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Cómo dar una mala noticia para lograr una buena

El sistema español de trasplantes presenta una tasa de negativas familiares del 15,2%, la más baja del mundo, gracias a la formación de los médicos y enfermeros. 

ANTONIO GONZÁLEZ

Las facultades de Medicina no enseñan a los médicos a comunicar malas noticias. Sin embargo, el hecho de que el profesional sanitario sepa trasladar a una familia de forma adecuada la noticia de la muerte de un paciente puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte de otro que espera recibir un órgano, además de un beneficio emocional indudable para los familiares del paciente fallecido.

La labor de los médicos y enfermeros que forman parte de las unidades de cuidados críticos es una de las piedras angulares que explica el éxito del sistema español de trasplantes de órganos, que presenta una tasa de negativas familiares del 15,2%, la más baja del mundo. Pero los expertos creen que todavía hay aspectos que mejorar en materia de comunicación. La decisión de una familia sobre si debe donar los órganos de un fallecido es el último eslabón de un proceso mucho más amplio que no tiene que acabar necesariamente en un trasplante, ya que sólo del 10% al 15% de las personas que fallecen en unidades de cuidados intensivos son candidatos a donante de órganos.

Seminarios

Según Manolo Serrano, formador del seminario que imparte la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) para futuros coordinadores de trasplantes y profesionales que trabajan en unidades de cuidados críticos, 'cualquier familia que ha perdido a un ser querido necesita, en esos momentos, apoyo y comprensión. Si hay una negativa a la donación hay que respetarla y seguir prestando apoyo a esa familia', agrega Serrano, cuyo seminario ha permitido formar a 5.500 profesionales españoles desde 1992 y ya ha dado el salto a varios países de Latinoamérica.

El problema de la comunicación empieza mucho antes de que un paciente fallezca y de que se plantee la posibilidad de que pueda ser donante. 'Una familia que crea que ha sido mal atendida en urgencias, o desde el primer contacto con el hospital, va a tener una predisposición hacia los profesionales viciada, mientras que si el profesional sanitario se encuentra con una familia agresiva o poco receptiva, va a crear también sus propias defensas', explica Serrano.

Serrano señala que, para un médico o un enfermero, comunicar la muerte de una persona conlleva 'una sentimiento de estrés y frustración', sobre todo teniendo en cuenta que en las facultades de medicina y en las escuelas de enfermería no se imparte una formación específica para afrontar estas situaciones. Esto motiva que exista una variedad de comportamientos entre los coordinadores de trasplantes, así como que todos realicen esta labor a tiempo parcial. De este modo, los hay que llevan 20 años siendo coordinadores, mientras que otros lo dejan y luego vuelven, e incluso algunos hospitales tienen rotaciones de dos o tres años.

Nuevos donantes

En España, el 8% de las donaciones procede ya de inmigrantes, tal como destaca Carlos de Santiago, responsable de los programas de formación para coordinadores de trasplantes del Hospital General de Alicante, que son referencia nacional e internacional y han permitido formar a más de 1.200 médicos en España y un millar más en otros países.

Aunque con los inmigrantes latinoamericanos no hay problemas con el idioma, en el resto de los casos 'la barrera idiomática es muy importante', así como la religión, explica el experto. Para solventar este problema, el Hospital de Alicante empezó a incorporar mediadores lingüísticos y culturales, lo que ha permitido rebajar la tasa de negativas de los extranjeros hasta igualarla a la de los españoles. Ahora, el modelo Alicante se está extendiendo al resto de España.

De Santiago explica que cuando comenzaron a hacer los cursos hace quince años la tasa nacional de negativas a la donación era del 27%, mientras que ahora es apenas del 15%, lo que resulta aún más significativo si se tiene en cuenta que desde 1992 la actitud de la población española ante la donación sigue siendo la misma. 'Hay que saber comunicar la muerte de una forma sensible, en un sitio digno y tranquilo, y después ayudar a la familia. Luego hay una opción libre que es la donación, pero no es el principal objetivo. De hecho, las familias nos ofrecen la posibilidad sin necesidad de pedírselo', concluye De Santiago.

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