Pero 'Los condenados' no es una película sobre la memoria histórica. Es sobre cómo el presente cambia la manera de relacionarnos con el futuro" y apuesta por una narración desde el presente: "Quería que el pasado se viera en sus cuerpos, en sus rostros. En sus palabras y en los vacíos que se crean entre sus palabras".

Para su película, Lacuesta reconoció que su ideología "no tenía que estar en primer plano", sino que prefirió abrirse a una gama de planteamientos políticos que representara a los propios participantes en el filme, hasta tener una visión "trenzada" de la lucha armada.

Y así, el reparto de actores argentinos, donde destacan el palpitante trabajo de Daniel Fanego, Arturo Goetz y una aparición breve pero intensísima de la española nacida en Buenos Aires Barbara Lennie, "aportó muchísimo a cada secuencia. Era gente que había vivido muy de cerca lo que se está contando en la película".

Fanego interpreta a un antiguo guerrillero que se exilió en Europa y que tiene "la necesidad de poner en palabras" lo vivido treinta años tras, aseguró el actor, mientras Goetz representa a ese sector "que sigue pensando que puede haber una solución violenta a los problemas de ahora", según sus palabras.

Y así, en "Los Condenados", aunque "las posiciones políticas eran muy distintas entre nosotros, en la película cada uno puede encontrar los elementos para construir su discurso", concluyó Lacuesta.

Junto con la tercera película española en la competición, la coreana "Yeong-do Da-ri", de Jeon Soo-il, completó el desfile de las quince candidatas a la Concha de Oro con un retrato amargo de la sociedad coreana actual.

Protagonizada por Park Ha-seon, la película tiene una propuesta que tiene puntos en común con "La noche", de Michelangelo Antonioni, pues como aquélla, toma a un personaje en estado depresivo y deambulante para crear un retrato humano y social.

Ajena en absoluto a la calidad de la obra del maestro italiano, "Yeong-do Da-ri", su repaso por los males del país, desde la falta de trabajo a las cicatrices de la guerra, pasando por prostitución, carencias emocionales y violencia callejera, se mueve entre lo notable y lo tedioso y provocó tanto aplausos como silbidos tras su proyección.

Mateo Sancho Cardiel

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