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Un cuento de hadas para aprender a vivir

Mona Achache dirige la adaptación del éxito literario 'La elegancia del erizo'

SARA BRITO

He aquí la enésima adaptación del año de un libro de éxito. Esta vez no es el turno de una novela negra noruega, ni el bombazo de una trilogía de vampiros adolescentes. Ahora le toca a una historia más íntima, filosóficamente cercana a la autoayuda, que ha vendido más de un millón de ejemplares en Francia y más de 400.000 en España. Se trata de La elegancia del erizo (Seix Barral), de Muriel Barbery, que en su transmutación cinematográfica ha pasado a llamarse El erizo, y que en el camino hasta las salas (llega el próximo viernes) ha ganado premios como el de mejor película en el festival Mujeres en Dirección de Cuenca y el del Público de la Seminci.

Mona Achache, nacida hace 28 años en París, dice que dirigió su primer largometraje como si 'de un cuento de hadas moderno' se tratara. La historia es la del encuentro de tres personajes peculiares en un edificio burgués de París.

Paloma (Garance le Guillermic) es una niña de 11 años inteligente y redicha con poco apego por su familia y la vida. Pero sus certezas suicidas, que plasma en un diario filmado, se tambalean cuando conoce a dos de sus vecinos: la portera del edificio, Renée (Josiane Balasko), una mujer que se ha forjado una apariencia de ignorante y arisca bajo la que esconde una persona sensible y de vasta cultura, y un inquilino japonés, Kakuro (Togo Igawa), que se instala en la última planta del inmueble con un puñado de enseñanzas orientales para ambas.

'Siempre me ha fascinado esa superposición de vidas que se da en un edificio, ese conjunto de relaciones azarosas. En la película, el bloque de vecinos es el cuarto personaje', contaba la directora en Valladolid. No imaginen nada como el puzzle que Georges Pèrec describió en su fascinante novela La vida, instrucciones de uso. Con ella comparte la idea de hacer de un inmueble parisino un trasunto del mundo, pero poco más. Aquí el asunto está más cercano a un mejunje de heterodoxia filosófica de manual: ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Puede el arte dotar de sentido a la existencia? Estas son algunas de las preguntas implícitas a lo largo del metraje de El erizo.

'La película narra el viaje de dos personajes hacia la vida'

Sin profundizar más allá de ciertas recetas y metáforas como la del pez en la pecera, que apunta a la condición del hombre moderno, la película cuenta con encanto la historia de dos personas con miedo a vivir. 'Una se esconde y la otra quiere huir', explica la directora, que ha debutado como actriz en Edén al Oeste, de Costa Gavras. 'La película narra el viaje de dos personajes hacia la vida'.

Achache ha querido tratar temas complejos como la lucha de clases, el tupido mundo de las apariencias y la muerte con el tono poético que Muriel Barbery había depositado en su novela, que no es otra cosa que un himno a la vida para gente poco corriente.

 

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